Microrrelatos. Bellísima

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 10-03-2024

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Mamá, muerta, estaba verdaderamente hermosa. En tiempos mejores le había prometido el más grande funeral. Ahora, la falta de efectivo no iba a cambiar esa promesa.
Limpié la sangre del cuchillo y salí rápidamente para asaltar la droguería de la esquina.
Edmundo Kulino

 Este microrrelato ganó el primer premio del certamen literario “Quince líneas” que organizó el Círculo Cultural Faroni en 1993. Y no nos extraña porque, en tan solo 6 líneas, ofrece la cantidad justa de información, para que el lector entienda la macabra historia, y de sentido del humor para sacarle la sonrisa.

Está estructurada en dos párrafos bien diferenciados por los tiempos verbales que rigen sus acciones. En el primero se describe la escena mediante el pretérito imperfecto (estaba, iba a). Con solo tres oraciones finiquita la presentación y el nudo del relato. La oración inicial nos ofrece dos datos importantes: nos sitúa en el momento desde el cual se cuenta la historia (mamá ahora está muerta) y lo hace uniendo dos conceptos que en principio resultan paradójicos: la muerte y la belleza. El nudo de la historia lo representan las dos oraciones siguientes: madre e hijo se hacen una promesa en algún momento de su vida al abordar el tema de la muerte y sus exequias y, como en la vida no hay nada previsible, de repente surge un pequeño problema que será el detonante de la acción expresada en el segundo párrafo.

Aquí aparece el pretérito indefinido, que se utiliza para indicar acciones pasadas que tuvieron lugar de manera puntual o en un espacio temporal delimitado. En ese mismo momento en el que surge el “problema”, el protagonista actúa para ponerle solución. Esta frase final nos da la clave del cuento, nos dice quién es el asesino y cuáles son sus intenciones para lograr cumplir la promesa que dio a su madre.

En el título ―fundamental en un microrrelato― se ha utilizado una forma de superlativo para intensificar más aún el matiz que interesa resaltar: la belleza en la cara de su madre asesinada por él. La utilización de esta táctica es claramente intencionada; da ese toque irónico al cuento para que así el lector sonría cuando lea el final de la historia.

Este relato, además, es un buen ejemplo de lo que es la visibilidad en literatura, puesto que usa palabras concretas con el fin de ofrecer una descripción llena de detalles e imágenes sugerentes para que el lector a la vez que lo va leyendo lo puede ir visualizando. Se narra un segundo de la vida de los personajes, pero intenso y muy visual: la mano del asesino limpiando el rojo de la sangre viscosa que ha quedado en el frío metal del cuchillo, con el cadáver de su madre a la que acaba de asesinar, delante, todavía caliente.

 

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