El inciso en el diálogo

El inciso es la intervención del narrador testigo en un diálogo para indicar quién habla. Normalmente, mediante el uso de los verbos declarativos también llamados verbos dicendi “dijo él” y “dijo ella”

El inciso es la intervención del narrador en un diálogo para indicar quién habla. Normalmente, mediante el uso de los verbos declarativos —también llamados verbos dicendi—: “dijo él” y “dijo ella”, que informan sobre quién emite el mensaje y a quién va dirigido. Son artilugios que emplea el narrador para hacer hablar a sus personajes.

Para la redacción de este artículo, nos hemos apoyado en el capítulo cuarto titulado “El arte del inciso” del libro Cómo escribir diálogos, escrito en 1999 por Silvia Adela Kohan (Buenos Aires, 1948) y publicado por Alba Editorial (octava edición, 2014).

1.- Cuándo es necesario el inciso

Los incisos en los diálogos directos suelen ser breves, incluso se puede prescindir de ellos, para hacer más fluida la conversación. Pero eso no siempre es posible; son imprescindibles en los casos siguientes:

1.1.- Cuando se quiere insistir sobre algún aspecto

─¿Regaste las azaleas, seguro que las regaste? ─repitió X por tercera vez mientras se alisaba el bigote con un pequeño peine frente al cristal de la ventana.

1.2. Cuando el mensaje requiere distintos matices de respuesta por parte del interlocutor

─Será mejor que te alejes de mí —lanzó X después de un momento como pensando en otra cosa.

1.3.- Cuando son varios los hablantes

─¿Quién será el primero? ─preguntó Raúl.
ç─Conmigo no contéis ─se apresuró a decir Lalo.
─Tendré que ser yo ─dijo Rita.
─No tienes por qué ─respondió Raúl
─¿Y si lo fuera, qué? ─intervino Magda.

El inciso cumple una función determinada. No se deben emplear por hábito o de forma arbitraria, ya que pueden confundir al lector.

2.- Cómo se puntúa el inciso

La Real Academia Española (RAE) establece normas claras para puntuar correctamente los diálogos en textos narrativos. Un manejo adecuado de estos signos facilita la lectura y aporta precisión estilística. A continuación, se explican las reglas fundamentales.

2.1.- El uso de la raya (—) para introducir cada intervención

Cada vez que un personaje toma la palabra en un diálogo, su intervención comienza precedida por raya o guion largo (), no el corto (-). La raya se pega al primer elemento (sin espacio) y después se deja espacio ante ella.

—No sé qué hacer —dijo Marta.

2.2.- Separación entre la intervención y el inciso del narrador

Cuando el narrador interrumpe o añade información a un diálogo (inciso), se usan rayas para encerrar el comentario; se pegan al texto que introducen y se coloca punto solo al final del enunciado completo.

—No sé —dijo Marta— si podré ir mañana.

Si el inciso interrumpe una oración, se continúa con minúscula. Y si la termina, con mayúscula.

—Tal vez —añadió—. No estoy segura.

2.3.- Puntuación interna del diálogo

Los signos de puntuación propios de cada intervención (puntos, comas, signos de interrogación o exclamación) se ponen antes del cierre de la raya, cuando hay inciso, o normalmente si no lo hay.

—¿Vendrás mañana? —preguntó Lucía.
—¡Qué alegría verte! —exclamó Juan.

Si no hay inciso del narrador, se finaliza con el signo de puntuación correspondiente y no se añade raya de cierre:

—Espero que mañana haga buen tiempo.

2.4.- Diálogos extensos: unificación de signos

Si una intervención ocupa varios párrafos, solo el primero lleva raya de apertura. Los siguientes párrafos empiezan sin raya, pero  con comillas de cierre », hasta que haya un nuevo interlocutor.

—Desde que llegamos, todo ha cambiado.
»El pueblo ya no es como antes.
»Espero que podamos adaptarnos.

3.- Dónde colocar el inciso

El verbo declarativo o verbo dicendi se puede situar dentro o al final del parlamento del personaje.

─Dime una cosa ─dijo el padre Ángel─. ¿Me has ocultado alguna vez algún pecado?
—Arrodíllate ─dijo el sacerdote.
                                                                                 (Gabriel García Márquez, La mala hora)

También es posible colocarlo delante, pero entonces tiene otro formato:

Trinidad le contestó: “Sí, le he dicho mentiras”.

4.- Variantes del verbo “decir”

El verbo decir es el más utilizado en los incisos del narrador, tanto en el estilo directo como en el indirecto.

—Y si confío en ti..
—No te arrepentirás le dijo Juan.
—Y si confío en ti…
Juan lo interrumpió y le dijo que no se arrepentiría.

Pero se recomienda no abusar de él. Hay otros muchos verbos que pueden precisar con mayor exactitud la información que la voz narrativa desea dar al lector: expresar, afirmar, pronunciar, razonar, manifestar, explicar, declarar, contar, detallar, alegar, observar…

5.- Ampliar el efecto

El efecto del diálogo se puede ampliar. Cada personaje va a expresarse de una forma determinada en función de sus propias características y también de las del momento de la historia. Veamos varios mecanismos para ello:

5.1.- Los calificativos

Es posible que la fuerza del diálogo sea suficiente para indicar al lector lo que ocurre. En caso contrario, para expresar miedo o tensión podemos recurrir a una palabra extra y así crear la atmósfera adecuada. Los adverbios y los adjetivos nos ayudan calificar a los personajes:

—Te arrepientes de lo que has dicho —dijo amenazante.

En el contexto del relato, la forma de hablar del personaje nos permite colegir su identidad.

Otras veces, se puede atribuir al protagonista una jerga propia de su personalidad (de su profesión, de su estatus social, de su nivel de educación), un acento que denote su procedencia, la entonación utilizada, el vocabulario… Es cierto que las diferencias se aprecian mejor en la oralidad que en la escritura. Pero la elegancia de un diálogo sin estribillos debería alentar a los prosistas a esforzarse para conseguirlo.

5.2.- Las descripciones

Otra opción es elaborar la idea reemplazando el calificativo por una reseña de su estado anímico, una sensación, un gesto o un acto del personaje.

Son fórmulas que se usan, en las que el lector reconoce al personaje por la información que contiene el inciso; la carga emocional, el movimiento corporal amplía la visión del que habla.

—¿Ahora te arrepientes? —le increpó con rabia.
—¿Ahora te arrepientes? —masculló con amargura.
¿Ahora te arrepientes? —le amenazó señalándole con el dedo índice.
—¿Ahora te arrepientes? —le espetó estrujando el vaso de papel que tenía en la mano.

6.- Otras modalidades de diálogo

Existen otras modalidades para eludir la forma tradicional de presentar un diálogo, suprimiendo los dos elementos distintivos: la raya y el cambio de línea:

  • Suprimir la raya al principio del diálogo.
  • Eliminar la raya de diálogo y el cambio de línea.
  • Sustituir la raya inicial por una letra mayúscula.
  • Sin rayas ni espacios ni cambios de línea. El lector identifica al personaje por la habilidad narrativa del personaje.
  • Colocar el inciso entre paréntesis, condensado en una sola palabra.
  • Sustituir las rayas por comillas, cuando se trata del pensamiento de un personaje.

Si se transgrede la forma convencional, el lector reconoce al personaje por el diferente uso que hace de personas y tiempos verbales. Quizá el resultado pueda agradar a cierto sector del público ávido de trasgredir la norma, pero salvo casos aisladosla experiencia no ha tenido éxito.

Con todo lo dicho, hemos querido poner el foco en la importancia de mostrar al lector la intervención de los personajes. Presentar un personaje hablando de determinada manera, sin necesidad de describirlo, puede ser revelador puesto que evoca en el lector una forma de ser concreta, una forma de definirlo. Y todo porque el diálogo no es una mera copia del lenguaje hablado; requiere una habilidad especial por parte del narrador para hacerlo comprensible, así que lo más práctico es no meterse en florituras y perseverar con mimo en los verbos dicendi.

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *