La literatura juvenil a debate
Categoría (El libro y la lectura, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 27-11-2016
Tags : competencia-lectora-juventud, corpus-literario-escolar, didáctica-obras-clasicas, literatura-basada-en-la-experiencia, Literatura-juvenil-para-adultos
Como se puede comprobar en los listados de libros más vendidos que aparecen en Internet, los términos de literatura infantil y juvenil están profundamente unidos en el panorama editorial español. Si a esto añadimos que muchos piensan que la literatura juvenil es un fenómeno inexistente fruto de los mercados y las editoriales, nos damos cuenta de lo difícil que es analizarla por separado.
Con la obra Matilda, de Roald Dahl pasa algo muy curioso. Es uno de los 100 mejores libros juveniles de todos los tiempos, según la revista Time y sin embargo ese libro, y en general toda la obra de Roald Dahl (con cuya mención le homenajeamos en el centenario de su nacimiento), es muy leída también por adultos. En ocasiones así, las etiquetas pueden estar de más y en literatura, como vemos en este caso, únicamente son útiles para distribuir los libros en las librerías.
Lo que no podemos negar es que la literatura juvenil está creciendo en estos últimos años: Los juegos del hambre, Hush Hush, El teorema Ktherine, Ciudades de papel, El corredor del laberinto, Las luces de septiembre, Melocotón loco, Bajo la misma estrella, Divergente, Cazadores de sombras son algunos de los libros más vendidos. Constantemente nos bombardean con abundante número de títulos y propuestas de nuevas colecciones que dan gran dinamismo a este sector. En esto tienen mucho que ver los autores porque a los consagrados a la literatura juvenil como Jordi Serra i Fabra, Alfredo Gómez Cerdá, Andreu Martín, Care Santos, Enric Lluch o Fernando Marías se han unido nuevas promesas como Felipe Juaristi, Laura Gallego, Gonzalo Moure y otros muchos más que habitualmente escriben para adultos, pero que han visto grandes posibilidades en este mercado: José María Merino, Rosa Montero, Marina Mayoral o Gustavo Martín Garzo.
Según el Ministerio de Cultura en su informe sobre la literatura infantil y juvenil del 2007 “el sector más difícil es la población juvenil, de 12 a 17 años, por sus especiales características de desarrollo y socialización y las preferencias de ocio entre los jóvenes”. Ya tenemos el baremo de edad de los consumidores de literatura juvenil. Dicho informe añade: “A los jóvenes les interesan las lecturas de entretenimiento y aventuras y aquellas cuyo contenido tienen relación con sus problemas y su psicología”. A tenor de esta afirmación, nos damos cuenta de que no podemos decir que la diferencia entre literatura juvenil y la de adultos difiera en los temas ―que al final son los mismos grandes temas de todos los tiempos: el amor, la guerra, el poder, las injusticias etc.― sino en las características de los elementos narrativos, como señala Silvia Adela Kohan en su libro Escribir para niños. Si hojeamos cualquier libro de los citados anteriormente, podemos comprobar que los personajes son perfilados para que se identifiquen con el público al que va dirigido; la interiorización psicológica disminuye en favor de la acción y los géneros narrativos se entrecruzan y fusionan.
¿Y los jóvenes, qué libros leen en el periodo escolar? ¿Leen los que están dirigidos a ellos y son actuales? En este periodo de la Educación Secundaria es donde los alumnos tienen el primer contacto con la asignatura de Literatura y es el momento en el que abordan a los principales autores y las obras maestras de nuestras letras. Con el tradicional corpus de obras clásicas, estamos viendo que no se consiguen los índices de lectura deseados, más bien todo lo contrario: desciende el interés por la lectura, pues enseguida el alumno asocia esas obras a una imposición del profesor. En vista de ello, sería interesante contar con esta literatura juvenil en el currículo escolar, ya que tanto por su forma como por su contenido puede llegar con mayor facilidad a este sector de la población. Pedro Cerrillo en su artículo “Educación literaria y canon escolar” afirma lo siguiente:
“Todo canon escolar de lecturas debiera estar formado por obras y autores que, con dimensión y carácter históricos, se consideran modelos por su calidad literaria y por su capacidad de supervivencia y trascendencia al tiempo en que vivieron, es decir, textos clásicos. Pero, junto a ellos, pueden incluirse en un canon otros libros, de indiscutible calidad literaria, que no hayan alcanzado esa dimensión de «clásicos» porque no ha pasado aún el tiempo necesario para que sea posible ese logro”.
