El reglamento de la ley Sinde aguarda el retorno de Ulises

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 06-12-2011

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El Gobierno del PSOE ha renunciado a desarrollar la llamada “Ley Sinde” que pretende regular en España la propiedad intelectual mediante el cierre de páginas web que vulneren los derechos de autor en los sectores de música, películas, videojuegos y libros, en los cuales la piratería ha alcanzado tasas tan exorbitantes que han encendido todas las alarmas.

Tras varios intentos fallidos a lo largo de 2010, la ley fue finalmente aprobada por el Gobierno en enero de 2011, con el acuerdo del PP y de CiU ─tras incluir una enmienda al texto original que reforzaba el papel de los jueces─ y ratificada en el mes de febrero del mismo año, primero por el Senado y finalmente por el Congreso, entrando en vigor el 6 de marzo con su publicación en el BOE, a falta tan sólo de la redacción de un reglamento para definir la composición de la Comisión encargada de recibir las quejas y solicitar al Juzgado el cierre de las páginas web bajo sospecha.

Pero el tal reglamento se ha hecho esperar. Tras recibir en noviembre el dictamen favorable del Consejo de Estado, el 2 de diciembre se celebró el penúltimo Consejo de Ministros del presente Gobierno y, aunque se anunció que la aprobación del reglamento estaba incluida en el orden del día, no hubo acuerdo. Varios ministros alegaron la inconveniencia de desarrollar una norma tan impopular en los estertores de su mandato, tras el varapalo recibido por el PSOE en las últimas elecciones del 20-N, además de plantear objeciones técnicas y filosóficas a su contenido.

El nuevo Gobierno del PP hereda esta patata caliente, cuyo proyecto encierra enormes dificultades legislativas, provoca un fuerte rechazo social y es esperado como agua de mayo por los empresarios del sector que, al borde del colapso, han visto caer sus ventas de forma continuada durante los últimos años. Así las cosas, es poco probable que el reglamento se apruebe antes de la primavera que viene. Asuntos bastante más importantes aguardan la llegada del nuevo ejecutivo. Que el oráculo ilumine sus mentes…

Por otro lado, me sorprende que no haya trascendido el texto del reglamento. Algunos aspectos de la norma ya fueron cuestionados por el Consejo general del Poder Judicial (CGPJ), como el procedimiento establecido para cerrar páginas de enlaces a material sujeto a derechos de autor. La doctrina que defiende el alto tribunal es que se puede perseguir judicialmente a quienes causan daño patrimonial a terceros, sólo cuando actúan con ánimo de lucro. Advierte además que los enlazadores no estarían vulnerando derechos de propiedad intelectual cuando reproducen, comunican o dan acceso a un sitio que permite la descarga gratuita de contenidos. Con esto, el CGPJ está diciendo claramente que no se puede perseguir a los propietarios de páginas web que sólo ofrecen enlaces, aunque es cierto que su informe es preceptivo pero no vinculante. Veremos lo que pasa.

 

La verdad es que el asunto es bastante grave. En el post del 27.11.11, veíamos que la tasa de piratería en el mercado del libro está casi en el 50% y con tendencia creciente. La irrupción de nuevos dispositivos de lectura a precios asequibles (en torno a los cien euros), no va a mejorar la situación, sino todo lo contrario. Si el precio de los e-books no se reduce por debajo de los 3 €, la mayoría de los usuarios dispondrán de un dispositivo de lectura y seguirán buscando la descarga gratuita en Internet. No sólo caerán las editoriales, las librerías, las empresas de distribución, sino que desaparecerán los buenos escritores, aquellos autores comprometidos con la verdadera democracia, capaces de enfrentarse con su palabra al Estado megalómano para, con sus relatos mágicos (como por ejemplo), mantener vivos los valores de justicia y libertad, hoy tan desprestigiados entre la clase dirigente. Quizá sea la literatura la única que nos pueda salvar de esa ola totalitaria que se otea en el horizonte, porque de pensadores e intelectuales poco cabe esperar.

