El miedo en la literatura. Primera parte

Lo que caracteriza al verdadero cuento de miedo es la aparición de un elemento sobrenatural e inexplicable, totalmente irreductible al universo conocido, que rompe los esquemas vigentes.

El miedo es una de las características principales que forma parte de los cuentos de intriga, suspense, terror…

El miedo con sus diversos síntomas, con sus múltiples vertientes y con su inmensa variedad de factores desencadenantes es uno de esos sentimientos fuertes que se siente, pero que resulta difícil de definir. Según Rafael Llopis: “…lo que caracteriza al verdadero cuento de miedo es la aparición de un elemento sobrenatural e inexplicable, totalmente irreductible al universo conocido, que rompe los esquemas vigentes”. En opinión de Fernando Valls: “…la literatura de terror se caracteriza tanto por el efecto que produce como por la atmósfera de horror y miedo que logra sugerir, dejando en un lugar secundario la preocupación por el lenguaje y la estructura de la narración, porque quizá la temática y los efectos, en general, predominan sobre la estética”.

A lo largo del siglo XVIII, y sobre todo en el ámbito de la literatura anglosajona, surge lo que se conoce como “novela gótica”. Las grandes mansiones, los castillos antiguos y en ruinas son los espacios donde suceden los hechos con la intervención de fantasmas, muertos vivientes u otra clase de seres terroríficos. Además, se nutre de las características del Romanticismo: el amor como una pasión devoradora; la insatisfacción y la rebeldía ante el mundo; el deseo consciente de contradecir las normas convencionales; el redescubrimiento de la Edad Media, del mundo oriental y la vuelta a mitologías como la eslava, germánica y anglosajona. Estas señas de identidad, por un lado, y la tarea de tres escritores originales e inquietantes, por otro, conducen a la definitiva cristalización de la novela de terror.

Ernst Theodor Amadeus Hoffman (1776-1822), escritor y compositor alemán, influyó en la literatura alemana. Sus obras de ficción, que combinan lo grotesco y lo sobrenatural con un poderoso realismo psicológico, se encuentran entre las más destacadas del movimiento romántico. Fue el inventor de una fórmula destinada a hacer fortuna: fundir en sus relatos realidad y fantasía o, lo que es igual, presentar una situación real que poco a poco se va deslizando hacia lo irracional hasta convertirse en símbolo de las fuerzas ocultas que intervienen en la vida del hombre.

Edgar Allan Poe (1809-1849), escritor y poeta estadounidense. Partiendo de la tradición de la novela gótica anglosajona, y a menudo exagerando o parodiando, el autor construye narraciones que fascinan por la capacidad para crear ambientes densos y compactos donde el lector queda inmediatamente atrapado. Está considerado unánimemente como el creador del relato breve moderno; quizá porque al perfecto dominio de la trama y de la intriga une el reflejo preciso de los elementos esenciales de la situación del hombre en el mundo: la omnipresencia de la muerte, la soledad que acecha o la visión de la vida como un espejismo.

Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), autor de relatos fantásticos y de terror al que suele considerarse heredero de su compatriota Poe. Fue el inventor del terror cósmico: sus cuentos hablan de espíritus malignos, posesiones psíquicas y mundos oníricos donde el tiempo y el espacio se alteran irremediablemente.

Las claves para conseguir relatos de miedo:

• El clima y la subjetividad ocupan, en este tipo de cuentos, un puesto mucho más importante que en la mayoría de las otras ficciones.
• Es imprescindible hacerle sentir al lector sensación de desasosiego; no es un cuento de miedo aquel en el que sus protagonistas pasan horrores y los lectores no llegan a estremecerse.
• El miedo puede ir desde una leve inquietud incontrolada hasta el pánico que haga dejar la lectura. No depende de la cantidad y calidad de los monstruos que hagamos aparecer, sino de la tensión que logremos acumular a través del suspense; de la adjetivación; de la descripción de lugares y situaciones…
• Y por último, la sensación de miedo se logra acumulando tensión y no añadiendo horrores sobre los personajes. Analizar hechos y preocupaciones que en uno mismo disparan los mecanismos del miedo y ponerlos en acción a través de la palabra ayudará.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *