¿Y tú quién eres?

En este microrrelato, el autor ha sabido tratar dos grandes temas de actualidad: el de la memoria —o la falta de ella― y el de la identidad. Y cuánto cariño y ternura hay detrás de cada una de las palabras que los personajes se dirigen uno a otro.

Microrrelato. ¿Y tú quién eres?

Allí estaba, huesudo, esclavo de los dolores y desmemoriado, y aun así afable con quienes íbamos a achucharle un poco. Cada vez que me veía entrar decía que yo debía de ser buena persona. Y acto seguido, sonriente, me preguntaba quién era yo.
–No lo sé, aún no lo sé… Escribo libros para intentar averiguarlo.
Y, apurando aquellos últimos jirones de vida, mi padre redoblaba la sonrisa y me cogía afectuosamente la mano.
Francisco Rodríguez Criado

 

Este microrrelato forma parte de los veintidós relatos de que consta el  libro Hombres, hombrinos, macacos y macaquinos; su autor, Francisco Rodríguez Criado ha dado en el clavo al elegir esta escena paternofilial. Destaca con cuánta inteligencia ha sabido tratar estos dos grandes temas: el de la memoria —o la falta de ella― y el de la identidad. Y cuánto cariño y ternura hay detrás de cada una de las palabras que los personajes se dirigen uno a otro.

Si nos fijamos en  la estructura, vemos con qué claridad apoya la importancia del tema de la historia: un párrafo inicial nos describe la situación de los personajes, quiénes son y dónde se encuentran. A continuación la frase que responde el personaje —y narrador— a la pregunta que le hacen y que nos da la clave que se guarda en el título. Y, por último, el párrafo final que nos desvela la identidad  y el parentesco entre ellos. Es en este momento cuando nos enteramos de que estamos ante un padre enfermo y su hijo, y en ese instante el lector siente la terneza que desprende esta gran historia.

Pero pongamos el foco en el título, donde está la esencia de todo: ¿Y tú quién eres? Es la interrogación que el padre le hace al hijo que viene a visitarle. Es fácil entender que la pregunta puede perfectamente ir en dos direcciones, la que acabamos de explicar y la que le remite a él mismo, ya que padece la enfermedad del olvido. Además, la conjunción inicial, ¿no indica cierto cansancio por todos los visitantes o personas que se acercan a saludarle y de los que no sabe, no recuerda, nada?

Sigamos analizando. El padre intuye la bondad que hay en la persona que viene a visitarle, aunque no conoce su identidad, pero en su afán de saber más le formula la pregunta primordial. Y la respuesta es en sí misma otro interrogante puesto que le sirve al hijo para reflexionar sobre lo que hace en la vida, que es escribir libros.

En definitiva, ¿no parece que Rodríguez, con este planteamiento,  amplía el sentido de la pregunta llevándola al campo de los escritores que intentan vivir de la escritura  y que muchas veces se interrogan sobre  por qué o para qué escriben?  Y también, al campo de la Literatura ahondando en la gran cuestión: ¿cuál es su función?

 

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