En defensa del libro impreso. Los puntos de venta

Categora (El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 09-05-2012

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Son numerosos los foros en los que se anuncia la desaparición del libro impreso y el incierto porvenir que le espera a la novela. Se asocian así dos hechos que, a mi juicio, no están relacionados de ninguna manera. Una cosa es el formato y otra diferente el contenido, si bien existe alguna influencia, como ya se ha dicho en artículos anteriores de este blog. Es éste un pequeño alegato en defensa del libro impreso, de la necesidad que tiene el sector de reconvertirse para sobrevivir al embate de las nuevas tecnologías. Empezaremos por los puntos de venta.

Es evidente que los canales de venta tradicionales del libro están tocados. Estamos viendo cómo se produce el cierre de algunas librerías ubicadas en los lugares más céntricos de la ciudad ─y si aguantan es porque el precio de los locales se ha desplomado─ las que sobreviven lo hacen de mala manera.

Las editoriales no lo están pasando mejor. Si el número de títulos aumenta cada año, las tiradas son cada vez más reducidas, con lo cual el coste se incrementa y el beneficio se reduce, más si los precios de venta tienden hacia abajo, como ocurre ahora con la feroz competencia que reciben de nuevos sellos editoriales surgidos al amparo de Internet. Y no me refiero sólo a las multinacionales, también a pequeñas industrias que han puesto en marcha emprendedores avispados que se apañan en la red.

El problema está en la estructura del negocio, la cadena es muy larga. Desde el autor que escribe la novela hasta el lector que la compra en una librería, el producto pasa por numerosas manos y cada mediador recibe su recompensa. Hay que achatar la pirámide y eliminar en lo posible los escalones intermedios.

De otra parte, la producción a escala como la que se ha hecho hasta ahora es insostenible, la oferta sigue creciendo pero la demanda se contrae. Todo contribuye a la reducción del margen, el modelo hace aguas por todos los lados.

Una solución es especializarse. Las librerías deberían apreciar la conveniencia de acercarse más al autor, de comprarle el libro directamente y, sobre todo, de reducir su catálogo. No puedo negar que, hoy en día, me pierdo cuando entro en una librería, me encuentro desorientado, no sé por donde empezar, salvo cuando voy a comprar algo concreto.

…A comprar algo concreto, he aquí un punto de reflexión. Cada vez más, el cliente decide la compra porque ha descubierto un libro de su interés en la prensa o en una página web. Yo he llegado a un acuerdo con un librero amigo. Cuando eso me ocurre, le escribo un correo y le pido que me lo consiga, si no lo tiene en stock. Cada cierto tiempo, le visito y me llevo lo que tiene guardado para mí. Me hace un pequeño descuento y todos contentos…

Por otra parte, el escritor debería acostumbrarse a sufragar el coste de impresión o a encontrar mecenas que lo financien. Quedaría entonces un solo eslabón entre el autor y el comprador, algo así como un almacenista-distribuidor, lo que permitiría ajustar el precio de venta y detener la dura competencia que le viene del e-book, o que le va a venir, porque, a mi entender, la tecnología de los actuales dispositivos de lectura no ha llegado ni mucho menos a su cénit.

La amplitud de las librerías es finita, no hay forma de almacenar la enorme cantidad de libros que todavía hoy se publican. Bastaría con mantener existencias de los más vendidos ─igual no pasan de la docena─ y pedir el resto en la medida en que lo solicitan. Así se aliviaría la limitada capacidad financiera del establecimiento y se liberaría un espacio para acometer nuevas iniciativas creadoras de valor… y de beneficio. Reinventar las librerías… sólo hace falta un poco de imaginación.

 

El futuro de las librerías (2)

Categora (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 08-11-2011

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Decíamos ayer que el futuro de las librerías es incierto, al menos tal y como hoy está estructurado el negocio. Si entras en una librería de tipo medio, te encontrarás siempre con miles de libros expuestos en estanterías monumentales a la espera de que un lector incauto se digne fijarse en alguno, lo extraiga de la hilera y lo hojee. Pero este acto no es definitivo, no se traduce en una compra: la mayoría de las veces lo devuelve a su lugar primigenio con un gesto reprobatorio para justificar su albedrío, si presume que un empleado lo está observando con el rabillo del ojo.

