Narrador interno. Monólogo

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-05-2023

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“Uno se ve en el espejo y se tutea incluso con confianza, el espejo no tiene marco, ni comienza ni acaba, o sí, sí tiene un marco primoroso dorado con paciencia y panes de oro pero la luna no es de buena calidad y la imagen que devuelve enseña las facciones amargas y desencajadas, pálidas y como de haber dormido mal, a lo mejor lo que sucede es que devuelve la atónita faz de un muerto todavía enmascarada con la careta del miedo a la muerte, es probable que tú estés muerto y no lo sepas, los muertos también ignoran que lo están, ignoran absolutamente todo. Se hace examen de conciencia y nada se aclara, no, tú no eres Napoleón Bonaparte, tampoco el rey Cirilo de Inglaterra al que asesinaron sus cortesanos metiéndole plomo derretido por el trasero igual que a un mono maricón, tú eres un piernas, un pobre hombre con la sesera llena de ideas gregarias, de ideas redentoras y que no conducen a lado alguno, para ser héroe hay que ser más humilde y sobre todo no saberlo, aquí todo se mueve a escala menor, en tu cabeza y fuera de tu cabeza, aquí todo es más doméstico y cotidiano, los héroes son muy domésticos y cotidianos hasta que un día sin que nadie pueda explicárselo, pasan a la historia y hartan a las familias, sí, a las familias, ¿te acuerdas de la gripe del 18, que diezmó las familias?, el recuerdo de la gripe del 18 (de la pérdida de Cuba de la semana trágica de Barcelona, de la huelga del 17, del desastre de Anual, de la dictadura de Primo de Rivera, del vuelo del Plus Ultra, del 14 de abril, de la revolución de Asturias) es el refugio de los presuntuosos hombres sin historia, tan fieros y ruines como los presuntuosos hombres con historia, tú te encaras con el problema y claro es no lo resuelves. El cuerpo de Inmaculada Múgica huele a rancio, el verdadero nombre de Inmaculada Múgica es Magdalena, no tiene apellido, tú crees que te despierta el olor, te duelen las piernas, el pecho y la cabeza pero también estás a gusto, vagamente a gusto, acariciándote el sexo con la mano, la alcoba huele a agrio, a seroformo y a café frío, los olores son todos buenos y malos al tiempo, les pasa como a los sonidos, en la taza de café agoniza una mosca, al principio aletea con violencia y…” 

San Camilo 36. Camilo José Cela Read the rest of this entry »

Narrador interno. Segunda persona

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-04-2023

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Estos dos fragmentos que siguen tienen en común la utilización de un narrador que interpela a un tú. Carlos fuentes, en Aura, y Adelaida García Morales, en El Sur, se sirven de ese tú para crear un diálogo en el que solo habla el yo.

Este narrador que se expresa en segunda persona va un poquito más allá que otros narradores porque parece buscar la complicidad del lector con la intención de hacerle vivir la vida del protagonista de la historia —sobre todo en el primer ejemplo—. Si optamos por este tipo de focalización, tenemos que asegurarnos de describir bien las escenas para que el lector se visualice dentro de ellas y además pensar bien en las reacciones que pueda tener para adaptarlas a sus emociones y pensamientos. Especialmente importante es la ambientación; un elemento de la narración muy exigente para el escritor. Read the rest of this entry »

Narrador interno: protagonista

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-03-2023

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Ejemplo 1

“Entré en la comisaría todavía con las rodillas de gelatina. Tropecé con el paragüero, con el cenicero y con el policía de guardia. Acostumbrado como estaba a las entradas en escena un tanto desairadas, me catalogó rápidamente:
—Señora, ¿ha perdido usted las gafas o la han atracado? Se lo pregunto porque, en el primer caso, debe ir a “objetos perdidos” y, en el segundo, al despachito de enfrente.
Me costó articular la respuesta:
 —Me han atracado, y vengo a poner la correspondiente denuncia.
Sus facciones se suavizaron. Yo era más víctima que una persona que sólo hubiese perdido las gafas. Me acompañó a un cuartito, donde un funcionario, con aspecto aburrido, ordenaba papeles.
—Comisario Martínez, aquí la señora para denunciar un atraco. —Martínez me señaló, con un ademán, un silloncito frente a su mesa y me animó a comenzar:
—Tranquila, señora, cuente las cosas lo más ordenadamente posible y no se apresure. Yo tomaré nota.
Suspiré profundamente y arranqué:
—Pues verá usted, iba yo a la compra como todas las mañanas. Al lado del supermercado hay un callejón casi desierto, que suelo tomar para acortar distancia. Allí, tras un gran cubo de basura, estaba el atracador. Era un chico joven, delgado, muy moreno y con pelo muy largo.
—¿Color de ojos? —preguntó Martínez.
—Negros, creo. Bueno, a lo mejor azules. O verdes.
—Déjelo, señora. ¿Altura aproximada?
—Era muy alto —dije yo— y, al ser tan delgado, parecía más largo todavía. ¿O era bajito…?
—Ha dicho joven. ¿De qué edad diría usted?
—Unos dieciocho a veinte años, o… treinta. Más de cincuenta no, desde luego.
—¿Puede describir su cara con más detalle?
Respiré un poco más calmada, y me concentré en una especie de retrato-robot: ojos oscuros, pómulos salientes, pelo largo y liso, nariz afilada, boca ancha y de labios finos… No estaba muy segura. Empecé a desdecirme.”
“Un atraco”, Tere Maset (alumna del Taller de Escritura Read the rest of this entry »

