El papel de la Real Academia Española

Categoría (Cultura y democracia, General) por Manu de Ordoñana el 12-07-2011

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¿Cuál es el papel que debe cumplir la Real Academia de la Lengua para la conservación del idioma castellano? Si entras en su página web, encontrarás una explicación de en qué consiste su política lingüística panhispánica, escrita en un lenguaje enrevesado impropio de quien ha de velar por la pureza de la lengua y la claridad de expresión. En otra sección, te explica quién hace el diccionario y cómo se actualiza. Por cierto, esta pestaña es muy útil, ya que te permite encontrar la definición de cualquier palabra que figura en el diccionario, escribiéndola ─bien acentuada─ en una ventana que aparece arriba a la derecha, bajo el título: “Búsqueda por aproximación”.

Si tuviera que interpretar su contenido, diría que la Academia se compromete a dar a conocer las nuevas palabras que el vulgo utiliza en todas los países de habla hispánica y dar fe de cómo la lengua evoluciona, para uso y conocimiento de quien la utiliza. En ese sentido, no se trata pues de una institución mandona que impone su criterio, sino que se limita a estar atenta y registrar los movimientos.

Viene esto a cuento por la “Nueva Ortografía de la Lengua Española”, documento aparecido a finales del pasado año 2010, en el que la Academia sí que pretende regular la forma de escribir en castellano, tras un enorme esfuerzo para lograr una obra rigurosa, cercana y comprensible, con el objetivo de velar por el carácter unitario de la palabra escrita.

Como es lógico, el tal documento no ha dejado indiferente a la comunidad literaria, que se ha posicionado en los dos extremos del espectro. Para unos, se trata de una obra sólida, novedosa y bien fundamentada. Otros, por el contrario, expresan de forma apasionada su desacuerdo. Cualquier cambio ortográfico es una agresión a la libertad que afecta al hábito de escribir.

Recuerdo que hace unos cuarentas años o algo así, la Academia de la Lengua introdujo algunas modificaciones para simplificar la escritura y hacerla más didáctica. Entre otras cosas, quiso eliminar la “p” de las palabras que empezaban por “psico”, con lo cual psicología se convertía en “sicología” (a pesar de que algunos dicen que sicología es el tratado de los higos). Aquello causó un enorme revuelo entre escritores y periodistas “cultos”. La mayoría se negó a aceptar la nueva formulación y siguió empleando su inamovible “psiquis”, probablemente hasta el final de sus días, ya que en estos prados no crecen las amapolas. Hoy en día, aquello ya está totalmente olvidado y el DRAE admite las dos acepciones… incluso recomienda el uso de la “p” delante de la “s”, salvo en seudo (seudónimo).

Al parecer, la nueva ortografía no es de obligado cumplimiento, aunque sí establece una serie de normas que habrá que respetar, digo yo. La «y» se llama «ye» y no «i griega»; las letras CH y LL se anulan del abecedario; desaparece el acento en el adverbio «solo»; y también en los pronombres demostrativos «este», «ese» y «aquel». Lo que pretende la RAE es recomendar el uso correcto de la lengua escrita, pero, al final, yo supongo que cada escritor seguirá utilizando lo que realmente le venga en gana. Como tiene que ser. Que cada perro se lama su cipote… con perdón.

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