Probablemente, la rotación de existencias en una librería tradicional sea de las más bajas que existen en el ámbito empresarial y eso tiene un coste financiero que no siempre se valora. No digo que todo ese gasto sea por cuenta del librero, quizá se reparta entre toda la cadena: editor, distribuidor y punto de venta. Pero eso no evita que a uno eso le parezca un procedimiento irracional. La única forma que existe para financiar ese sobrecoste es subir el precio para incrementar el margen. Eso es lo que se ha hecho, ése ha sido el error. Al final, el libro no deja de ser un producto de consumo y no un artículo de lujo.

En un escenario de superproducción ─cada vez se editan más títulos y se venden menos libros─, junto a una contracción de la demanda, el librero ha de incidir en su función de valorar, filtrar y aconsejar a sus clientes, algo que muy pocos hacen. Y no sólo eso. Debería de asumir también la labor de enseñarles a descargar un e-book, a comprarlo en Internet y a verlo en cualquiera de los dispositivos de lectura, es decir, incorporar el libro digital a su tienda como un complemento al libro impreso, en un afán de cambiar los hábitos de lectura ─y de aprendizaje: quizá eso sea lo más importante─, lo que probablemente para algunos será una herejía. Por eso, hablamos de una nueva definición.

Una librería que se limite a mantener el modelo actual tiene ese futuro incierto del que hablábamos al principio. Tendría que especializarse, reducir el número de volúmenes expuestos, limitarse a mantener existencias de los más vendidos y, al mismo tiempo, garantizar la disponibilidad de cualquier título en un plazo máximo de 24 horas, para lo cual tendría que contar con el soporte de un distribuidor local con reparto expreso, a la manera en que funcionan las centrales farmacéuticas.

Se trataría de que el librero creara una red social en la que él expusiera sus opiniones sobre las últimas novedades, recomendara los títulos más sugestivos en cada género y tuviera una comunicación interactiva con sus abonados ─lo cual le permitiría conocer sus aficiones─, un núcleo de clientes cautivos que convendrían en utilizar ese canal para adquirir el libro cuyo contenido les ha atraído y de hacer el pedido, cualquiera que fuere el formato, para recogerlo en la tienda si es físico ─con ese plazo de 24 horas, si no lo tiene en stock─, o para descargarlo de la red si es digital, en ambos casos, a través de su sitio en Internet.

¿Sabías que el 36,6% de las librerías tienen web propia (aunque supongo que muy pocas estarán concebidas como redes sociales)? ¿Sabías que el 20% de los que compraron un libro en 2010 consultaron en Internet antes de hacerlo? Pues este porcentaje es todavía pequeño, ya que el ROPO (Research Online Purchase Offline) supone un 60% de las ventas de productos de gran consumo, es decir, un 60% de la gente elige antes el producto en la red y lo compra luego en su establecimiento favorito, frente a un 20% que lo hace directamente online (tienda virtual) y otro 20%, exclusivamente offline (tienda física). ¿Se llegará con el libro a esos porcentajes?

El futuro de las librerías (1)

Categora (El libro digital, El mundo del libro, General, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 03-11-2011

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Predecir el futuro es un ejercicio arriesgado. ¿Podrá el libro digital imponerse al libro impreso, como auguran los entendidos y avala la evolución de ventas en cada uno de los sectores? La respuesta es ambigua ─al menos a corto plazo─, los dos tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Lo que sí parece evidente es que, durante mucho tiempo, los dos formatos tendrán que convivir, repartirse el mercado y adaptarse a las peticiones del cliente. El resultado final dependerá de cómo cada uno se adecúe a las exigencias de la demanda.