Ahora viene el mayor problema: elegir los libros que formen el corpus literario escolar. Deberían tener unas determinadas características para cumplir un objetivo fundamental: facilitar el hábito lector. Para ello, competencia lectora y adecuación del léxico tendrían que ir de la mano. Habría que lograr un progresivo perfeccionamiento verbal de los alumnos para lo que se debe apostar por una gradación en la dificultad del léxico de las obras literarias elegidas y también en la complejidad temática, estilística y narrativa.
Esta literatura prepararía al alumnado para dar el paso hacia los grandes clásicos. Actuaría como una literatura de transición que, además, propondría un diálogo más o menos inteligente entre libro y lector. Para ello, habría que trabajar con actividades planteadas después de la lectura para comprobar el nivel de comprensión. Así se uniría el placer estético a la finalidad didáctica.
También debería ser una literatura basada en la experiencia, capaz de mostrarles conflictos propios de la juventud y la forma de resolverlos. Si la obra es de suficiente calidad, conseguirá que el joven y su entorno se identifiquen con los personajes literarios y así, ofrecerles una educación literaria más que una enseñanza de la literatura.
Y, por último, esta literatura tendría que huir de tabúes y moralinas. La necesidad interior del escritor por contar determinada historia y que todos los temas tratados con veracidad, rigor y calidad tuvieran su espacio sería lo que debería primar en la balanza.
Lo que está claro es que los índices de competencia lectora de los estudiantes españoles están a la baja, según se demuestra en el informe Pisa de 2012. Algo habrá que hacer si con la lectura de los clásicos, en la cual sin duda debe sustentarse la formación humanística de nuestros jóvenes, no acertamos. Ahora viene muy a cuento esa anécdota que corre por Internet sobre Borges acerca de cómo una estudiante le preguntó que qué podía hacer si Shakespeare la aburría:
“No hagas nada, simplemente no lo leas y espera un poco. Lo que pasa es que Shakespeare todavía no escribió para vos; a lo mejor dentro de cinco años lo hace.”
Por lo tanto quizás, mientras les llega la hora de tener madurez de pensamiento y capacidad de análisis para disfrutar de esas obras, sea posible dar cabida en las aulas a esa emergente literatura juvenil.
He leído vuestra defensa acerca de los libros juveniles; si bien es verdad que la realidad en las aulas de clases es la de rechazo a lecturas obligadas.
Estoy a favor de una flexibilidad por parte del maestro a poner una variedad de libro que pueda se acorde a los intereses de cada joven; puesto que es cierto que no todos los jóvenes le gusta la poesía, o shakespeare u otro gran escritor pero nos olvidamos de la existencia de otros libros que despiertan mas la curiosidad o el interés aunque estos no son las nuevas novelas.
Me gustaría recordar que la tarea de una escuela no es tan solo estar de acuerdo a la nuevas tendencia sino que su función de enseñanza es el explicar aquellos libros que han trascendido en la historia y su contexto; si queréis motivar la lectura juvenil deben no solo cambiar el itinerario de libro sino que debe enseñarse mejor y abrir mas el abanico de posibilidades de los grandes clásicos, no podeis dar una clases acerca de divergente o juego del hambre para eso puede como dicen poner sala de debate o promover estos encuentro para los libros que mas es de interés al estudiante pero de esto de ámbito privado es decir que sea su propia elección y no por petición de un centro. Deben recordar la labor de la escuela, la biblioteca, grupos de lectura (que puede darse en el centro pero como actividad extra escolar a libro de acuerdo a sus intereses)
os comparto mi opinión, y disculpo si aun no puedo explicarla bien.
Saludos.
LA LITERATURA DE SAGAS Y LA AFICION A LA LECTURA
Por
Saúl Sánchez Toro
Algunos Críticos se quejan de la ausencia de los escolares en las bibliotecas o librerías, leyendo o comprando libros de autores clásicos o al menos de renombre literario, prolíficos, destacados, premios nobel. Y algunos padres de familia hacen lo mismo al lamentar que sus hijos solo leen libros de sagas.
Sin embargo, haciendo recorridos retrospectivos encontramos que muchos de los afamados cultores de las letras se iniciaron leyendo este tipo de “literatura”.
Para no ir muy lejos, recordemos que Don Miguel de Cervantes Saavedra influenciado por la literatura caballeresca o Libros de caballería, que en su época fueron severamente censurados y considerados “absurdos, tediosos e inverosímiles”, (tal como el Amadis de Gaula o los poemas caballerescos de Ludovico Ariosto que tanto le gustaban a Cervantes) y que lo impulsaron a escribir un libro como el Quijote, en donde un hidalgo se vuelve loco por leer libros de caballería, son el ejemplo clásico de la contribución de la lectura en la producción literaria o en la creación de escritores. Autores como Isabel Alende, la sueca Selma Lagerlôf (nobel de literatura 1909) y Jorge Luis Borges (nominado 30 veces al premio Nobel), confiesan que su literatura se inició leyendo sagas. (Borges dijo que se leyó la Volsunga Saga traducida al inglés por William Morris y que esta lo impactó e influenció).
También ha habido autores que manifiestan haber sido influenciados por los libros de Juglaría (Cantar del Mio Cid, La Leyenda de los Infantes de Lara, El cantar de Roldán, El Cerco de Zamora) o por los libros de Clerecía (Libro del Buen amor del Arcipreste de Hita, Libro de Apolonio, Libro de Alexandre), que en su época eran destacadas sagas.
Muchos autores latinos modernos han confesado que se iniciaron leyendo sagas de piratas como las del escritor italiano Emilio Salgari (1862-1911), (Sandokan, El Corsario Negro, Los Tigres de Malasia o Tigres de Mompracem) . Daniel Samper Pizano, dice, por ejemplo de Salgari, que” Él me guió por mapas abstrusos y me presentó gentes cuyo recuerdo permanece aún conmigo”. En 1940, Gabriel García Márquez confesó que le encantaban los libros de Salgari y los de Mosqueteros de Alejandro Dumas.
Vargas Llosa nos cuenta que “El paraíso de la infancia no es para mí un mito literario sino una realidad que viví y gocé en la gran casa familiar de tres patios, en Cochabamba, donde con mis primas y compañeros de colegio podíamos reproducir las historias de Tarzán y de Salgari”.
Y es que muchos escritores se iniciaron en la letras, devorando sagas y comics como Las aventuras de Tarzán, Supermán, Batmán, Dick Tracy, El Fantasma, Kaliman, Mandrake el mago, El Santo, El Llanero Solitario, Red Ryder y Hopalong Cassidy. Este tipo de lectura, enseñó a la juventud de la época, a mantener continuidad en el texto, expectativa en la historia, aprender léxico y gramática pero, ante todo, afición por la historia que se narraba, es decir apego a la lectura. Asi mismo crearon nudos o ataduras con sus lectores lo que permitió el nacimiento de nuevos autores, escritores que son los que actualmente leemos.
Otros literatos, confiesan haberse dejado impactar por la saga rosa de Doña María del Socorro Tellado López, más conocida como Corín Tellado y cuya obra, calificada por muchos como subliteraria, es la tercera más vendida, en lengua española, después de la Biblia y del Quijote de Cervantes.
La escritora Andrea Saga (autora de la saga “Potenkiah”, ) dice: “yo creo que ningún libro que abra las puertas de la lectura a los jóvenes y los convierta en libro adictos, es un mal libro” … “Ese libro es el que a lo mejor lo convierte en un lector que diga ‘quiero más’, y de ahí se va a pasar a otro y a otro más”, indicó.
Christopher Paolini, un brillante joven que a sus 15 años, debido a su precocidad, tuvo que ser educado en casa, por su madre, después de haber leído innumerables sagas, decidió escribir su propia saga, un libro sobre dragones que hoy conforman la saga llamada el “Legado” (Las aventuras de Eragon), una de las más compradas y leídas por los jóvenes de los EEUU, a tal grado que fue recientemente Betseller en New York.
Las sagas que más impactan las mentes de los jóvenes modernos, son “El señor de los anillos” (J.R.R. Tolkien); “Canción de hielo y fuego” (George R.R. Martin); “La Rueda del Tiempo (Robert Jordan); “Harry Potter” (J.K. Rowling); “Crónicas de Conan” (Robert E. Howard);; “Crónicas de Narnia” (C.S. Lewis); Juego de Tronos” (George R.R. Martin); “Terramar” (Ursula K. Le Guin) y “Los juegos del Hambre” (Suzanne Collins), por citar tan solo algunas y son las que hacen fantasear a millones de mentes ávidas de aventura y de creatividad y de las cuales saldrán los escritores del futuro.
En Colombia, en la década de los sesenta y hasta los 80, un atrevido escritor caleño de nombre Hernán Hoyos escandalizó al país con una saga de libros impresas en editoriales clandestinas, expendio callejero, de excesivo corte popular y con un alto contenido erótico, que fueron prohibidos en colegios, escuelas y universidades y fueron catalogados por la crítica literaria como panfletarios, populares, es decir de poco valor, lo que ocasionó que se volvieran atractivas y mucho más leídas. Todas sus ediciones se agotaron. Igual sucedió con el escritor José María Vargas Vila cuyas obras de alto contenido anticlerical y erótico fueron vetadas por la iglesia y los moralistas de la época, lo que las hizo celebres. “Vargas Vila pasó a ser un autor prohibido por las instituciones religiosas, educativas y políticas. Leerlo se consideraba un pecado, pero no hubo joven en el mundo hispano que no se iniciara sexualmente con sus novelas eróticas, como tampoco hubo joven romántica que no sucumbiera a la tentación de leerlo “…“Autores como Ramón del Valle Inclán, Francisco Villaespesa y Pompeyo Gener, elogiaron su incendiaria y vibrante prosa, ya que contó con el aprecio y el respecto de las más grandes figuras del Modernismo: José Martí, Rubén Darío, José Enrique Rodó, Rufino Blanco Fombona y Manuel Ugarte, entre otros. Además, la posteridad no lo trató tan mal. Ante la fuerza de su verbo y de su carácter se rindieron figuras clave como Pablo Neruda y Gabriela Mistral”.
Dado su grado de aprehensión, los jóvenes aficionados a la lectura, buscan textos en los cuales analizan: cómo han sido preparados los argumentos, las ideas centrales y generales y sobre todo las estructura ideológicas y gramaticales. Si estas no están bien definidas, medulares, con seguridad no pasan del primer capítulo.
Por eso a los jóvenes hay que dejarlos que lean lo que les motiva, lo que quieren, lo que los estimula. Tratar de imponerle los libros que ha leído el docente, o los que éste considere que son los más adecuados sería castrarles la lectura, que es una acción o proceso bien difícil de tener y mantener en una persona.
BIBLIOGRAFIA
https://www.monografias.com/trabajos102/monografia-quijote-burla-novelas-caballerias/monografia-quijote-burla-novelas-caballerias.shtml
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4606318
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-479462
https://yumka.com/docs/Gabo.pdf
https://www.modernismo98y14.com/curiosidades-vargas.html
@Saúl Sánchez Toro
Villa Hada
Villamaría, Caldas, Colombia
https://poemasalgarete.blogspot.com
2016
Me dedico a muchas cosas, entre escritora, (disculpen la faltas de los tildes, porque tienes que andar uno con una lista y es ctrl. y un codigo yes un dolor de cabeza y quiero escribir rapido), mi experiencia es amo, la lectura es unas de mis pasiones y asi lo aprendio mi nieto y mi hermana. Lo que sucede es muy simple ya la Literatura paso a otro nivel, porque, no hay tiempo para andar con un diccionario, para buscar palabras que NO SE USAN, La Vida es un frenesi. Los precios a veces no esta al alcance del Lector. En mi caso no me gusta la Literatura de Shakespare, ni de otros con el estilo de el y tengo libos de el, el para explicar una simple situacion la describia en mas de 5 paginas por ambos lados los libross eran enormes, pero hay que entender que no habia TV, Internet y otras cosas, yo no puedo leer ese tipo de libro, para mi seria una pastilla para dormir o me causa un dolor de cabeza terrible’. Yo leo super rapido y le ensene ese estilo a mi nieto y el lee mucho mas rapido que yo. El Lector de esta epoca NO LE INTERESA LA LITERATURA, le gusta libros que los mantengan pegados al libro. no grandre, directo y conciso y yo estoy de acuerdo, muchos estudiante les obligan tomar Literatura que no tiene nada que ver con lo que realmente esta estudiando, pero se lo exigen como para rellenar los creditos necesarios para graduarse, que por lo menos te hablo aca en el Occidente, pasan las clase con D o C, ahora mismo del diccionario de la Real Academia Espanola del 100 porciento de las palabras, solo se usa un 15 para todo, todas las otras palabras no nos interesa ni la usamos, gracias que exiten otras Editoriales buenas como VOX entre otras que cogen el diccionario de la Real Aca, y la simplificaron a las palabras mas utilizadas, gergas de todos los Paises Hispano e hicieron diccionarios desde simple hasta Superior y Bachillerato, Maestrias y son fabulosos, yo tengo el diccionario del Real porque me lo obsequian, algo bueno que hicieron es es anadieron palabras en ingles que las puedes utiliazar en cartas y conversaciones profesionales, tengo muchas mas explicaciones e investigaciones sobre el tema que haz traido a discucion. Saludos
Yo también soy escritora y el año pasado me aventuré a escribir una novela juvenil, donde los protagonistas tienen 17 años. Sin embargo, tengo un duda sobre dónde queda la linea que divide la literatura juvenil de la literatura para adultos, ya que mi obra trata, entre otros temas como la búsqueda de identidad, el bullying, el despertar sexual de los protagonistas. No sé hasta que punto se puede hablar de sexo en una novela dirigida al público juvenil, y en qué términos debe hacerse, si hay que censurarse o tratar el tema con eufemismos. He leído novelas juveniles que no tienen reparo en hablar de violencia extrema, como guerras, cuerpos desmembrados, masacres, pero tratándose de sexo hay todavía ese tabú, no obstante que en la actualidad muchísimos adolescentes son sexualmente activos. Agradecería que tomara este tema y comentara al respecto. Saludos desde México.
Interesante e importante el artículo, ayuda a reflexionar en los programas de lenguaje que hay que cumplir con los adolescentes, ya que, todavía se continua trabajando con títulos propuestos y no siempre los temas son del agrardo de los estudiantes.Tenemos que pensar en los lectores.
Resulta obvia la carencia de interés que los jóvenes de hoy en día por la literatura en general lo cual puede tener diversas causas. Me parece que en el período escolar ellos leen libros impuestos por el diseño curricular autónomo de las propias instituciones educativas sin tener en cuenta los criterios, necesidades, intereses, sugerencias y/o gustos de los chicos.
Por otro lado la distribución y uso masificado de los dispositivos electrónicos cautiva su atención al brindarle acceso fácil a tópicos de sus gustos a nivel lúdico, musical, artístico, canales de videojuegos, televisión, etc.
Con respecto al tema de costos económicos es posible que los libros sean menos favorables y, por el contrario los dispositivos electrónicos de comunicación sean más llamativos. Si sumamos (creo) la poca difusión y restricción de accesibilidad a las bibliotecas virtuales, la falta de información sobre nuevos escritores juveniles y la promoción de tales entornos y personajes; cada vez tendremos menos lectores y por ende, menos escritores juveniles en potencia.
