En torno a la novela. Tercera parte

Categoría (General, Taller literario) por Ana Merino y Ane Mayoz el 05-11-2022

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Seguro que más de una vez te has preguntado cuál es la diferencia entre el tema de una novela, la intriga y su trama. Ahora, vas a saberlo. Y no solo para que hables con conocimiento de causa cuando menciones la trama de la novela que acabas de terminar, sino también para que lo tengas en cuenta a la hora de escribir tu historia.

De una forma breve los podríamos definir así: El tema es lo que se cuenta. La intriga, los momentos que engloba la historia, y la trama, la forma en la que se articulan los elementos. La trama impone la estructura: muchos capítulos breves, un bloque entero sin división en capítulos, un bloque fragmentado en otros bloques de diferente extensión… Pero, como quizá todavía tengas algunas dudas, nos extenderemos en cada apartado.

El tema

Se define como la materia prima de la novela o del relato. Se desarrolla en motivos temáticos que son las situaciones elementales básicas, momentos mínimos de la narración que se unifican en torno al eje temático.

Ese eje es el hilo alrededor del cual se organiza la novela. Para el eficaz desarrollo de un tema, es conveniente reforzar ese eje temático. Si se abarcan demasiados aspectos desconectados entre sí y desvinculados del eje, es posible que éste se debilite. En realidad, no hay temas mejores ni peores: todo tema es bueno si se sabe contar.

La intriga

En la novela, se conectan diferentes intrigas. Escribir una novela es desarrollar una intriga y disponer los hechos en un determinado orden artístico. La intriga es la base de la historia y está constituida por un conjunto desorganizado de hechos más o menos significativos. Es la materia prima de un cuento o una novela.

La trama

Conectar los hechos es la función de la trama; la organización de todos sus hilos básicos para que se entrelacen con eficacia; el esqueleto que sostiene el conjunto de los episodios de la novela; la concatenación o el encadenamiento de las diferentes partes. Si la conexión entre los acontecimientos es defectuosa, la novela fracasa. El papel del novelista es el de relacionar y disponer los episodios en la proporción adecuada y hacer de lo diverso un todo armonioso y significativo.

Una novela sigue el hilo de la intriga, cuenta una historia tramada de determinada manera. Conseguir que los personajes se impongan como seres «reales» es tarea de una trama bien llevada, que articula y resalta los puntos clave. Y toda acción narrada ofrece una trama: cada hilo de la narración está entramado. En la novela, se pueden distinguir la trama tradicional y las modernas.

La tradicional es lineal. Nace con la épica, narración que tenía por objeto transmitir la celebración de lo heroico, las hazañas de un pueblo o de un héroe. Aristóteles define la trama como una «combinación de acontecimientos». Esta disposición cronológica, de tipo tradicional, se sigue empleando en novelas actuales y con características propias.

La trama moderna se articula de diferentes maneras. En algunos casos determina estructuras singulares como las siguientes:

  • Paralelística. Es la combinación de dos narraciones diferentes y paralelas. La inmortalidad de Milán Kundera, por ejemplo, es la novela polifónica en la que historias de personajes comunes se entrecruzan con la de seres inmortales (Goethe, Beethoven, Bettina y Rubens).
  • Musica. Milán Kundera considera que la articulación de la novela debe ser muy clara. Para ello, suele emplear la división en partes y compara la novela con la música: una parte es un movimiento y los capítulos son compases. Como ejemplo, su obra La vida está en otra parte.
  • Espiralada. Es una trama que retoma elementos anteriores a medida que avanza el relato. Por ejemplo, en Corazón tan blanco de Javier Marías, se desencadena una doble acción: la del pasado y la del presente. El presente amenazado toma datos del pasado amenazante y así la trama configura un espiral.
  • Caleidoscópica. Está estructurada en numerosos fragmentos aparentemente desiguales, pero que tienen una coherencia precisa. La novela Rayuela, de Julio Cortázar, está formada por un conjunto de capítulos en los que se narra una historia y una serie de fragmentos variopintos.
  • Encastrada. La trama es el entrecruzamiento de varias intrigas encajadas unas en otras. Por ejemplo, 53 días es un libro que Georges Perec plantea como una galería de espejos; una trama lúdica a partir de la frase de Stendhal: «Una novela es un espejo que se pasea a lo largo del camino». Proyecta infinitas novelas, como infinitos espejos que se encastran uno dentro de otro en la misma novela.
  • Progresiva. En Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, la trama se dispone en una estructura que crece en forma de progresión. Uno a uno, se van incorporando a la trama los personajes, atacados de una ceguera blanca. Coincide así la idea de epidemia con la distribución de la novela; la progresión se vincula a la epidemia.
  • Triangular. En Hablando del asunto de Julian Barnes, la trama está distribuida entre los monólogos de los tres personajes protagonistas que entretejen una red compuesta por numerosos triángulos en los que, a menudo, suele quedar el de la mujer entre los dos hombres.

Hasta aquí lo que queríamos aportar sobre estos términos novelísticos. Para más información te recomendamos la lectura de Como se escribe una novela, de Silvia Adela Kohan.

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