La descripción

Categoría (General, Taller literario) por Ana Merino y Ane Mayoz el 09-12-2015

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Todo escritor se sirve alguna vez del hecho descriptivo. Aunque puede parecer sencillo, dibujar con palabras, es necesario ser consciente de que además de hacérselo ver al que está leyendo debe provocar en él una impresión. Por esto, quien maneja la descripción engancha al lector.

Consiste en explicar, detalladamente, las cualidades y características de un objeto, de un paisaje, de una persona o de un sentimiento. Suele paralizar la acción; de ahí su visión estática de la realidad.

Para conseguir que alguien vea lo que lee, es preciso que, con anterioridad, el escritor lo haya visto bien. Dicho de otro modo: la observación es la condición previa de la descripción. Pero observar es algo más que mirar. Es mirar fijándose en lo que se ve; es concentrar la atención. Este hecho comprende el ejercicio de los cinco sentidos corporales: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Mediante la técnica descriptiva se reflejan las sensaciones recibidas de los objetos y de la realidad viva y, a su vez, se asocia con el espacio.

304.- La descripción

La mejor descripción no es la que menciona más elementos, sino la que provoca una sensación más fuerte en el lector. No se trata de acumular detalles, sino de expresar los que sean llamativos, enérgicos y definitivos. Una vez más hay que seleccionar.

Para que una descripción sea completa, además de tener en cuenta la observación, es preciso profundizar, calar hasta el fondo de las cosas, analizar y valorar.

Cuando el escritor describe un paisaje o a una persona, puede hacerlo con diferentes fines: para provocar alguna emoción o sentimiento en el lector; para dar a conocer con detalle un objeto… Por eso mismo, es posible adoptar dos actitudes ante la descripción: una objetiva (denotativa), propia de la visión científica, y otra subjetiva (connotativa), de carácter literario.

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