El futuro de las librerías (2)

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 08-11-2011

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Decíamos ayer que el futuro de las librerías es incierto, al menos tal y como hoy está estructurado el negocio. Si entras en una librería de tipo medio, te encontrarás siempre con miles de libros expuestos en estanterías monumentales a la espera de que un lector incauto se digne fijarse en alguno, lo extraiga de la hilera y lo hojee. Pero este acto no es definitivo, no se traduce en una compra: la mayoría de las veces lo devuelve a su lugar primigenio con un gesto reprobatorio para justificar su albedrío, si presume que un empleado lo está observando con el rabillo del ojo.

Probablemente, la rotación de existencias en una librería tradicional sea de las más bajas que existen en el ámbito empresarial y eso tiene un coste financiero que no siempre se valora. No digo que todo ese gasto sea por cuenta del librero, quizá se reparta entre toda la cadena: editor, distribuidor y punto de venta. Pero eso no evita que a uno eso le parezca un procedimiento irracional. La única forma que existe para financiar ese sobrecoste es subir el precio para incrementar el margen. Eso es lo que se ha hecho, ése ha sido el error. Al final, el libro no deja de ser un producto de consumo y no un artículo de lujo.

En un escenario de superproducción ─cada vez se editan más títulos y se venden menos libros─, junto a una contracción de la demanda, el librero ha de incidir en su función de valorar, filtrar y aconsejar a sus clientes, algo que muy pocos hacen. Y no sólo eso. Debería de asumir también la labor de enseñarles a descargar un e-book, a comprarlo en Internet y a verlo en cualquiera de los dispositivos de lectura, es decir, incorporar el libro digital a su tienda como un complemento al libro impreso, en un afán de cambiar los hábitos de lectura ─y de aprendizaje: quizá eso sea lo más importante─, lo que probablemente para algunos será una herejía. Por eso, hablamos de una nueva definición.

Una librería que se limite a mantener el modelo actual tiene ese futuro incierto del que hablábamos al principio. Tendría que especializarse, reducir el número de volúmenes expuestos, limitarse a mantener existencias de los más vendidos y, al mismo tiempo, garantizar la disponibilidad de cualquier título en un plazo máximo de 24 horas, para lo cual tendría que contar con el soporte de un distribuidor local con reparto expreso, a la manera en que funcionan las centrales farmacéuticas.

Se trataría de que el librero creara una red social en la que él expusiera sus opiniones sobre las últimas novedades, recomendara los títulos más sugestivos en cada género y tuviera una comunicación interactiva con sus abonados ─lo cual le permitiría conocer sus aficiones─, un núcleo de clientes cautivos que convendrían en utilizar ese canal para adquirir el libro cuyo contenido les ha atraído y de hacer el pedido, cualquiera que fuere el formato, para recogerlo en la tienda si es físico ─con ese plazo de 24 horas, si no lo tiene en stock─, o para descargarlo de la red si es digital, en ambos casos, a través de su sitio en Internet.

¿Sabías que el 36,6% de las librerías tienen web propia (aunque supongo que muy pocas estarán concebidas como redes sociales)? ¿Sabías que el 20% de los que compraron un libro en 2010 consultaron en Internet antes de hacerlo? Pues este porcentaje es todavía pequeño, ya que el ROPO (Research Online Purchase Offline) supone un 60% de las ventas de productos de gran consumo, es decir, un 60% de la gente elige antes el producto en la red y lo compra luego en su establecimiento favorito, frente a un 20% que lo hace directamente online (tienda virtual) y otro 20%, exclusivamente offline (tienda física). ¿Se llegará con el libro a esos porcentajes?

La biblioteca pública y el e-book

Categoría (El libro digital, General) por Manu de Ordoñana el 24-10-2011

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Aunque los resultados son todavía parcos, es evidente que el hábito de lectura en dispositivos electrónicos crecerá de forma progresiva en los próximos años. La pregunta que toca responder ahora es: ¿Cuál ha de ser el papel de las bibliotecas públicas en el préstamo de libros? ¿Deberá de mantener el préstamo exclusivo de libros impresos o deberá extender su ámbito al e-book? Porque se oyen algunas  voces de personas vinculadas al mundo de la cultura que rezongan por tal iniciativa.

Desde hace más de un año, la red de Bibliotecas de Donostia-San Sebastián, la ciudad donde yo vivo, ofrece a los socios el préstamo de libros electrónicos, para lo cual adquirieron 33 e-readers con 594 obras en español, 69 en euskera y 50 en inglés, libros todos de dominio público, es decir, libres de derechos de autor. Los usuarios pueden disfrutar del artilugio durante 21 días. El éxito ha sido rotundo y siempre hay lista de espera.

La biblioteca pública tiene que ser uno de los instrumentos más útiles para la difusión de la cultura. Los gobiernos han de garantizar a todos los ciudadanos el acceso al conocimiento a través de una gama de servicios que abarquen todas las ramas del saber, para lo cual la biblioteca es el espacio de aprendizaje idóneo y el lugar de encuentro más apropiado para el intercambio de ideas, sin limitaciones, con total libertad de expresión. Por eso, las bibliotecas públicas deben replantearse su papel, admitir los nuevos recursos que aporta la tecnología, animar al público a cambiar su comportamiento, alentar el uso de las redes sociales para hacer cautivos a los lectores, si no quieren ser fagocitadas por entidades tan potentes como Google o Amazon, que están al acecho y saben bien lo que quieren.

El préstamo bibliotecario digital es, como dice Peter Brantley (autor de un artículo en inglés sobre el préstamo de ebooks), un asunto B2C ─”Business to Consumer”, expresión inglesa que se podría traducir por “del negocio al consumidor”─ un negocio que corresponde a sus legítimos beneficiarios: editores, bibliotecas y lectores.

Mientras tanto, os recomiendo que leáis el interesante informe elaborado por Pura Fernández y José Antonio Millán titulado “Experiencia con préstamo de e-books en bibliotecas”, de entre cuyas conclusiones hemos seleccionado las más relevantes:

  • Los usuarios, incluso los adolescentes, creen en la coexistencia de papel y e-book, pero echan de menos las cualidades sensoriales, espaciales y de intervención del papel..
  • Aprecian los aspectos prácticos del e-book: ligereza, capacidad, etc. que lo convierten en un aliado de la vida urbana, sobre todo en el transporte público, pero se le reprocha ser lento y de manejo poco intuitivo, además de tener frecuentes paradas.
  • Los lectores ven al e-book como algo frágil y delicado, sólo idóneo para lectura ligera: novelas, biografías, etc.
  • Encuentran numerosos problemas con las descargas, el DRM, los formatos disponibles, y en general con la mecánica de obtención de las obras.
  • Perciben también problemas con la calidad de los textos: erratas, faltas de ortografía y puntuación, así como mala respuesta al zoom.
  • Los usuarios de las bibliotecas ven con buenos ojos que se les presten dispositivos: creen que así se acabarían las listas de espera con los libros más populares.
  • Hay usuarios que ven esta experiencia en el camino de “una biblioteca digital con perspectiva social”.

Amazon se instala en España

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 23-09-2011

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El éxito de Amazon en el mercado del punto.com ha sido fulgurante en los tres últimos tres años. Si en 2010 cerró el ejercicio con unas ventas de 34.200 millones de US$, las de 2011 van a rebasar ampliamente los 45.000. Su historia se remonta a 1994, cuando la empresa se creó en Seattle, en el estado de Washington (EE.UU), con la venta por Internet de libros en papel, CD’s y películas en DVD para convertirse con el tiempo en un verdadero hipermercado en el que es posible encontrar cualquier tipo de producto, a un precio difícil de mejorar.

