Errores más comunes al escribir una novela

Categoría (General) por Ana Merino y Ane Mayoz el 05-09-2017

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Lo fácil es cometer errores, lo difícil encontrarlos. A la hora de corregir, ojo y mente avizores. He aquí un listado de consejos para enmendarlos:

Resulta beneficioso para la historia tener las ideas claras desde un principio, es decir, servirse de un esquema general que incluya los personajes, las escenas, los espacios… Aunque no importa si, en un momento determinado, nos ponemos a experimentar, la posibilidad de cambio debe existir, puesto que la novela no podemos verla como algo rígido.

Comúnmente las ideas suelen desbordarnos y, como nos parecen todas interesantes, pretendemos incluirlas. Esto no hace más que confundir al lector. Si queremos facilitar su labor, centrémonos en una o dos como máximo.

Adentrarse en la historia de la forma más acertada posible es el sueño de todos como escritores. Para que esto sea así, podemos ensayar varios comienzos alternativos; ayudará a aprovechar mejor todo nuestro potencial creativo y a escoger el ideal para cada historia.

Al diálogo hay que darle la importancia que tiene, que es mucha. Con el diálogo se individualiza al personaje, se le caracteriza mediante sus expresiones, sus muletillas… Si usamos los dialectos, intentemos que sea entendido por todos. Ahora bien, procuremos que las intervenciones no se conviertan en soliloquios, en largas parrafadas. Un diálogo debe ser fluido, debe poner a cada personaje en el sitio que le corresponde en la novela. El visualizar la hoja de papel como si fuera una imagen ayuda a comprobar si se está abusando de él, lo que indicaría pobreza de diálogo o todo lo contrario.

En ocasiones, cuando tenemos decidido quién será el protagonista de nuestra trama, otro personaje cobra importancia. Esto no es bueno que suceda, por lo que habría que enmendarlo cuanto antes decidiendo quién llevará el peso en la novela.

No se debe demorar la presentación del protagonista. La atención del lector al iniciar la novela es máxima, porque está ávido de introducirse en la trama y porque busca al personaje principal para identificarse con él y ubicarse en la historia. Por lo tanto, intentemos complacerle y así engancharlo. Para ello, vendría bien mostrar alguna emoción del personaje, así profundizaremos en él y crearemos expectación hasta su descripción completa.

Al llegar el final, el escritor pretende acabar cuanto antes con la historia, lo que hace que el lector encuentre ese final precipitado y no cierre el libro a gusto. Todo tiene su ritmo, su proceso. Mejor si tendemos a continuar escribiendo, aunque creamos que ya está acabada. De esta manera, la historia quedará mucho más redondeada.

Queremos que nuestro lector disfrute con la novela y se sumerja en ella. Para lo segundo, será necesario que la historia resulte verosímil, que durante su lectura no cuestione nada de lo que lea.

El reposo es conveniente para todos e imprescindible para la novela recién escrita. Con el fin de buscar esa distancia con la obra, deberemos esperar un tiempo para volver a leerla. Este alejamiento hará que seamos capaces de leer lo nuestro como si fuera de otra persona, con imparcialidad, para corregir todos los errores.

La insatisfacción con la obra escrita es algo muy común entre los escritores; siempre se puede mejorar. Por esto, hay que marcarse un límite al respecto. Una vez que la obra haya reposado y se haya leído varias veces en distintos momentos se puede pensar en dejarla definitivamente.

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