Claro que muchas veces las estadísticas son engañosas: las ventas de libros en papel empezaron a decrecer bastante antes de que irrumpiera el libro electrónico:

  • Primero, porque la educación que recibe la juventud no está orientada a las humanidades, se limita a fomentar el conocimiento teórico y producir profesionales bien preparados para atender las necesidades del mercado de trabajo (lo cual es loable, es el papel que la sociedad moderna asigna a la universidad).
  • Segundo, porque la plebe es incapaz de librarse de esos programas basura que, de manera casi generalizada, nos depara la televisión, reduciendo el tiempo de lectura de los ciudadan@s y recortando sus facultades para disfrutar de un relato con cierto contenido intelectual.
  • Tercero, porque el precio que había que pagar por un libro ha sido, hasta hace poco, tan elevado que, en numerosas ocasiones, retraía al público de tan noble propósito, como es comprar un libro.

Fijaos que estoy hablando en pretérito y no en presente: me da la impresión de que las librerías han bajado los precios. No sé si esto es una apreciación objetiva o más bien una dilección. Si es verdad, vamos por el buen camino, los libreros se han dado cuenta del peligro que les acecha y han optado por escuchar la voz del comprador.

Esta actitud debería de ir acompañada de un nuevo ordenamiento en toda la industria editorial ─editores, promotores, distribuidores y puntos de venta─, para achatar la pirámide y hacer que el libro llegue directamente desde el escritor al lector ─desde el productor al consumidor, ¿os suena?─, eliminando la cadena intermedia que no aporta valor, de manera que el precio final sea proporcionado. En esta transformación, se me ocurre que la figura del “agente literario” debe jugar un rol determinante y convertirse en el protagonista único interpuesto entre el autor y la librería.

Los escritores ─no me refiero aquí a los consagrados, sino a los diletantes, los de “a granel”, con mérito suficiente para crear una obra digna capaz de despertar el interés de un público exigente que huye del “best seller”─ tendrán que acostumbrarse a cofinanciar la publicación de su obra ─esto le obligará a limitar su extensión a no más de 300 páginas, mejor 200─ y dejar el resto en mano del agente, que será el que contacte con las librerías, el que administre la parte comercial, sin renunciar por supuesto al formato digital con el que, como hemos dicho al principio, tendrá que convivir durante unos cuantos años.

Aun así, el futuro de las librerías es incierto. La metamorfosis tendría que ser más profunda, la concepción actual del negocio no parece razonable, habría que plantear otro modelo de organización más apropiado, abierto a las nuevas tecnologías, más en consonancia con el tiempo en que vivimos.                

Portales para la venta de libros digitales

Categora (Derechos de autor, El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 08-10-2011

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Poco a poco empiezan a aparecer portales para la venta de libros digitales por Internet. El más reciente es librosinlibro.es, que se ha presentado en la Feria Internacional del Libro “Liber” celebrada esta semana en Madrid. El portal, creado por 13 editoriales, dispone de una librería de 70 títulos y espera llegar a 200 para fin de año. Al parecer, la desconfianza ha limitado la disponibilidad de títulos, a pesar de que la nueva plataforma paga al autor el 40% del precio de descarga, frente al 10% ─como máximo─ que percibe por la venta de un libro en papel. Es verdad que los que detentan los derechos de autor no se sienten protegidos: los títulos de este portal pueden descargarse cinco veces desde la web y copiarse indefinidamente en cualquier dispositivo de lectura.

Los editores tienen pánico cerval a la piratería. Mirad lo que declaró hace diez días a la agencia Efe, el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), Antoni Comas: «Si no queremos que nos rompan la columna vertebral, como ha sucedido con la música, habrá que entrar en guerra con la piratería, tanto contra los piratas que cuelgan contenidos en internet como contra todos aquellos que piensan que la cultura es gratis. Pues no lo es», terminó su discurso con contundencia.

Esto se llama “visión de futuro”. Con posturas de este tipo, no me extraña que la industria de libro siga retrocediendo ─la CEGAL anunció hace poco que la venta en librerías había descendido un 6% en 2010─. No es fácil comprender por qué los empresarios del sector no se dan cuenta de la revolución que llega, que ya está aquí, que les va a arruinar el negocio, si no cambian de estrategia, si no reaccionan, si no se adaptan a los nuevos tiempos. El libro digital se va a imponer, pese a los románticos que todavía creemos aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”.

