El azar y la creación artística

Categoría (El mundo del libro, Estafeta literaria, General) por Manu de Ordoñana el 25-02-2011

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Si alguien es capaz de demostrar la autoría original de una combinación de elementos, ya sean escritos, sonoros o visuales, adquiere la propiedad de tal hallazgo y puede inscribirla en el Registro de Propiedad Intelectual. A partir de ahí, nadie la puede utilizar sin su consentimiento. En ese sentido, la ley protege el monopolio del artista y limita la libertad de expresión, ya que excluye a los demás del uso de esa producción, lo que supone una buena porción de palabras, melodías o imágenes que reduce la capacidad creativa del que viene detrás.

Llegado a este punto, conviene hacer la siguiente pregunta: ¿Es lógico que se considere propiedad intelectual un conjunto de elementos que pueden originarse al azar, sin necesidad de intervención humana?

Ya Borges (Otras inquisiciones. Nota sobre Bernard Shaw) ponía el dedo en la llaga, en 1951, cuando escribía lo siguiente: “A principios del siglo XIX, John Stuart Mill temió que se agotara algún día el número de combinaciones musicales y no hubiera lugar en el porvenir para indefinidos Webers y Mozart. A finales del siglo XIX, Kurd Lasswitz jugó con la abrumadora fantasía de una biblioteca universal, que registrara todas las variaciones de los 25 símbolos ortográficos, o sea, cuanto es dable expresar, en todas las lenguas”.

Claro que su respuesta a tal disquisición metafísica fue totalmente racionalista: “Quienes practican ese juego ─advierte Borges─, olvidan que un libro es más que una estructura verbal o que una serie de estructuras verbales: es el diálogo que entabla con su lector y la entonación que impone a su voz y las cambiantes y durables imágenes que deja en su memoria… la literatura no es agotable, por la suficiente y simple razón de que un libro no lo es. El libro no es un ente incomunicado: es una relación, es un eje de innumerables relaciones. Una literatura difiere de otra, ulterior o anterior, menos por el texto que por la manera de ser leída: si me fuera otorgado leer cualquier página actual ─ésta, por ejemplo─ como la leerán el año 2000, yo sabría cómo será la literatura del año 2000”.

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