Narrador externo observador

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-02-2023

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Ejemplo 1:

        “El ascensor de un gran edificio dedicado a locales de negocios sube y baja toda la mañana. Hay un muchacho que lo maneja hábilmente y detiene la caja en los diversos pisos, según los deseos de los viajeros. A primera hora, ha entrado en el ascensor un caballero de elevada estatura. Viene de la calle con paso precipitado. Lleva una gran cartera de cuero, aparentemente llena de importantes documentos.
        Hay todavía poca gente en el ascensor. Éste va deteniéndose frente a diversos pisos y varias personas entran o salen de la caja.
        Mientras estos señores entran o salen, el importante caballero permanece impasible e inmóvil con su sombrero colocado.
       Al llegar a lo más alto del edificio, en el interior de la cabina, se encuentran únicamente el ascensorista y el caballero.
       ─¡Último piso!- anuncia el muchacho.
       Pero el caballero, con un signo condescendiente de su cabeza, le indica su propósito de permanecer en el interior del ascensor.
       El ascensorista acciona la palanca de mano y comienza el silencioso descenso.”

 Apólogos, Luis Martín Santos Read the rest of this entry »

Narrador externo: omnisciente

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 06-01-2023

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Ejemplo 1

A una señora silenciosa, que suele sentarse al fondo, conforme se sube a los billares, se le murió un hijo, aún no hace un mes. El joven, se llamaba Paco, y estaba preparándose para correos. Al principio dijeron que le había dado un paralís, pero después se vio que no, que lo que le dio fue la meningitis. Duró poco y además perdió el sentido en seguida. Se sabía ya todos los pueblos de León, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva y parte de Valencia (Castellón, y la mitad, sobre poco más o menos, de Alicante); fue una pena grande que se muriese. Paco había andado siempre medio malo desde una mojadura que se dio un invierno, siendo niño. Su madre se había quedado sola, porque su otro hijo, el mayor, andaba por el mundo, no se sabía bien dónde. Por las tardes se iba al café de doña Rosa, se sentaba al pie de la escalera y allí se estaba las horas muertas, cogiendo calor. Desde la muerte del hijo, doña Rosa estaba muy cariñosa con ella. Hay personas a quienes les gusta estar atentas con los que van de luto. Aprovechan para dar consejos o pedir resignación o presencia de ánimo y lo pasan muy bien. Doña Rosa, para consolar a la madre de Paco, le suele decir que, para haberse quedado tonto, más valió que Dios se lo llevara. La madre la miraba con una sonrisa de conformidad y le decía que claro que, bien mirado, tenía razón. La madre de Paco se llama Isabel, doña Isabel Montes, viuda de Sanz. Es una señora aún de cierto buen ver, que lleva una capita algo raída. Tiene aire de ser de buena familia. En el café suelen respetar su silencio y sólo muy de tarde en tarde alguna persona conocida, generalmente una mujer, de vuelta de los lavabos, se apoya en su mesa para preguntarle: ¿qué?, ¿ya se va levantando ese espíritu? Doña Isabel sonríe y no contesta casi nunca; cuando está algo más animada, levanta la cabeza, mira para la amiga y dice: ¡guapetona está usted, Fulanita! Lo más frecuente, sin embargo, es que no diga nunca nada: un gesto con la mano, al despedirse, y en paz. Doña Isabel sabe que ella es de otra clase, de otra manera de ser distinta, por lo menos. Read the rest of this entry »

La literatura como juego

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-12-2022

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Empieza por divertirte tú. Crea libremente, olvida la rigidez y la seriedad. Deshazte de los tópicos. Ponte retos a la hora de escribir, innova en el aspecto lingüístico. En esta ocasión, queremos potenciar tu carácter creativo de forma oulipiana.

Quizá te suene este vocablo. Se trata de un movimiento que surgió en los años sesenta del siglo pasado, pero que perdura y se mantiene muy vivo. Oulipo, ese es su nombre: “Ouvroir de littérature potentielle” o lo que es lo mismo: taller de literatura potencial, llena de posibilidades infinitas, hasta tal punto de que algunas de las fórmulas impuestas son combinatorias matemáticas.