El beneficio de Amazon es tan sólo de 191 millones de US$, apenas un 0,56% sobre la facturación, lo que indica que opera con márgenes reducidos y que amortiza de forma acelerada las enormes inversiones que está realizando para adquirir contenidos y expandir su red comercial.

Así el pasado 15 de septiembre, Amazon inauguró su portal en lengua castellana, aunque por el momento sólo para vender objetos físicos: libros; cine, TV y música; electrónica, informática. Videojuegos, juguetes, pequeño electrodoméstico; relojes. Durante los últimos meses, la compañía ha estado comprando libros a los distribuidores españoles para ofrecerlos en la web. Muchas editoriales han aceptado la propuesta, incluidos libros escritos en otras lenguas y traducidos al castellano, lo que seguramente les vendrá de perillas para aligerar sus stocks y mejorar la tesorería.

Si entras en amazon.es, descubrirás la enorme dimensión de su biblioteca: dos millones y medio de títulos, de los cuales 300.000 son en castellano, 45.000 en catalán, 18.000 en euskera y un número no determinado en gallego. En el apartado de películas, la tienda online dispone de 130.000 DVD y lo mismo ocurre con el resto de productos.

En cuanto a los precios, vamos a fijarnos en los que ofrece para tres de los bestsellers que han figurado entre los más vendidos en los últimos tiempos, libros que hemos tenido que pagar en su momento alrededor de 25 € en las librerías:

Es curioso constatar cómo un mismo título puede tener precios diferentes, en función de la editorial y de los atributos del libro (calidad de papel, formato, número de páginas, tapa blanda o dura). En cada referencia, te indica el número de ejemplares disponibles, lo que demuestra que Amazon ha hecho acopio de existencias, comprando restos de serie a editoriales, distribuidores y librerías de cierta dimensión.

Los costes de envío son también moderados, en torno a 2,50 € para un ejemplar, con el incentivo de que el porte es gratuito para compras superiores a 19 €. Con una suscripción a Amazon Premium que cuesta 14,95 € al año, te garantizan el envío gratuito en 2-3 días laborables. Supongo que ya sabéis lo que cobran por el transporte los distribuidores españoles que venden libros por Internet.

La verdad es que Amazon no ha inventado nada nuevo, sólo ha hecho las cosas bien, bastante mejor que los que tenían hasta hoy el dominio del mercado español.

El escritor diletante ante la revolución digital

Categoría (General) por Manu de Ordoñana el 19-09-2011

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Decía en el artículo anterior que el libro digital va a ser una oportunidad para el escritor diletante. Me explico. Lo primero de todo es comprender que el e-book se va a imponer al libro impreso, su victoria es incuestionable, aunque el tránsito no va a ser tan rápido como algunos pretenden.

Piensa que, en poco tiempo, los libros de texto serán todos electrónicos, que los niños van a aprender a leer en un e-book, que van a poder alquilar el libro de texto digital que necesita, con un ahorro de hasta el 80% del precio de la obra, que van a graduarse tras haber convivido quince o veinte años con un tablet de mayores o menores prestaciones. ¿Crees que un joven de los años treinta, o de mediados de siglo, con ese bagaje, va a comprar alguna vez un libro? Lo dudo. Para él, el libro impreso será una rara avis, un artilugio que igual se atreve a adquirir para decorar el salón de su casa y mostrarlo a sus amistades como si fuera un preciado códice del siglo XIII. “El libro como elemento decorativo” puede ser un buen título para un próximo artículo.

En tales condiciones, la mayoría de los lectores van a disponer de un e-reader y van a poder descargar de la nube su novela preferida, por un tiempo determinado, el suficiente para leerla mediante el pago de un importe asequible a cualquier bolsillo. Al mismo tiempo, van a aparecer multitud de plataformas a las que el escritor podrá acceder para subir su obra, sin pagar nada, con la propina de recibir un canon cada vez que un lector la descarga a su PC.

Ésta es la idea que intento transmitir, creo que con escaso éxito. Recibo en este blog numerosos comentarios de escritores diletantes que han escrito su primera novela. Todos preguntan lo mismo: ¿qué tengo que hacer para publicarla? Están pensando en el papel, ninguno en lo digital. Tendríamos que cambiar nuestra mentalidad y, desde el momento en que cogemos la pluma para escribir la primera página, pensar que el e-book es la única vía que se nos abre para que llegar al gran público. Olvídate de buscar un editor, no lo vas a encontrar. Concentra tus esfuerzos en situar tu libro en una biblioteca digital, en muchas bibliotecas digitales, y gasta tus energías en promocionarlo en la red: es mucho más sencillo.

La Biblioteca Digital Mundial

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 08-09-2011

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Hace un par de años, la Unesco lanzó a la red la Biblioteca Digital Mundial (BDM), un servicio que te da acceso gratuito, a través de Internet, a determinados fondos de las grandes bibliotecas internacionales y te permite descubrir los tesoros culturales de todo el mundo: Manuscritos, mapas, libros poco comunes, partituras musicales, grabaciones, películas, grabados, fotografías y dibujos arquitectónicos. Las herramientas de navegación y las descripciones de contenidos están disponibles en árabe, chino, inglés, francés, portugués, ruso y español, pero los documentos se ofrecen en sus idiomas originales.

La BDM incluye 2726 artículos clasificados por países, épocas, temas y clases de artículo e institución colaboradora:

  • América del Norte: 199
  • América Latina y el Caribe: 340Europa: 1124
  • África Septentrional y Oriente Medio: 529
  • África: 161
  • Asia Meridional y Asia Central: 92
  • Asia Orienta: 187
  • Asia Sudoriental: 54
  • Oceanía y Pacífico: 40

Entre los múltiples vestigios culturales que contiene la BDM figuran reproducciones antiguas de caligrafía china, árabes o persas, códices precolombinos y los primeros mapas de América dibujados por Diego Gutiérrez para el rey de España en 1562. Es curioso un cortometraje realizado por los hermanos Lumière en 1986 sobre la Semana Santa en Sevilla y escenas de una corrida de toros, así como una de las primeras grabaciones de la Marsellesa, hecha entre 1898-1900, por Henri Lioret (1848-1938), un relojero de profesión que perfeccionó la técnica del aro servilletero que se utilizaba para hacer hablar a las muñecas y conseguir grabar y reproducir sonido.

Es un auténtico regalo que nos brinda la Unesco para dar a conocer en versión digital el Patrimonio de la Humanidad. Disfruta sin prisa de estas reliquias y, si puedes, procura convencer a los más jóvenes para que accedan a este sitio y descubran la riqueza cultural que exhibe sobre las distintas civilizaciones que han hecho posible el mundo en que hoy vivimos.

El depósito legal de un libro

Categoría (Derechos de autor, General, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 12-08-2011

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El pasado 29 de julio de 2011, el Boletín Oficial del Estado publicó la ley 23/2011 que regula el depósito legal de las publicaciones de todo tipo reproducidas en cualquier clase de soporte y destinadas por cualquier procedimiento a su distribución o comunicación pública, sea ésta gratuita u onerosa. El libro impreso en papel, cualquiera que sea su forma, es objeto de este depósito legal, esté o no destinado a la venta.

La ley establece que la obligación de constituir el depósito legal corresponde al editor si tiene su domicilio en territorio español, cualquiera que sea el lugar de impresión, y si no, el productor o impresor que lo tenga.

En este momento, me entra una duda. He repasado las definiciones que utiliza la ley y no veo ninguna referencia a la palabra “autor”, sólo aparecen: “editor”, “impresor” y “productor”:

Editor: Persona natural o jurídica que, por cuenta propia, elige o concibe obras literarias, científicas y en general de cualquier temática, y realiza o encarga los procesos industriales para su transformación en libro o en otro recurso, cualquiera que sea su soporte, con la finalidad de su publicación y difusión o comunicación.

