Cuenca, 25 (Agencias). ― El cuerpo momificado de un hombre fallecido hace 22 años fue encontrado la pasada Nochebuena en un piso de esta ciudad, como resultado de las pesquisas iniciadas tras la reclamación por parte de la Compañía Eléctrica Nacional de una factura que en el mes de diciembre del presente año ascendía a un total de 79.200 pesetas.
En el salón de la pequeña vivienda la Policía halló junto al cadáver, que reposaba en un sillón, una mesa camilla en la que aparecía dispuesta una bandeja con restos de dulces navideños variados, un televisor y un arbolito de Navidad del que pendía, entre guirnaldas y otros adornos, un pequeño Papá Noel iluminado en su interior por una bombillita roja, origen del gasto de energía acumulado a lo largo del periodo transcurrido entre el fallecimiento y el hallazgo del cuerpo.
Alberto Campos Vidal
(Círculo Cultural Faroni, 1993)
En este microrrelato destaca la estructura elegida: una noticia periodística. Está compuesta por dos párrafos repletos de datos, como debe ser si nos atenemos al objetivo de informar que toda noticia persigue. Este formato nos llama la atención porque no concuerda ni con el título de la historia ―no parece que la Navidad como tal sea noticia hoy en día― ni con el contenido ―en lugar de celebrar un nacimiento, hallamos un cadáver―.
Si analizamos la historia que se nos cuenta, nos resulta graciosa en un primer momento porque está planteada como una investigación policial a partir de una reclamación de la Compañía Eléctrica Nacional de un pago pendiente en una casa en la que no vive nadie, ya que el supuesto dueño es un cadáver momificado de hace 22 años y que ha generado un gasto que, prorrateado en ese tiempo, resulta ridículo. Y todo esto sucede en Nochebuena. Pura ironía.
En el segundo párrafo ya se nos amplia la historia con detalles que adornan la noticia de una manera luminosa. La sala de estar en la que está el cadáver cómodamente sentado en su sillón está planteada como si de una tumba egipcia se tratara. Le acompañan una bandeja con dulces navideños, un árbol de Navidad con sus guirnaldas y una luz dentro de una figurita de Papá Noel que es la que ha originado tan “considerable” gasto. Y este consumo de electricidad ― “el milagro” de mantenerse encendida― es el que ha dado la voz de alarma.
Lo terrible de todo esto es que nadie ha reclamado un cadáver en ese periodo de tiempo; nadie lo ha echado de menos. Si ya es triste constatar lo sola que estaba en el mundo esa persona, y más en esas fechas de reuniones familiares y encuentros con amigos, lo más ridículo es que se descubra por una denuncia de impago. Estas cosas también pasan en Navidad, de ahí el título.