Sancho Panza repitió, palabra por palabra, la descripción que el difunto don Quijote le había hecho de Dulcinea.
Verde de envidia, Dulcinea masculló:
─Conozco a todas las mujeres del Toboso. Y le puede asegurar que no hay ninguna que se parezca ni remotamente a esa que usted dice.
Marco Denevi
A este autor le encanta recrear mitos clásicos y lo hace de una forma inteligente e irónica mediante el intertexto. En esta ocasión le hace un guiño a Cervantes. El eco cervantino en este autor es innegable: “El precursor de Cervantes”, “Dulcinea del Toboso”, “Proposición sobre las verdaderas causas de la locura de Don Quijote”, “Epidemia de Dulcineas en el Toboso”, “Don Quijote cuerdo…”.
En el microrrelato que nos ocupa nos encontramos ante una deconstrucción histórica ―a Denevi le gusta llamarlas “falsificaciones históricas”― que nos ofrece una perspectiva distinta de uno de los personajes literarios más conocido por los lectores de todo el mundo. Con esto se propone desmitificar el mito de Dulcinea mostrando su desacuerdo en el hecho de aceptar las historias o leyendas como algo definitivo; mediante la ironía y la astucia nos convence de que siempre se puede agregar algo más con lo que superar esa primera versión elegida y aceptada.
El título nos da la clave de la intención de Denevi. No es Don quijote el que juega con los lectores sino Cervantes. Dulcinea sí existe porque Don Quijote, el gran soñador, cree en ella, vive por y para ese ideal, así que todo lo demás es secundario. En esta ocasión, además, ese hecho es reforzado por el mensaje de Sancho que, como fiel escudero, repite lo dicho por su señor, lo que convierte a la afirmación en fiel también a la realidad dicha. Así que cuando en el libro se habla de la belleza de Dulcinea, al lector no le queda otra que creérselo porque entiende ese ideal estético dentro de un mundo literario que es la obra narrativa.
Denevi en este relato nos presenta a un personaje con una personalidad variable: la que guardamos en la memoria, la de la aldeana Aldonza, y la de la bella dama Dulcinea. Pero es que además en la versión de Denevi se nos muestra a una Dulcinea que se aleja de esas otras dos y que es envidiosa y que conoce de primera mano a todas las del pueblo donde vive y todas las habladurías que hay en él, por lo tanto se vuelve un personaje del mundo corriente. Con esto, en realidad, lo que está haciendo Denevi es resucitar mediante su pluma y a su manera personajes quijotescos muy bien definidos y traerlos a los tiempos actuales.
Entre Dulcineas y Príncipes azules andamos todos los demás sufriendo por pensar que no damos la talla, hasta que comprendemos que no hay nada tan inverosímil como lo perfecto. Bonito ejercicio trasladar el punto de vista fuera del libro. Saludos a todos.
¿Y si Dulcinea, que conoce a todas las mejeres del Toboso y se refiere a ellas al decir que «no hay ninguna…», está verde de esperanza, y no de envidia, porque se sabe la única que encaja en la descripción, puesto que es la mujer que Don Quijote ha descrito por boca de Sancho?
Pena. Desmitifica y vulgariza un personaje ideal y amado x Don Quijote
Me gusta la ironia del relato es sorprendente, pero me desearia
mas complicidad y cercania entre Dulcinea y Sancho para que el relato no fuera tan frio
Se me ocurre: Dulcinea ,la de verdad, como lo es, no sé reconoce en la descripción,aunque le gustaría.Con envidia piensa que tal descripción no va con nadie que conozca, por lo menos enToboso!