Umberto Eco. Cómo escribir bien

Categoría (Consejos para escritores, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 18-05-2017

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La bustina de Minerva” es una sección que, bajo la rúbrica de Umberto Eco (1932-2016), se empezó a publicar en marzo de 1985, en la última página del “Espresso”, primero con frecuencia semanal, y a partir de 1988, quincenal. Muchos de los artículos que allí escribió el semiólogo italiano se han recopilado en un libro del mismo título que publicó la editorial Bompiani en el año 2000: reflexiones sobre el mundo contemporáneo en la era de Internet, el papel de la prensa, el destino del libro, profecías para el tercer milenio, así como algunos cuentos y una serie de divertimientos.

En uno de ellos, reunió una serie de instrucciones sobre cómo escribir bien, utilizando varias fuentes procedentes de Internet, sobre todo, las famosas «Fumblerules de Gramática» que el periodista William Safite publicó en 1979, en el New York Times. Aquí presentamos sus 40 reglas de oro, que hemos traducido del texto en italiano encontrado en la página web “Il mistiere de scrivere” bajo el título “Come scrivere bene”, tratando de respetar el propósito burlesco que caracteriza a su autor, a riesgo de errar:

1.- Evita las aliteraciones; solo gustan a los “estúpidos”.
2.- No abuses del subjuntivo: utilízalo solo cuando sea necesario.
3.- Evita las frases hechas: son como la “sopa recalentada”.
4.- Escribe tal y como te expresas.
5.- No uses siglas comerciales ni abreviaciones.
6.- Acuérdate (siempre) de que el paréntesis (aun cuando parece indispensable) interrumpe el hilo del discurso.
7.- No te propases con los puntos suspensivos.
8.- Limita el uso de las comillas. Las citas no son “elegantes”.
9.- No generalices.
10.- Los barbarismos no son de buen gusto.
11.- Restringe las citas. Emerson dijo con razón “Odio las citas. Cuéntame solo lo que sabes”.
12.- Las comparaciones son equivalentes a las frases hechas.
13.- No seas redundante y no repitas dos veces la misma cosa. Redundancia es explicar algo que el lector ya ha entendido.
14.- Solo los necios emplean palabrotas.
15.- Intenta siempre concretar.
16.- La hipérbole es una excelente técnica expresiva.
17.- No construyas frases de una sola palabra.
18.- Cuidado con las metáforas demasiado atrevidas: son “plumas sobre las escamas de una serpiente”.
19.- Pon las comas en el lugar adecuado.
20.- Aprende a distinguir entre la función del “punto y coma” y la de los “dos puntos”: no es tarea fácil.
21.- Si no encuentras el vocablo idóneo, no recurras a la expresión coloquial: “el parche es peor que el agujero”.
22.- No uses metáforas incoherentes, aunque suenen bien.  Son “como cisnes degollados”.
23.- ¿Son de verdad necesarias las preguntas retóricas?
24.- Sé conciso y trata de condensar tus pensamientos empleando el mínimo número de palabras y evitando las frases largas; así evitaras que tu discurso esté contaminado (una de las tragedias de nuestro tiempo dominado por el poder de los medios de comunicación).
25.- Los acentos no son ni incorrectos ni inútiles, quien los omite se equivoca.
26.- No se apostrofa un artículo indeterminado antes de un sustantivo masculino (el apóstrofo [‘] es una coma que se coloca en la parte superior derecha de una palabra. En castellano apenas se utiliza, solo por influencia del inglés con el genitivo sajón).
27.- ¡No enfatices demasiado! ¡Mide los signos de admiración!
28.- Ni siquiera los amantes de los barbarismos pluralizan las palabras extranjeras.
29.- Escribe correctamente los nombres extranjeros como Baudelaire, Roosevelt, Nietzsche y parecidos.
30.- Cita sin perífrasis los autores y los personajes a los que te refieres, tal y como lo hizo el más grande escritor lombardo del siglo XIX, el autor de El 5 de mayo.
31.- Al principio del discurso utiliza la “captatio benevolentiae”, para congraciarte con el lector (pero a lo mejor ustedes son tan estúpidos que no entienden lo que estoy diciendo).
32.- Cuida con detalle la ortografía.
33.- No hace falta decir que las pretericiones (decir lo que no vas a contar) son desesperantes.
34.- No pongas punto y aparte muy a menudo; solo cuando sean necesarias.
35.- No uses el plural “majestatis”. Causa una impresión pésima.
36.- No confundas causa con efecto: podrías equivocarte y cometer un error.
37.- No construyas frases en las cuales la conclusión precede a las premisas: si lo haces, las premisas se podrían deducir de las conclusiones.
38.- No utilices arcaísmos como “hápax legomena” u otros lexemas inusuales, así como estructuras profundas de rizomas, que superen las habilidades cognitivas del destinatario.
39.- No seas prolijo, pero tampoco te quedes corto.
40.- Cada frase ha de tener un significado, con independencia del contexto.

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