Impresor: Persona natural o jurídica que, contando con las instalaciones y medios técnicos necesarios, se dedica, exclusiva o principalmente, a la realización e impresión de libros en papel o en cualquier otro soporte susceptible de lectura.

Productor: Persona física o jurídica que asume la iniciativa, la coordinación y el riesgo económico de la producción de obras y contenidos sonoros, visuales, audiovisuales o digitales.

Aunque la definición de “editor” no es nada clara (a mi juicio, el término “concibe” es ambiguo), sí se puede deducir que el depósito legal no corresponde en ningún caso al autor. ¿Y eso qué significa? Pues que tú, autor diletante que has escrito un libro, no tienes ningún derecho de propiedad sobre la obra que has escrito.

Por lo tanto, te recomiendo que, al terminar la redacción, te vayas a la delegación de Cultura de la Comunidad Autónoma en que vivas y lo inscribas en el Registro de Propiedad Intelectual (antes de ir, rellena el impreso de este enlace). Te costará algo así como 12 €. Si luego alguien publica el libro y obtiene el depósito legal o el ISBN a su nombre, no te preocupes: la titularidad de la obra te corresponde a tí. Si no lo haces, igual dentro de unos años, aparece un libro o una película que incluye un episodio o una escena similar al que tú escribiste y no tendrás ningún derecho a reclamar a su productor por copia o plagio. No es la primera vez que un autor consagrado, que forma parte del jurado de un concurso literario, ha utilizado material de una obra presentada y no premiada.

La venta de libros online. Transversalidad de contenidos

Categoría (El libro digital, General, Marketing para vender libros) por Manu de Ordoñana el 26-07-2011

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Una plataforma transversal de contenidos digitales es un lugar en el que uno puede descargar piezas de ocio de diferente naturaleza como libros, música, películas o videojuegos. Las plataformas de este tipo más conocidas en el mercado son Amazon, Google y Apple, aunque las dos primeras son quizá sólo conocidas por su oferta de libros. Hace tres semanas, Google+ lanzó su red social que ya tiene más de veinte millones de usuarios y prepara el próximo lanzamiento de su propia plataforma de juegos online. Pero también se podrían añadir otras dos:

  •  TheCopia.com, que ofrece hoy en día libros pero que próximamente comercializará música, revistas, prensa, series de TV y cine.
  • Telefónica, que ha mostrado su interés en participar en este negocio, ya que tiene mucho sentido ofrecer a sus clientes todo tipo de contenidos transversales a través de sus canales.

Javier Celaya, en un reciente artículo aparecido en su blog dosdoce.com, opina que cuanto antes asumamos que la lectura compite con la música, el cine, la TV o los videojuegos como opciones de entretenimiento, mejor futuro tendremos como usuarios en la nueva sociedad digital. Las tiendas online que han formado las editoriales parecen no haberlo entendido así…

La transversalidad de contenidos culturales y de ocio tiene muchísima lógica en Internet. Las personas consumimos diferentes contenidos culturales a lo largo del día: escuchamos música, hojeamos un periódico o revista, vemos una serie de TV o película o leemos un libro. Ofertar todos estos contenidos a través de una misma plataforma simplifica el proceso de compra a los usuarios y por tanto incrementa su consumo, como indican los más de 1.500 millones de descargas de todo tipo de aplicaciones en la plataforma de Apple.

Más contenidos transversales atraen a diferentes públicos con diversas afinidades. En cualquier negocio basado en Internet, más público es igual a más tráfico, lo que conlleva un mayor potencial incremento en los ingresos por transacción. Nada nuevo en economía, tan sólo simplificado y amplificado en formato digital.

