La inspiración y el estilo
Categoría (El libro y la lectura, El oficio de escribir, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 29-03-2016
Tags : Benet-grand-style, Escritor-en-estado-de-gracia, ingeniero.-escritor, inspiración-entusiasmo, metáforas-rebuscadas, naturaleza-caediza
Nos hemos atrevido a profundizar en el escritor Juan Benet (1927-1993). Sobre este “autor por horas” ―como él se autodefinía― que escribió tanto y que cultivó diferentes géneros (novela, relatos, ensayo, teatro…) existen miles de artículos, entrevistas… Pero tal vez no se conozca su afición a la pintura, su personalidad, su estilo singular… sepan que su nombre debe pronunciarse con el acento en la segunda ′e′. Y, por qué no decirlo, sus metáforas rebuscadas, su dificultad, su aridez y su complejidad de pensamiento.
Juan Benet era ingeniero (“una profesión noble, no como otras”, en su opinión) y tenía fama de antipático―aunque Javier Marías decía de él que “era el hombre más gracioso y encantador de la tierra”―. Pero aquí nos vamos a ocupar de su faceta de escritor, o más precisamente de ensayista literario con el libro que publicó en 1965 La inspiración y el estilo. Pensamos que para conocer a un escritor hay que leerle. De ahí que nos hayamos limitado a extraer fragmentos donde define y comenta estos dos pilares de la escritura.
El estilo proporciona el estado de gracia; a falta de otro término más específico es preciso buscar en el estilo esa región del espíritu que se ve en la necesidad de subrogar sus funciones para proporcionar al escritor una vía evidente de conocimiento que le faculte para una descripción cabal del mundo y que sea capaz de suministrar cualquier género de respuesta a las preguntas que en otra ocasión el escritor elevaba a la divinidad.
Lo que se acostumbra a llamar un estilo suele tener una raíz popular. Pero el estilo muere de viejo, alejado del pueblo. Su momento de mayor gloria coincide con frecuencia con su máximo alejamiento de las fuentes populares de donde nació.
En cambio el grand style es único: el mismo para el dios que para el aventurero; para que un pastor se dirija a un rey y se entienda con él sin necesidad de que el monarca descienda de su sitial. Puede que esa singular y elevada monotonía del estilo no tenga su origen también en el libro que más influencia ha tenido en la formación de todas las épocas nacionales: la Biblia. El mismo Nietzsche lo dijo: El gran estilo nace allí donde la belleza triunfa sobre lo monstruoso.
En nuestro país el gran estilo se define en la vaguedad, torpeza y falta de precisión. En Inglaterra, Italia o Francia ese estilo no falla nunca. En España ninguno de los grandes clásicos coincide en el tiempo o en la acción con ese gran estilo al que, por despecho o repugnancia, han renunciado voluntariamente para echarse en brazos del casticismo. Es cierto que en nuestra literatura no falta ese énfasis que tan cómodamente se confunde con la grandeza.
Estoy convencido de que una obra no puede contar con otro abogado defensor que con sus valores literarios, su estilo. Muchas novelas han dejado de interesar porque no tienen estilo, porque el estilo es, en parte, una manera cualitativa de conocer. No supieron dar a la información un valor permanente que mantenga el interés una vez que aquella había perdido actualidad. Nunca se dejará de leer Moby Dick porque lo que Melville dijo sobre el tema no dejará nunca de tener interés gracias a la forma que le dijo. Por tanto uno de los grandes temas del problema del estilo es que la cosa literaria sólo puede tener interés por el estilo, nunca por el asunto. El interés no puede radicar en la información en sí, sino en aquel estilo narrativo que haga permanentemente interesante un conocimiento que ha dejado de tener actualidad. El estilo no es más que un esfuerzo del escritor por superar el interés extrínseco de la información para extraer de ella su naturaleza caediza y confeccionarle otra perdurable.
El escritor que inició su carrera con los comentarios de actualidad llega en un momento a descubrir que se ha hecho poseedor de un estilo, es capaz de tocar cualquier futilidad para interesar al público. En definitiva, el estilo es un instrumento con el que puede acercarse a cualquier cosa para descubrir y extraer su interés.
La madurez supone casi siempre un estilo porque es el estado que comienza con la decisión de abandonar la búsqueda del vacío para dedicarse al pulimento de la herramienta (publicó su primera novela —tras ser rechazada por varias editoriales y varias veces reescrita— con cuarenta años). Durante los años de aprendizaje es la obra quien tira del escritor remolón para arrastrarle hacia su deber. En la madurez, es el escritor quien tira de la obra.