Todo surgió a partir de la relación de un matemático, François Le Lionnais, y un escritor con formación científica, Raymond Queneau. Este ya venía escribiendo curiosidades, ahí tienes su libro Ejercicios de estilo. Libro que puede ayudarte mucho puesto que encontrarás en él una simple anécdota escrita de muchas maneras diferentes, ni más ni menos que noventa y nueve. Read the rest of this entry »

En torno a la novela. Tercera parte

Categoría (General, Taller literario) por Ana Merino y Ane Mayoz el 05-11-2022

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Seguro que más de una vez te has preguntado cuál es la diferencia entre el tema de una novela, la intriga y su trama. Ahora, vas a saberlo. Y no solo para que hables con conocimiento de causa cuando menciones la trama de la novela que acabas de terminar, sino también para que lo tengas en cuenta a la hora de escribir tu historia.

De una forma breve los podríamos definir así: El tema es lo que se cuenta. La intriga, los momentos que engloba la historia, y la trama, la forma en la que se articulan los elementos. La trama impone la estructura: muchos capítulos breves, un bloque entero sin división en capítulos, un bloque fragmentado en otros bloques de diferente extensión… Pero, como quizá todavía tengas algunas dudas, nos extenderemos en cada apartado.

El tema

Se define como la materia prima de la novela o del relato. Se desarrolla en motivos temáticos que son las situaciones elementales básicas, momentos mínimos de la narración que se unifican en torno al eje temático. Read the rest of this entry »

En torno a la novela. Segunda parte

Categoría (General, Taller literario) por Ana Merino y Ane Mayoz el 06-10-2022

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Si estás pensando en escribir una novela o reescribirla, hay una serie de puntos que debes tener en cuenta para conseguir que el mundo en el que se halla metido tu protagonista sea vívido y singular. Porque, no olvides, que por ese mundo se desplazará también el lector. Por lo tanto, es imprescindible tenderle un hilo conductor, es decir, organizar el material en una trama coherente, creíble y, si es posible, intensa. Una novela es un armazón; puedes hacerla más o menos compleja. Pero lo que debes crear es algo vinculado y continuo.

¿Te has planteado qué tipo de novela vas a escribir?

Existen novelas clásicas que están formadas por una organización de episodios encadenados que implica, además de personajes, temas que aparecen, desaparecen y reaparecen a lo largo de toda la obra.

También hay novelas más innovadoras que transgreden los aspectos tradicionales. La innovación podrá venir de distintos campos del lenguaje, de la sintaxis, del léxico: sintaxis libre, ruptura de la construcción lógica de la frase, modificaciones fonológicas, ruptura o unión de palabras, aproximación al ritmo poético… Lee La saga fuga de J.B. de Torrente Ballester y lo comprobarás. Read the rest of this entry »

La anagnórisis

Categoría (General, Taller literario) por Ana Merino y Ane Mayoz el 05-07-2022

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Tras este desconocido vocablo, se esconde un recurso literario que tú como lector y como escritor quizá lo hayas leído o lo hayas usado sin saberlo. Consiste en el descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad o su entorno, ocultos para él hasta ese momento. Esta revelación altera la conducta del personaje y modifica toda la trama.

Aristóteles, durante su estudio del drama griego clásico, alrededor del 335 a. C., escribió su influyente libro Poética. En él definió muchos principios narrativos que son tan efectivos hoy como lo fueron en la antigüedad, entre ellos este que comentamos: anagnórisis, que significa en griego «reconocimiento».

El filósofo griego sostuvo que, en la tragedia clásica, el momento de la peripecia era la instancia clave para la anagnórisis. En este contexto, entendemos por peripecia una circunstancia o un hecho que se caracteriza por traer al lector ciertos asuntos relacionados con una historia o un personaje en particular. Read the rest of this entry »

Realismo sucio. Segunda parte

Categoría (General, Taller literario) por Ana Merino y Ane Mayoz el 05-06-2022

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El realismo sucio no muestra las grandes pasiones desmedidas ni los sentimientos más elevados del espíritu humano, sino la vida en sus peores momentos, los pequeños incidentes cotidianos: una pelea matrimonial, una sensación de vacío, la charla de dos borrachos, un frigorífico que se estropea, una situación de paro prolongado, un incendio en la casa del vecino, la necesidad de vender un coche… Si sucede algo absurdo, insólito, grotesco o patético, es porque se ha producido un cambio momentáneo en la rutina; pero ese cambio no llega y los personajes vuelven a estar otra vez abandonados a su soledad.

En este modo de escribir relatos o novelas, no hay un final terminante, porque mientras los personajes sigan vivos, sus historias, sus conflictos y sus heridas nunca estarán cerrados. Y porque, además, esos problemas que se plantean en los relatos, reflejos de la vida real, no pueden tener una solución en el interior del libro, sino en el exterior: en la vida privada de los lectores. No se trata de tranquilizar conciencias y resolver problemas, sino de mostrarlos y dejarlos abiertos, para que los lectores intenten resolver en la realidad los conflictos planteados en la ficción. Read the rest of this entry »

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