Sí, ya sé que el mercado del libro digital en España todavía sólo representa el 1% del negocio editorial. Pero eso se debe a varias causas que pronto encontrarán solución:

  • La escasa oferta de contenidos sufrirá una importante transformación con la llegada de los tres gigantes norteamericanos, amén de otros más pequeños que, a su vera, encontrarán un espacio, el nicho del especialista.
  • Las dificultades técnicas que encuentra el usuario para realizar sus descargas decrecerán con la mejora de la tecnología y el aprendizaje.
  • El alto precio del e-book se reducirá con el aumento de la competencia, para evitar la piratería generalizada, como ha ocurrido con la música.
  • Finalmente, estoy convencido que el precio de los dispositivos de lectura se recortará de forma notable en los próximos dos o tres años, para alcanzar un nivel no superior a los 100 €.

Cubiertos estos hitos, es muy posible que la demanda de libros digitales se dispare en un futuro próximo. Por eso, me he atrevido a considerar poco afortunadas las palabras de Antoni Comas. Si aceptas que el libro digital va a ganar la batalla, prepárate, adáptate: el peligro no está en la piratería, está en el precio. Si tienes que pagar 8-10 € por descargar un libro digital, no te extrañe que al usuario le entre la tentación de bajárselo gratis de la red: le parece un precio excesivo. Si lo encuentra a 2 €, es muy probable que la tentación será más efímera.

Por eso es esperanzador la aparición de portales como libriosinlibro.es, aunque todavía los precios que presenta están bastante por encima de esa cifra psicológica de los dos euros, de los cuales, alrededor de un 60% tendría que corresponder al autor, con lo cual su retribución sería equivalente.

Los tres gigantes irrumpen en el mercado del libro en español

Categora (El libro digital, El mundo del libro, General, Marketing para vender libros) por Manu de Ordoñana el 12-09-2011

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Cinco siglos de reinado del libro impreso están a punto de terminar. Llega la quinta mutación del libro al formato electrónico, una revolución que, si hasta ahora, no ha triunfado en España ─quizá por la falta de visión estratégica de los empresarios, quizá por el conservadurismo de la población acostumbrada a permanecer anclada en sus tradiciones─, en un futuro próximo va a eclosionar con la llegada de los tres monstruos que acaparan el negocio de la cultura digital.

Amazon, Google y Apple han anunciado su aterrizaje en el mercado de la lengua española, a la busca de un mercado potencial de 500 millones de lectores. Son las tres empresas que dominan la web y es presumible que se van a llevar por delante el modelo editorial que ha florecido en España durante el siglo XX, pero que no ha sido capaz de ver con tiempo el tsunami que le viene desde el continente americano. Me temo que ya no hay manera de evitar la catástrofe.

Las tres compañías están planeando su desembarco en España. Sus librerías virtuales van a ofrecer las dos modalidades de venta por catálogo y la descarga a un dispositivo de lectura:

  • Amazon, que dispone de un e-reader propio, “el Kindle”, prepara el lanzamiento de un nuevo “tablet” a un precio en torno a los 180 € y anticipa su vocación de meterse también a editor en papel.
  • Google llegará a España a finales de año, con la intención de colaborar con los editores y libreros que ya están presentes en el mercado, probablemente, mediante la compra de los primeros sellos, para luego propiciar su presencia en Internet. La reciente adquisición de Motorola hace suponer que tratará de potenciar el Smartphone como dispositivo de lectura.
  • Apple trabaja para poner al día su librería online y, de la mano de Microsoft ─se habla de una posible de alianza de estos colosos de la informática─, intentará mejorar la aplicación de lectura en el iPad ─Javier Celaya en Dosdoce.com advierte de que la lectura en un iPad crea adicción─ o diseñar otro artefacto de nueva generación específico para este fin.

