Ya hemos indicado la importancia y la originalidad de una metáfora por lo que esta provoca en el lector. Pues si a esto le unimos el humor, un humor sutil, que saca sonrisas, el impacto tendrá todavía mayor repercusión.

El polvo está lleno de viejos y olvidados estornudos.

A esta unión de metáfora más humor le denominó Greguería su creador, Ramón Gómez de la Serna (1881-1963).  Autor de una extensa obra literaria, fue a partir de su estancia en París cuando empezó a escribirlas y lo hizo durante toda su vida. Por lo tanto, estuvo ejercitando su ingenio, su creatividad, su mente en todo momento.

La cabeza es la pecera de las ideas.
Al ombligo le falta el botón.
El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.
Los ceros son los huevos de los que salieron las demás cifras.
El picador es un Don Quijote que ha engordado.

Son creaciones únicas, singulares.  Se trata de asociar ideas, de relacionar elementos cotidianos, en definitiva, de ver el mundo desde otra perspectiva. Ahí radica su originalidad.

La pulga hace guitarrista al perro.
La cabeza es la pecera de las ideas.
La B es la ama de cría del alfabeto.
El orador es un instrumento de viento que toca solo.
La Dama de Elche es la primera mujer que gastó auriculares.

Es evidente que este autor no ha sido, en la historia de la literatura, el único en tener frases o aforismos célebres. Con anterioridad, muchos escritores también nos dejaron infinidad de ellas. Horacio, William Shakespeare, Francisco de Quevedo, Jules Renard…  son algunos de los escritores en los que se inspiró para sus creaciones. Pero lo que hizo Ramón Gómez de la Serna fue añadir a esa frase ingeniosa una dosis de humor, por lo que creó un nuevo género que va más allá de la metáfora. De ahí que su nombre forme un tándem indisoluble con esas creaciones suyas. Conviene que vayas familiarizándote con ellas.

El agua se suelta el pelo en las cascadas.
La chismografía es la geografía de la vida privada.
Bígamo: viga para sostener a dos mujeres.
Carterista: caballero de la mano en el pecho… de otro.
La lagartija es el broche de las tapias.

Si te ejercitas en todo lo mencionado, es fácil que surjan, pero prepárate para ello:

Escribir es que le dejen a uno llorar y reír a solas.