Alternativas de solución:
• Difundir y promocionar ampliamente las bibliotecas virtuales y tangibles; entornos como el blog “Ser Escritor”.
• Promover e incentivar generosamente concursos de literatura juvenil.
• Promover e incentivar generosamente concursos de lectura con propósitos específicos.
Fernando Salinas
Pienso que la vida es movimiento y el estancamiento muerte. Vivimos en un mundo en evolución vertiginosa y los jóvenes necesitan enseñanzas de actualidad, aunque conozcan las tradicionales como referencia. Les adjunto un enlace con un pequeño texto de una de mis obras sin publicar.
https://recursosdidacticos.es/textos/texto.php?id=584
Al querer responder, dirigí una mirada retrospectiva a mi historia personal como lectora apasionada de cuánto libro cayera en mis manos. Sería interesante hacer participar a los alumnos con la elección del libro que les interesara leer.
El profesor podría proponer distintos nombres de libros o autores., de distintas épocas y luego hacer que los alumnos voten. El que saca más votos , puede ser el libro elegido para empezar. Este procedimiento se puede iniciar con una charla sondeando los libros que conocen aunque sea por nombre o por película que hayan visto.
Actualmente, reúno gente joven en mi casa o visito las escuelas rurales llevando la lectura de los relatos de mis libros. Y los leo yo con una lectura expresiva. El resultado es una atención gratificante. Saludo cordial.
Buenos días para todos.
Yo opino que la falta de interés por la lectura en nuestros jóvenes, es el fruto de una escasa educación literaria. Desde muy niño, el hombre debe de tener su principal ejemplo en el hogar. Hoy día, los padres de familia ni siquiera tienen tiempo para leerle a sus niños los cuentos de los Hermanos Grimm. Creo que este es el factor primordial en el desinterés del joven por la lectura, que sumado a los caprichos del internet, están haciendo un daño muy grande en ellos. Como educadora que soy, muchas cosas más os diría, pero será en otra ocasión para no cansarlos.
En mi experiencia como autor, he visto que los libros juveniles con mayor éxito fueron aquellos que trataban los problemas propios de la adolescencia. Los temas sociales tampoco son descartados por los jóvenes, y la historia paraguaya es bien recibida si se la presenta como una obra de aventuras, de lucha, de amor, de muertes y triunfos. Les importa mucho la técnica narrativa que el escritor emplea.
Muchas gracias por sus análisis. Siempre aprovecho algo de
lo que usted escribe.
Saludos
Kalóniko
De nada vale de que hayan buenos escritores que le dediquen tiempo para escribir literaturas juveniles si el sistema de vida que estamos viviendo no va acorde a los pensamientos de la juventud, pero hay que seguir luchando para poder darle una buena cultura al nuevo sistema de vida.
La literatura, como bien se apunta en el artículo, se ha convertido en muchos institutos (el principal semillero de lectores), en un fastidioso instrumento de presión moral, separada, para colmo, física y conceptualmente en los textos oficiales de una Sintaxis a la que se mira de reojo, como al bicho con el que hay que convivir en la cueva. Esa segregación resulta muy dañina, porque obliga al alumno a abordar la ficción y el arrobo poético desde el academicismo, y no desde la pura pasión por la palabra. Al adolescente le sobra todo lo que huela a «problema de otro». Se trataría, por tanto, de enfocar la enseñanza al mero disfrute de los textos en los primeros estadios de esas edades, que todo lo demás -la sintaxis incluida- devendrá luego por su propia inercia. El profesor que haga ver al joven, en el momento preciso, que una palabra puede llegar a valer más que mil imágenes, sin importar de dónde llegue ésta, conseguirá que aquél, con el tiempo, vea en la «virtud técnica» y en la moraleja de los clásicos un valor integrado e inseparable de lo puramente estético. Ahora, lamentablemente, lo estamos haciendo al revés.
[…] Relatos de lo inesperado, una brillantísima colección de cuentos de intriga y humor negro. Con su obra Matilda, pasa algo muy curioso. Es uno de los 100 mejores libros juveniles de todos los tiempos ─según la revista Time─ y sin […]