Me sorprende que ninguna de las tres empresas hable de lanzar un producto monofunción, un tablet que sólo sirva para leer, pero que haya solucionado los numerosos problemas que hoy tienen los dispositivos de lectura que hay en la actualidad ─¿no será ése el secreto del éxito de Amazon con su Kindle?─, un nuevo artilugio que incorpore las últimas tecnologías que han surgido en los últimos años y que, sobre todo, tenga un precio asequible, nunca por encima de los cien euros. Llevo tiempo esperando a que eso ocurra para adquirir uno.

Ante este panorama que se nos viene encima, ¿qué puede hacer un escritor diletante? Amenaza no es, porque peor no vamos a estar. Ergo es una oportunidad.

La venta de libros online. Transversalidad de contenidos

Categora (El libro digital, General, Marketing para vender libros) por Manu de Ordoñana el 26-07-2011

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Una plataforma transversal de contenidos digitales es un lugar en el que uno puede descargar piezas de ocio de diferente naturaleza como libros, música, películas o videojuegos. Las plataformas de este tipo más conocidas en el mercado son Amazon, Google y Apple, aunque las dos primeras son quizá sólo conocidas por su oferta de libros. Hace tres semanas, Google+ lanzó su red social que ya tiene más de veinte millones de usuarios y prepara el próximo lanzamiento de su propia plataforma de juegos online. Pero también se podrían añadir otras dos:

  •  TheCopia.com, que ofrece hoy en día libros pero que próximamente comercializará música, revistas, prensa, series de TV y cine.
  • Telefónica, que ha mostrado su interés en participar en este negocio, ya que tiene mucho sentido ofrecer a sus clientes todo tipo de contenidos transversales a través de sus canales.

Javier Celaya, en un reciente artículo aparecido en su blog dosdoce.com, opina que cuanto antes asumamos que la lectura compite con la música, el cine, la TV o los videojuegos como opciones de entretenimiento, mejor futuro tendremos como usuarios en la nueva sociedad digital. Las tiendas online que han formado las editoriales parecen no haberlo entendido así…

La transversalidad de contenidos culturales y de ocio tiene muchísima lógica en Internet. Las personas consumimos diferentes contenidos culturales a lo largo del día: escuchamos música, hojeamos un periódico o revista, vemos una serie de TV o película o leemos un libro. Ofertar todos estos contenidos a través de una misma plataforma simplifica el proceso de compra a los usuarios y por tanto incrementa su consumo, como indican los más de 1.500 millones de descargas de todo tipo de aplicaciones en la plataforma de Apple.

Más contenidos transversales atraen a diferentes públicos con diversas afinidades. En cualquier negocio basado en Internet, más público es igual a más tráfico, lo que conlleva un mayor potencial incremento en los ingresos por transacción. Nada nuevo en economía, tan sólo simplificado y amplificado en formato digital.

Puede que todo esto sea cierto, pero yo discrepo. A mí me asusta meterme en esos portales que venden de todo; me pierdo y no sé encontrar lo que quiero. Temo además pedir cosas que no deseo. A veces porque me equivoco y otras porque soy un comprador algo impulsivo. No tocar el producto y pagar con plástico son dos cosas que me aturden y me hacen pulsar la tecla “Confirmar” sin tener plena conciencia de que me convienen.

Por otra parte, desde el punto de vista del escritor que quiere vender sus libros en Internet, el figurar en una enorme lista de cientos de miles de libros no garantiza ni mucho menos el éxito, aunque supongo que aquí también, para estar en los primeros lugares, existirá una técnica… o una tasa a pagar que tampoco te asegura nada. Yo sería más partidario de una tienda online especializada en autores no consagrados, seleccionados con algún criterio y no muy numerosos, nunca más de quinientos, quizá doscientos o trescientos, un solo título por autor, precio único para cada descarga (¿qué tal 1 €?), con objeto de concentrar todos los recursos en la promoción del portal, más que de los autores, y que sea el mercado el que decida. Tú, escritor diletante, ¿no estarías dispuesto a arriesgar 100 o 200 € en tal proyecto?

Asesor literario. Un oficio con futuro

Categora (El mundo del libro, General, Marketing para vender libros, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 21-04-2011

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He recibido algún comentario de gente amiga que corrobora esa sensación que yo manifestaba en el primer párrafo de mi anterior artículo sobre los muchos escritores anónimos que tienen vocación de escribir, que han sido capaces de culminar una o varias novelas y que no saben lo que tienen que hacer para su difusión. No siempre la autoedición es la mejor solución…

 

Echo de menos una figura que, si bien existe para autores consagrados, no abunda para el escritor debutante. Me refiero al intermediario… a lo que en la jerga del sector se conoce como “agente literario”. Pero no el agente literario tradicional, muy próximo al editor y con tradición de comisionista… que solo cobra si consigue publicar y el libro tiene éxito.

Es una figura que se acerca más a un moderno asesor literario ─con conocimiento profundo de las nuevas tecnologías y de las posibilidades que ofrece Internet─ que podría tener las siguientes funciones:

  • Corregir errores de estilo.
  • Eliminar faltas ortográficas.
  • Suprimir párrafos e incluso capítulos baladíes que no aportan valor.
  • Hacer que los personajes sean coherentes a lo largo de la historia… y creíbles.
  • Definir el formato del libros, tipo de papel, portada y contraportada… y el precio de venta al público.
  • Aconsejar al autor si conviene presentar la obra a algún concurso literario.
  • Proponer las alternativas que existen para llegar al lector, en función de la calidad de la obra, de los objetivos que se propone el autor y del dinero que está dispuesto a invertir.
  • Apoyar luego la difusión del libro con campañas promocionales acordes a la estrategia adoptada.

Su remuneración no tendría que estar necesariamente ligada a los resultados; quizá podría ser mixta: una parte fija y otra variable. Lo que sí habría que pedirle es honradez ─como a todo el mundo─ y no abusar de la buena fe de ese escritor novel que ignora todo lo que se mueve alrededor del mundo editorial y que, además, no está ni preparado ni interesado en “perder el tiempo” en esas cosas del marketing. Estoy seguro que un profesional con ese perfil tendría el éxito asegurado, pero… ¿dónde encontrarlo?

Estos enlaces nos ofrecen listas de agentes literarios. Nos pueden servir, aunque yo creo que todos ellos son de la vieja guardia:

Escritores.org / agentes literarios

Agencias literarias

Asociacion de escritores noveles / agentes literarios

Ediciona / agencias literarias

Asociacion de agencias literarias

10 claves para escribir un libro

Categora (Consejos para escritores, General) por Manu de Ordoñana el 26-01-2011

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Bubok es una plataforma on line que te ofrece la posibilidad de publicar gratis el libro que has escrito, así como contratar una serie de servicios editoriales para que tenga un acabado profesional. El equipo de Bubok nos ha enviado un correo titulado “10 claves para escribir un libro” (por cortesía de Diana Morales, coordinadora de los talleres literarios de Portal del escritor):

1) Planifica tu libro. Escribir un libro es como construir un edificio: antes de empezar a escribir asegúrate de tener un plano. Piensa bien que quieres contar, cómo vas a organizar la información en capítulos, cómo vas a terminarlo.

2) No te dejes vencer por la página en blanco. No olvides que todo lo que escribas puede ser después corregido, re-escrito o incluso borrado, así que, simplemente, escribe. Sin prisa, sin presiones, pero con constancia. Recuerda que no se trata de escribir una obra maestra, solo de terminar tu libro. Read the rest of this entry »

Fnac lanza su propio libro electrónico

Categora (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 30-10-2010

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La cadena Fnac ha presentado el FnacBook, un lector de libros electrónicos propio que saldrá al mercado a final de año. Presehta las siguientes características:

  • El dispositivo tiene una pantalla táctil de 6” que permite hojear el libro.
  • Es ultraligero y compacto. Consume muy poca energía y ofrece una autonomía de 15 días de lectura.
  • La conexión 3G gratuita y el Wifi permiten descargar libros directamente de una biblioteca de 80.000 títulos.
  • Admite múltiples formatos de lectura.
  • Utiliza la tecnología de tinta electrónica que asegura una lectura confortable sin fatigar los ojos.

