El Mataburros. Inasequible al desaliento
Categoría (El Mataburros, General) por Manu de Ordoñana el 17-01-2013
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Leía ayer en “El Diario Crítico” un artículo publicado el 16 de enero de 2013, en el cual el ministro de Economía defiende la reforma laboral: “De Guindos, inasequible al desaliento: la recuperación económica llegará en los próximos meses. El Gobierno, como es su obligación, pasa de pronósticos y previsiones negativas, y se atreve a prometer que la recuperación económica llegará en los próximos meses, ha adelantado el responsable de Economía en el gabinete de Rajoy”. Sí, este gobierno tiene un mérito enorme: es capaz de cundir el desaliento y hacer inasequible el camino recto.
Aunque todo el mundo la utiliza y la entiende, la expresión “inasequible al desaliento” aplicado a una persona no parece ortodoxa. Si asequible es algo que se puede conseguir o alcanzar, inasequible será lo contrario y se debería aplicar sobre todo a objetos, que por su precio moderado, pueden ser adquiridos de forma conveniente para cualquier bolsillo, no a personas como es el caso.
Un artículo de Wikipedia titulado “Desinformación” arroja cierta luz sobre el carácter de esta locución, al analizar los adjetivos disuasivos: “Algunas palabras y expresiones no admiten réplica ni razonamiento lógico: son los llamados adjetivos disuasivos, contundentes y negativistas que obligan a someterse a ellas y excluyen el matiz y cualquier forma de trámite inteligente. Para ello se utiliza la polaridad, un concepto lingüístico y semántico por el cual las palabras negativas atraen por concordancia otras palabras negativas en el sintagma de negación. Su contundencia emocional, el pathos retórico y emotivo del mensaje, eclipsa toda posible duda o ignorancia, principios de cualquier forma razonable de pensamiento (por ejemplo, la constitución o la integración europea es irreversible). La misma aplicación tienen los adjetivos incuestionable, inquebrantable, inasequible, insoslayable, indeclinable y consustancial. Su maximalismo sirve para remachar cualquier discurso y crear una atmósfera irrespirable de monología. Además, según Noam Chomsky, muchas de estas palabras suelen atraer otros elementos en cadena formando lexías: adhesión inquebrantable, inasequible al desaliento (incorrecto, ya que inasequible significa inalcanzable, inconseguible), deber insoslayable, turbios manejos, legítimas aspiraciones, absolutamente imprescindible. Lexías redundantes como totalmente lleno o absolutamente indiscutible, inaceptable o inadmisible”.
En otro sitio, encontré una alusión a la expresión de marras, atribuyendo su origen a Ortega y Gasset. Me metí a averiguarlo y no descubrí en su obra las mismas palabras, pero sí unas parecidas: inasequible a la lisonja. En el tomo II de sus Obras Completas (El espectador I de 1916, Ensayos de crítica, Ideas sobre Baroja), Ortega dedica más de cincuenta páginas a analizar la figura y la prosa del escritor vasco. En la página 101, dice así:
“Cierto que nuestro vasco es tan inasequible a la lisonja como al vituperio. Le sería placentero, ciertamente, verse convertido en gloria nacional, porque entonces le invitarían a algunos salones, donde podría contar anécdotas ciclópeas a unas mujeres hermosas. La gloria, pues, se le presenta reducida a las proporciones de una grata sobremesa. Por otra parte, no creo que haya nadie en quien los vituperios recibidos despierten más franca hilaridad. No hace mucho, encontré a Baroja sumamente alborozado; acababa de leer un periódico de Cuba, donde un escritorzuelo ultramarino le llamaba “ese grosero buey vasco”.
Esta es mi duda:
En la oración: Percibí cómo el viento me acariciaba el cabello. ¿El “como” lleva tilde? Sé que la RAE dice que en los verbos de percepción como oír, escuchar o ver no se utiliza, pero no me queda claro pues lo he visto acentuado muchas veces. Los verbos sentir, percibir o apreciar ¿también seguirían esta norma?
El dilema que planteas tiene su miga. “La nueva gramática de la lengua española. Morfología. Sintaxis I” dice lo siguiente (página 1656, 22.16: Interrogativos y exclamativos. Cómo y por qué. Locuciones que se les asimilan):
En los verbos de percepción, el adverbio “cómo” puede introducir una interrogativa indirecta: “No vi cómo lo hizo”. Sin embargo, en ocasiones, es necesario distinguir entre la percepción del modo y la del hecho en sí. En la construcción “Ya verás cómo consigue ganar” (con el adverbio interrogativo “cómo”), se hace referencia a la manera de conseguir algo. En cambio, en “Ya verás como consigue ganar”, la conjunción “como” introduce una subordinada completiva que alude al propio hecho de la consecución. Se plantea un problema cuando la percepción del modo y la del hecho resultan inseparables, lo que hace difícil dilucidar si se trata de una interrogativa (“cómo” con pronunciación tónica y acento gráfico) o de una completiva (“como”, con pronunciación átona y sin tilde). Por esta razón, son admisibles las dos opciones de “Ya verás cómo llegamos tarde” y “ya verás como llegamos tarde”.
En resumen, parece que en tales casos, “como” se puede escribir de las dos formas, con y sin tilde, en función del complemento que sucede al verbo: “Mira cómo nieva” serviría para expresar el modo en que nieva (de forma intensa), mientras que “mira como nieva” serviría para expresar el hecho de que está nevando. Demasiado sutil para mí, así que lo escribiré siempre con tilde.
Es de Jose Antonio Primo de Rivera