Una de las cosas que a la larga le suele sentar peor a una prosa es la innovación. Una cosa es renovarse, hacer que una cosa sea nueva siendo la misma y otra muy distinta es innovarse, alcanzar la novedad marcando las diferencias.
Los escritores griegos de la época helenística solían designar la inspiración con el término entusiasmo, con esto querían indicar que tenía una raíz divina. Es el regalo que los dioses entregan al hombre para ayudarle a conocerlos, ensalzarlos y temerlos. Así el escritor inspirado (entusiasta o endiosado) es quien por disponer de una visión más amplia que la usual es capaz de describir y ensalzar el mundo con más precisión, generalidad y firmeza que los hombres dedicados al estudio.
Haciendo uso de la analogía de la gracia es preciso concluir que el soplo divino sólo lo recibe el escritor que se halla en estado de gracia, un estado transpuesto que al tiempo que le despierta una sensibilidad y una receptividad hacia el mensaje de las alturas le embarga un cierto número de facultades que se demuestran innecesarias en ese acto.
Una composición lírica es la única obra literaria vigente en el momento actual que puede ser totalmente inspirada o derivada en su totalidad de un dictado de la inspiración. Hasta el Romanticismo o la Ilustración no se puso nunca en duda la existencia de una fuente de conocimientos y bellezas que acudía en socorro del poeta para mitigar los rigores de su carrera.
El escritor judío no tiene ni que investigar ni que novelar; es el puro narrador y su función única es la de cantar la gloria y el poder de Dios; y quiso dar a su libro el carácter de crónica verídica para atraer la atención, la fe y la credulidad del lector. Por esto el Antiguo Testamento tiene una sola intención, un único estilo y una única fuente de inspiración.
El contenido, las fábulas son un ejemplo de una inspiración dictada por una creencia, ceñida a un estilo insoslayable y limitado a una estricta concepción del universo que es la base del estado judío y de su legislación.
En la prosa sagrada es muy raro que un pasaje bíblico comience con “Una tarde…”. Estas dos palabras no prefiguran un estilo, pero sí adelantan un modo narrativo. Y es que de ellas arranca un estilo que tiende a la ficción frente a “Y aconteció…” que se corresponde con una intención dogmática y una voluntad histórica. El empleo del artículo indefinido de “Una tarde…” lleva a adueñarse del tiempo, de aquella tarde que por ser una entre millones no tiene una configuración propia, por lo tanto, al ser extraída del conjunto innominado e infechado pasa a pertenecerle en toda su extensión.
Hemos querido finalizar con una cita del autor que recoge sus dos facetas en las que se sustentó su vida: “Yo ocupo un tiempo actuando como ingeniero y jugando como escritor. Y, si bien parece que he alcanzado en el ejercicio de la profesión ingenieril un grado satisfactorio de madurez que me permite vivir gracias a ello, no puedo por menos de pensar que en cuanto a escritor nunca dejaré de ser irresponsable”.
Muy interesante. Gracias,.
Acabo de editar mi libro número 10; en realidad es un «librito» sin pretensión literaria, sólo es un relato de un ascenso al Volcán Callaquen en el sur de Chile.
Se los obsequio gustoso.
Envíenme su dirección y dentro del mes se los envío, sin costo.
Atte. Dr. Juan Zuchel Matamala.
Sobre el estilo hay una gran cantidad de páginas cuyos autores de sendos libros se han ocupado,como Gonzalo Martín Vivaldi en su obra CURSO DE REDACCIÓN, título muy modesto, habida cuenta de que es tan útil, como completo. Al respecto, Martín Alonso en su libro MANUAL DEL ESCRITOR, título muy, pero muy modesto también, dice que :» El estilo es la mayoría de edad del escritor. Tener estilo propio es una jerarquía social en el libro y en periodismo. Es poseer cierta razón vital que está por encima de lo ficticio y lo imitativo. Fuerza expresiva que crece y perdura, como la célula, por el mero hecho de ser vital e intransferible.»
Estimo que en pocas palabras Martín Alonso ha encerrado en uno solo, hartos conceptos.
Quizás, Nietzsche, como quiera que él decía estar escribiendo no para sus contemporáneos, sino para el hombre del futuro, de avanzada, pero que él no conoció, quizá se puede asimilar su concepto cuando afirma que el gran estilo nace allí donde la belleza triunfa sobre lo monstruoso.
Manu, saludos cordiales del Perú.
Interesante espacio, yo recién escribi un libro autobiográfico, suna editora salvadoreña, lo publico, pero nadie lo reviso.
Este espacio recién llega a mi, pero me parece muy valioso.
Mi Libro es: EMANCIPACION.
