La novela romántica. Características y evolución

Categoría (El libro y la lectura, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 26-07-2023

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No resulta fácil caracterizar este género de ficción, entre otras cosas porque los críticos no se ponen de acuerdo con las obras que componen el corpus ni con las fuentes o influjos del género. Así que nos acercaremos brevemente a sus orígenes según lo que une a la mayoría.

El rasgo que le caracteriza es el análisis del sentimiento amoroso, no en vano uno de nuestros mejores estudiosos de literatura, Menéndez y Pelayo, en su ensayo Orígenes de la novela bautiza este género como “novela sentimental”. A mediados del siglo XV se empieza a notar una nueva corriente novelesca caracterizada por una fuerte penetración sicológica aplicada al estudio del alma de la mujer y que, según Menéndez y Pelayo, Giovanni Bocaccio, echando mano de soliloquios, aplicó antes que nadie en su obra Elegia di Madonna Fiammetta.

Junto a esta tendríamos otra novela italiana, la Historia duobus amantibus de Enea Silvio Piccolomini quien aportó un poderoso medio de análisis afectivo mucho más natural que los soliloquios: la técnica epistolar; gran parte de la obra muestra las cartas que se escribían los amantes cuya función no era otra que reflejar el progresivo nacimiento de la pasión amorosa. Y por último, también se habla de Siervo libre de amor del español Juan Rodríguez del Padrón y Cárcel de Amor de Diego de San Pedro. Este, además, puede considerarse el primer best seller de la literatura española.

Pero la ficción sentimental castellana no solo recibe la influencia italiana sino también la de los libros de caballerías. Así el protagonista tendría un componente caballeresco y erótico proveniente de la combinación del Amadis y de la Fiammetta. El resultado de esta mezcla es una literatura en la que se da más importancia al amor que al esfuerzo; hay lances de armas y gentilezas caballerescas sí, pero van siempre subordinados al amor. Este tipo de novelas también se han denominado “erótico-bizantinas”. De cualquier manera, presentan unas características claras: artificiosidad de la aventura y del estilo —redundante, ampuloso, lleno de circunloquios en opinión de Menéndez y Pelayo—, minuciosa descripción de sentimientos, exaltación idealista de los personajes, dulzura femenina dentro del contexto caballeresco y una vaguedad lírica.

Posteriormente aparece la influencia del amor cortés de los cancioneros poéticos y la alegoría de los poemas franceses e italianos, que causó una honda impresión en España. Otros críticos apuntan, por último, al desmoronamiento de los ideales medievales caballerescos que tiene lugar en el XV: el guerrero empieza a ser sustituido por el cortesano y ya no cuentan tanto las armas sino la gentileza, la cortesía para vencer la resistencia de la amada. En definitiva, es la sociedad de ese siglo la que cambia y ya no interesa tanto la literatura épica como la novela propia del burgués y del cortesano; se pasa de un hombre heroico con valores colectivos de la canción de gesta al hombre fragmentado e individualizado de la novela sentimental.

Estas son las primeras obras que salen de las nuevas imprentas de Europa a las que se ha criticado por su estilo retórico, su falta de diálogo y originalidad y sus pesadas digresiones. Sin embargo, en su tiempo eran popularísimas.

El nuevo romanticismo

Esta literatura romántica fue evolucionando a lo largo de los siglos y ya no solo eran los hombres los que escribían sobre temas amorosos sino también las mujeres. Estas comenzaron a escribir historias con un gran componente emocional e íntimo, lo que llevó a etiquetar su escritura de “femenina”. Se debía al rol que la sociedad de entonces le otorgaba a la mujer. Hoy ya podemos afirmar que la aparición de distintas formas de pensamiento, movimientos feministas y de ideologías de género ha logrado cambiar esa tónica; ya no solo escriben confesiones, diarios o autobiografías. Ahí están para demostrarlo Samanta Schweblin, Mónica Ojeda o Sara Mesa con novelas donde la mujer expresa abiertamente todos sus deseos, y es el deseo y también la violencia los temas principales de sus historias.

Chick lit, grip lit, lad lit

Detrás de esos nombres hay un mundo literario que según quién lo escriba y a quién vaya dirigido es femenino o masculino. Es curioso porque cuando, de pequeños, leíamos novelas no nos planteábamos a qué tipo de literatura pertenecían, solo existían aventuras y desventuras, intrigas y suspense y maravillosos espacios narrativos que te envolvían; en definitiva, fantásticas historias que te sacaban del mundo real. Pero como veremos, hoy en día sí existe una literatura por y para ellas y otra por y para ellos.