Puede que todo esto sea cierto, pero yo discrepo. A mí me asusta meterme en esos portales que venden de todo; me pierdo y no sé encontrar lo que quiero. Temo además pedir cosas que no deseo. A veces porque me equivoco y otras porque soy un comprador algo impulsivo. No tocar el producto y pagar con plástico son dos cosas que me aturden y me hacen pulsar la tecla “Confirmar” sin tener plena conciencia de que me convienen.

Por otra parte, desde el punto de vista del escritor que quiere vender sus libros en Internet, el figurar en una enorme lista de cientos de miles de libros no garantiza ni mucho menos el éxito, aunque supongo que aquí también, para estar en los primeros lugares, existirá una técnica… o una tasa a pagar que tampoco te asegura nada. Yo sería más partidario de una tienda online especializada en autores no consagrados, seleccionados con algún criterio y no muy numerosos, nunca más de quinientos, quizá doscientos o trescientos, un solo título por autor, precio único para cada descarga (¿qué tal 1 €?), con objeto de concentrar todos los recursos en la promoción del portal, más que de los autores, y que sea el mercado el que decida. Tú, escritor diletante, ¿no estarías dispuesto a arriesgar 100 o 200 € en tal proyecto?

Algo huele mal en la SGAE

Categoría (Derechos de autor, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 04-07-2011

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Hace algún tiempo, hablamos en esta página web de la SGAE, la Sociedad General de Autores y Editores, una entidad sin ánimo de lucro especializada en el segmento audio-visual, cuya misión es gestionar el canon digital ─es decir el impuesto que los fabricantes y distribuidores de equipos y soportes electrónicos han de pagar al Estado por poner en el mercado artilugios que permiten la descarga gratuita de contenidos─ para luego redistribuirlo entre sus asociados en concepto de derechos de autor.

Pues al parecer varios miembros de su equipo directivo han sido detenidos, acusados de un posible desvío de fondos en la filial digital de la sociedad. La Guardia Civil ha detenido al presidente del Consejo de Administración, Teddy Bautista, al director financiero de la entidad, Ricardo Azcoaga, y al director general de la citada filial, José Neri.

El juez de la Audiencia Nacional les dejó en libertad ayer tras tomarles declaración, a pesar de imputarles dos delitos graves como administración fraudulenta y apropiación indebida, al haber creado alrededor de la SGAE una serie de compañías vinculadas a alguno de estos directivos, que se habrían podido beneficiar de la actividad de la empresa matriz. La práctica totalidad de las compañías son sociedades limitadas, es decir, sí tienen ánimo de lucro. Y su facturación procede básicamente de servicios prestados a la SGAE que ésta paga con el dinero que percibe  de la recaudación por derechos de autor. La Guardia Civil estima que lo presuntamente sustraído asciende a unos veinte millones de euros. Los imputados se enfrentan a penas de prisión de hasta diez años.

A finales de 2009, la SGAE contaba con 91.000 asociados, 3.385 más que en 2008, con un repertorio de cinco millones y medio de creaciones. La recaudación alcanzó la cifra record de 377,2 millones de euros, un 10% más que el años anterior.

Teddy Bautista (Las Palmas, 1943) lleva 34 años en la SGAE, es miembro de su junta directiva desde 1982 y preside su consejo de Administración desde 1995, con el apoyo generalizado de los asociados, aunque su lucha por el cobro universal de derechos y su postura radical en defensa de la propiedad intelectual de los autores les haya costado numerosas críticas. La gestión de Bautista se ha visto respaldada una y otra vez en las urnas, pero ha sido cuestionada públicamente por el cobro de derechos en determinados eventos de carácter público y/o benéfico (por ejemplo, su pretensión de que las peluquerías paguen un canon si ponen música en sus establecimientos), así como el canon digital y las descargas por Internet.