Para mi el estilo es que lo que escribas llegue al corazón del que lo está leyendo. Le remueva emocionalmente. Si no es así..da igual lo que escribas y el estilo que tengas.
El primer comentario desapareció de mis manos, alguien se lo
llevó.
Lo siento no puedo rehacer el comentario
Sea bienvenido Juan Benet, a mi mundo, mis páginas webs
Un escritor..de multiples talentos..y con ideas propias…creo que la prosa..no es facil.. tiene.que ser.profunda ..pero comprensible..y tener un punto en comun ..para complacer a tantas personas..a la ves…formo parte de un poemario..de 13 autores españoles. Se llama..reflejos 4..esta en amazon..y fue una buena experiencia..y ahora termine una novela y volvere a repetir la experiencia..que es una gran senzacion.si llegas aunque sea..a una persona..pero espero llegar a muchas!! Besotes y gracias.
Es muy cierto que el estilo es lo que hace inmortal a una novela, un ejemplo el Quijote, el asunto no tienen interés pero lo que perdura es la forma de contarlo. Hace años yo leía a Benet y aprendí mucho de él, decía » cuenta lo que debe saber el lector en el momento que interese» o lo que es lo mismo: racionarle la informacion, no contarlo todo de una vez. Este sistema lo use en mi novela «El cazador del arco iris» y me ha ido muy bien.
Son las seis y diez de la madrugada y estos con la tablet leyendo, me parece interesante. Lo siento tengo que dejaros he recibido una llamada telefónica, a esta hora te llaman cuando solo cuando se ha muerto alguien…
La inspiración y el estilo nos conduce a la originalidad, el señor Juan Benet, sin pronunciar la t , poniendo énfasis en la e como cafe, tiene un estilo muy propio, innovador, todo aquel que escribe, su tiempo esta expresado en horas, minutos, admirando su trayectoria dentro del campo de la literatura, ejemplo a seguir.
EL ESTILO ES EL ADN LITERARIO DEL ESCRITOR. LE PERTENECE SÓLO A ÉL EN LO REFERENTE AL USO DEL VOCABULARIO, LA SINTAXIS, EL DISCURSO NARRATIVO O POÉTICO, O DRAMÁTICO. ES SU SELLO PERSONAL
El estilo de un escritor es su oficio, su respiración, su conocimiento del tema y la manera, de acuerdo a su filosofía para tratar lo que escribe. Cualquier escrito debe contener fondo y forma,
Herodoto… Séneca… Cervantes… Francisco de Quevedo… . Víctor Hugo… Tagore… Curzio Malaparte… Emilio Zola… Mika Waltari… Juan Rulfo… García Márquez… En fin, todos aquellos privilegiados que desde el primer momento nos cautivaron y los adoptamos como nuestros maestros, lo hicieron, primordialmente, gracias a su estilo, aunque todos ellos tuvieron otras virtudes
Así pues, : Si lo que haces es digno de ser escrito, y lo que escribes merece ser leído, trascenderás. FBP
Muy bueno
Muy bueno e interesante. A los escritores nos pasan cosas parecidas.
Saludos
Creo que todos los escritores son muy interesantes mas alla de la profesion de que tengan y ejersan en su vida general.
Entonces con ese mismo criterio,no podrian leer ni entender ni a Facundo Quiroga ni a Borges( autores argentinos que son dificiles de entender y de interpretar, y no todos pensamos lo mismo ya que tenemos distintos viciones de la vida).
Y entonces a mis 44 años madure de una manera(en Argentina) y otros de la misma generacion de otra forma,y no con ese criterio quiere decir que esta mal lo que pensamos,lo que pasa lo que vivimos mas a nivel personal, laboral, social y economico depende mucho.
Tuve la extraña oportunidad de conocer a Benet. Creo que gozaba cuando alguien pretendía definir su estilo (novelístico). Sus ensayos son brillantes pero no obtrusos como su prosa. Hay mucho que aprender de él, indudablemente…pero sobre todo, de uno mismo.
en mi concepto, debe usarse vocabulario claro y fácil de entender por todo mundo, pues es triste leer una novela con un diccionario a un lado, un cuaderno para relacionar lo escrito, etc. es para disfrutar la lectura, y no escribir para otros, empiezo por escribir para mí y si para mi fué una lectura agradable y fácil lo será para otros, con la esperanza que también les guste.Gracias. Tayde Rdz. Gabarró
Pensamiento muy interesante para tenerlo en cuenta en todo momento, asì de èsta manera perdurarà cada obra escrita.
Muchas gracias Manu por sus comentarios. Me dejan siempre el deseo de profundizar en los temas y lo disfruto.
Saludos
Kalóniko