fnacboof, libro-digital, libro-electronico, pantalla-tactil, tinta-electronica, ser-escritor, escritor-aficionado, Árbol-de-sinople, mataburros, ordoñana, rincón-literario, taller-literario, publicar-un-libro, morir-de-pieLa empresa francesa pretende así competir con los dos especialistas del sector, Barnes and Noble y Amazon  que hace algún tiempo lanzaron sus dispositivos Nook con el Kindle respectivamente, así como con el resto de e-readers que ya están en el mercado y con otros que aparecerán en un futuro próximo.

El FnacBook costará 199 €, un precio que todavía nos parece excesivo. Hay que esperar a que bajen hasta los 100 € ─ya hay algunos que se venden por 150 €─ y a que se aclaren el tema del formato y la garantía del cambio de tipo de letra. Además, el precio de la descarga de un libro lo fija el editor y, por el momento, es elevado: la mayoría están entre 10 y 20 €.

El libro electrónico avanza

Categora (El libro digital, General) por Manu de Ordoñana el 06-10-2010

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Amazon, la librería más grande del mundo, acaba de anunciar que, en los últimos tres meses, sus clientes han comprado más libros digitales que impresos en papel. Esta noticia es importante y merece algún comentario.

Un e-reader permite almacenar multitud de libros y leerlos con relativa facilidad; es un dispositivo asequible a cualquiera y no hace falta ningún conocimiento electrónico. El formato actual de 18 x 13 cms es cómodo y su peso de 200 grs, soportable. Sin embargo, el tratamiento del texto es basto, las páginas son iguales y la lectura se hace monótona; creo que la tecnología tiene que mejorar bastante. Me consta que las grandes compañías del sector están en ello, incluso para reducir el tamaño.

Si lo consiguen y sacan al mercado lectores a un precio inferior a los 100 €, es muy posible que su éxito sea imparable y se impongan de forma contundente al libro impreso en papel. No cabe duda que éste tendrá siempre una clientela fiel entre las personas que vivimos en la parte alta de la pirámide… nos gusta tocar el libro, hojearlo, acariciarlo como si fuera nuestr@ amante. Pero su futuro es incierto.

Antes se decía que los niños nacían con un pan bajo el brazo… ahora vienen con un ordenador. Cuando estos niños sean mayores, su hábitat natural será Internet. Son nativos digitales y no pueden vivir sin la red. Ellos se acostumbrarán al libro digital y verán al libro en papel como una vieja pieza de museo.

¿Quiere esto decir que el libro tradicional va a desaparecer del mercado? Ciertamente, no. Pero sí se irá reduciendo la demanda y tan sólo dará cobijo a obras especiales, tiradas cortas y de alto valor. No hay que olvidar que, en la red, vamos a encontrar cualquier libro a un precio muy razonable, incluso las últimas novedades. ¿Por qué habíamos de pagar 15-20 € por un libro impreso en papel si lo podemos bajar gratis y leerlo cómodamente en nuestro e-reader?

Los escritores diletantes tenemos aquí una oportunidad. Adelantémonos al tiempo y coloquemos nuestra obra en la web para permitir su descarga gratuita. Asociémonos para crear un portal atractivo, de fácil acceso, y hagamos publicidad de él con el argumento de su carácter altruista, en el que los escritores no buscan beneficio, sino difundir la cultura.

Árbol de sinople, creador de contenidos, difundir la cultura, escritor diletante, libro digital, libro en papel, mataburros, morir-de-pie, ordoñana, publicar un libro, rincón literario, ser escritor, taller-de-escrituraEn mis paseos por la nube, estoy percibiendo que los cibernautas demandan gratuidad total en la red, tener acceso a programas y servicios sin pagar nada. “Si tú, creador de contenidos, quieres hacerte rico, no hay ningún problema, puedes hacerlo, pero búscate la vida en otra parte y a mí no me cobres nada”. Es un avatar… reencárnate.

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