Algunos expertos en Propiedad Intelectual ya habían advertido que la SGAE carecía de transparencia y control por parte del Estado y que la democracia interna de la sociedad no era perfecta ni mucho menos, ya que menos del 10% de sus socios tenía derecho a voto en La Asamblea General. En las elecciones del pasado 30 de junio de 2011, tan sólo 8.271 socios fueron llamados a las urnas, obteniendo la candidatura que preside Bautista el respaldo mayoritario.

No es la SGAE una entidad que goce de estima popular ni parecen decentes los medios que el Estado le reconoce para recaudar los fondos que necesita a fin distribuirlos entre sus asociados por una fórmula que la junta directiva no ha rebelado nunca. Pero si encima su cúpula está asociada a sindicatos del crimen, ese sentimiento de rechazo va a salir reforzado y millones de agraviados van ver confirmadas sus sospechas de que algo huele mal, muy mal, alrededor de la SGAE. Veremos cómo termina…

Adquirir notoriedad. Presentar el libro en público

Categoría (General, Marketing para vender libros, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 24-06-2011

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En ese afán de adquirir notoriedad para vender tu libro, una fórmula que puede resultar eficaz es dar una conferencia para presentarlo en algún lugar señalado que tenga relación con tu persona o con el contenido de la obra. El meollo suele estar en conseguir que acuda un mínimo de público interesado, quizá una treintena de personas, para superar los cuarenta o cincuenta oyentes, contando con la asistencia de un grupito de familiares y amigos. No siempre es fácil.

Es conveniente que alguna persona de prestigio haga la presentación y actúe como moderador. Quizá el presentador tenga más capacidad de convocatoria que tú como autor (¿No te gustaría que Iñaki Gabilondo presentara tu libro en el Círculo de Bellas Artes, como lo ha hecho con “Memoria de Euskadi” de María Antonia Iglesias”?) .

Elige bien, hazlo con tiempo y procura que los medios (prensa, radio y si es posible, la televisión local) hablen del evento en el momento oportuno, dos o tres días antes, no el mismo día. No está de más que el promotor se encargue de imprimir unos carteles (como éste de Machado) anunciando el acto y repartirlos en tiendas y establecimiento afines. También tarjeras de invitación que tú mismo puedes distribuir entre tus amistades, en las tiendas de tu barrio, en tu lugar de trabajo…

Yo he dado tres conferencias para presentar mi novela “Árbol de sinople”:

  • La primera en Donostia-San Sebastián, organizada por la Biblioteca Municipal y la asociación de libreros de Gipuzkoa. Acudieron algo más de cincuenta personas. No vendí ningún libro porque no está permitido, pero me consta que las librerías sí lo hicieron en los días posteriores.
  • La segunda fue en Azkoitia y la tercera en Mutriku, lugares en los que nacieron y vivieron los protagonistas de la novela, a finales del siglo XVI. Asistieron cerca de cuarenta personas y vendí directamente entre diez y quince ejemplares a un precio rebajado en cada sesión, además de otros veinte o treinta en las librerías en que dejé el libro en depósito.

Es muy posible que la mitad de los ejemplares que he vendido ─es decir 150 de 300─se puedan atribuir a estos tres acontecimientos que los propios ayuntamientos organizaron, sin que yo haya tenido que realizar más esfuerzo que el de hablar con los responsables del área de cultura y, claro está, preparar el contenido de la charla.

Ya sé que a muchos de vosotros, escritores diletantes, os horroriza todo esto del marketing, de promocionar tu persona, de salir en los medios. Pero si quieres tener un poco de éxito, no tienes más remedio que hacerlo, a no ser que seas un fuera de serie. Los escritores tenemos que estar convencidos de que lo que hacemos es importante y que merece la pena hacer un esfuerzo para que el público conozca nuestra novela, quizá un esfuerzo tanto o más importante que el de escribirla. Si no lo estás, olvídate, no pierdas el tiempo… o escribe simplemente por placer, sin ningún afán de divulgar lo que has creado. Tampoco está mal, pero sé consciente.

https://serescritor.com/