En torno a la novela. Segunda parte

Categoría (General, Taller literario) por Ana Merino y Ane Mayoz el 06-10-2022

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Si estás pensando en escribir una novela o reescribirla, hay una serie de puntos que debes tener en cuenta para conseguir que el mundo en el que se halla metido tu protagonista sea vívido y singular. Porque, no olvides, que por ese mundo se desplazará también el lector. Por lo tanto, es imprescindible tenderle un hilo conductor, es decir, organizar el material en una trama coherente, creíble y, si es posible, intensa. Una novela es un armazón; puedes hacerla más o menos compleja. Pero lo que debes crear es algo vinculado y continuo.

¿Te has planteado qué tipo de novela vas a escribir?

Existen novelas clásicas que están formadas por una organización de episodios encadenados que implica, además de personajes, temas que aparecen, desaparecen y reaparecen a lo largo de toda la obra.

También hay novelas más innovadoras que transgreden los aspectos tradicionales. La innovación podrá venir de distintos campos del lenguaje, de la sintaxis, del léxico: sintaxis libre, ruptura de la construcción lógica de la frase, modificaciones fonológicas, ruptura o unión de palabras, aproximación al ritmo poético… Lee La saga fuga de J.B. de Torrente Ballester y lo comprobarás.

Puedes iniciar la novela sabiendo solo cuál es el tema que quieres desarrollar o únicamente conociendo al personaje o el argumento; por ejemplo, concretando el protagonista, qué le va a ocurrir, qué conflicto tendrá…

Una vez definido el personaje, puedes preguntarte:

  • ¿En qué ambiente se va a mover? ¿Qué ámbito es el más apropiado, de acuerdo a sus características o al conflicto planeado?
  • ¿En qué época vivirá según el tema?
  • ¿De qué modo se relacionará con otros personajes?
  • ¿Cómo va a hablar?

Reflexiona sobre su caracterización, sobre su posible relación con otros personajes. Intenta que tus personajes no sean estereotipos y su actuación no resulte falsa o vacía. ¿Has pensado si van a expresarse por sí mismos en estilo directo? ¿Van a abundar los diálogos? ¿Serás capaz de distinguir las diferentes voces, de emplear el lenguaje apropiado de acuerdo con la caracterización de cada personaje? Procura que tus diálogos no sean demasiado explicativos.

En cuanto al argumento, puedes pensar qué aspectos del tema vas a destacar y qué parte del argumento será el comienzo de tu novela.

También tendrás que determinar la voz narrativa. Además de si va a predominar la narración; si el espacio y la ambientación serán los aspectos principales de tu novela; si la descripción va a ser tu punto fuerte…

¿Y el tono?, decide en qué tono cuentas tu novela. Puede ser confesional, crítico, reivindicativo, erótico… ¿Usarás el mismo siempre?

Respecto al espacio:

  • ¿Se vincula al personaje y refuerza su estado de ánimo?
  • ¿Refuerza el desarrollo de los hechos?

Evita utilizar el espacio para adornar el relato. Ten cuidado y no conviertas el texto en un folleto turístico, con una descripción desvinculada de la trama. Tampoco crees descripciones demasiado extensas y detalladas que generen un clima monótono y paralicen la acción en lugar de complementarla.

Con relación a la estructura:

  • ¿En cuántos capítulos dividirás la novela? ¿Serán capítulos de igual extensión?
  • Cuando se plantea un tipo de montaje es aconsejable no considerarlo definitivo porque a medida que escribes puedes diseñar otro y porque puedes escribir diferentes fragmentos sin saber a qué parte de la novela corresponderán y hacer el montaje al final. Tanto en un caso como en el otro, analiza si el cambio contribuye a la riqueza de la novela, al crecimiento de su hilo narrativo.

Ten en cuenta que el capítulo es una unidad dentro de la continuidad total de la novela. Puede contener un episodio o varios vinculados entre sí, pero siempre debe establecer un punto de unión con los otros capítulos.

Controla el ritmo, para ello reflexiona sobre la extensión de las situaciones, la descripción, las acciones, los diálogos, su proporción en el conjunto…

Todos los aspectos de la novela deben articularse en torno a un eje principal. Hay que conseguir que las situaciones secundarias refuercen las principales, en lugar de estar desconectadas entre sí. Para que las acciones principales y las secundarias se hagan creíbles deben estar de acuerdo con la caracterización del personaje.

Por último, te recomendamos que no pierdas de vista el hilo principal de la narración y que corrijas tu novela una vez escrita. Para ello, te dejamos con las palabras de Gustave Flaubert, un permanente corrector de sus textos:

«Tengo ya doscientas sesenta páginas que no contienen más que preparativos de acción, exposiciones más o menos disfrazadas de personajes (verdad es que están graduadas), paisajes y lugares. Mi conclusión, que será la narración de la suerte de mi pequeña dama, su entierro y la subsiguiente tristeza del marido, tendrá por lo menos sesenta páginas. Quedan, pues, para el propio cuerpo de la acción de ciento veinte a ciento sesenta páginas a lo sumo. ¿No es un gran defecto? Ayer releí toda la primera parte. Me pareció endeble. Lo peor del caso es que los preparativos sicológicos, pintorescos, grotescos, etc., que la preceden han sido muy largos, y exigen, creo yo, un desarrollo de la acción que esté en relación con ellos.»

Tras esta reflexión, redujo la primera parte, suprimió escenas para evitar la dispersión y cortó lo que no venía a cuento.

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