Chick lit (literatura para chicas) es un término anglosajón que define una variable dentro del género romántico. De tendencia post feminista, aporta una visión más actual y concierne a la mujer contemporánea de clase media y cercana a los treinta años; la búsqueda del éxito en proyectos profesionales y relaciones amorosas o de amistad está en la base de estas obras. Pero cada vez más las historias se enriquecen con otros temas, como la lucha por una nueva identidad, la desigualdad social, la violencia de género, las experiencias traumáticas… Su formato es llamativo: casi siempre con predominio de cubiertas brillantes, en color rosa muy a menudo, y con representación de objetos que marcan el estilo de vida de las protagonistas. El boom de este género lo encontramos con El Diario de Bridget Jones de Helen Fielding (1996) cuyo protagonista busca perder peso, dejar de fumar, ser interesante y conseguir una pareja estable.

También tenemos el chick lit masculino, conocido como lad lit en América. Y aunque este fenómeno precedió a la versión femenina, no alcanzó el mismo éxito. Se caracteriza por tener un personaje principal que se enfrenta a sus miedos masculinos y a sus responsabilidades y está lleno de inseguridades, ansiedades y fobias, y por supuesto la historia tiene un final feliz. En España esta literatura se conoce como dick lit y nuestro primer representante es Dan Cérber.

En cualquiera de esos dos tipos de literatura, el narrador cuenta la historia en primera persona, sus tramas son sencillas, los personajes arquetípicos y todo está aderezado con un tono humorístico.

Por otro lado, está el grip lit (literatura de suspense psicológico y adictivo), que aplica a la literatura femenina un punto de thriller psicológico. Su creadora fue precisamente la reina del chick lit, Marian Keyes. Las protagonistas son mujeres que viven complicadas historias amorosas, con mucho peso en la trama, y que guardan oscuros secretos. La parte psicológica es fundamental, por tanto, los personajes femeninos son más complicados y con más aristas que en la literatura chick lit.

Por último, hay que añadir otro tipo de novelas románticas: las que tienen un acusado componente erótico. Estas se caracterizan por ofrecer escenas sexuales con una mayor descripción del acto en sí. Algunos consideran que es un subgénero mayor ya que dentro de las tramas eróticas puede haber historias de otros géneros.

Los datos

Investigando sobre el tema hemos encontrado un interesante informe de 2020 que es muy revelador: Informe Mujeres que leen en España. Según este, entre los 18 y los 25 hay un 72% que lee novela romántica, seguida de la novela fantástica y de la novela negra. Si subimos la edad, de 26 a 35 años, leen los mismos géneros pero dan preferencia a la novela negra con un 63%, después viene la romántica y la fantástica. Entre los 36 y los 45, hay un 68% que lee thriller, en esto comparten gusto con el resto de edades, pero además añaden dos nuevos tipos de novelas: histórica y española. A partir de los 46, un 69% lee novela negra, muy seguida de la novela histórica.

Por curiosidad, hemos realizado una “encuesta doméstica” referida a tres de las bibliotecas de nuestro entorno, y una de las conclusiones a las que llegamos es que el préstamo de novela romántica alcanza alrededor de un 30% y que un 85% de los lectores son mujeres. También sale a la luz que hay bastante interés por un tipo de novela que mezcla el romanticismo con un componente histórico: un 60% son mujeres lectoras y un 40% hombres.

Como es de imaginar, y según estos porcentajes, la nómina de autoras adscrita a esta literatura romántica es amplia, pero vamos a nombrar las que resultan ganadoras dentro de nuestro pódium cercano.

Las autoras más demandadas son Elísabet Benavent, Megan Maxwell, Alice Kellen y Danielle Steel. Benavent (1984) es una valenciana que logró el éxito con la saga Valeria. Su primer libro En los zapatos de Valeria (2013), publicado a través de la plataforma Amazon, fue un rotundo éxito, con más de un millón de ejemplares vendidos. La editorial Suma contactó con ella y a partir de ahí vendrían todos los demás títulos de la saga. Más tarde escribió la trilogía Mi elección, con características románticas aderezadas con un toque de erotismo. Posteriormente vendrían sus dos bilogías La magia de ser y Canciones y recuerdos. La última novela que ha visto la luz es Un cuento perfecto.

Maxwell (1965) es el pseudónimo de María del Carmen Rodríguez. Nació en Alemania por casualidad. De padre estadounidense y madre española actualmente vive en un pueblo de Madrid. Por un problema personal, tuvo que pasar tiempo en casa y fue ese el momento en el que empezó a escribir. Su primer libro es de 2010 y su mayor éxito vino con Pídeme lo que quieras (2012).

Alice Kellen (1989) es el pseudónimo de otra valenciana cuyo verdadero nombre se desconoce por deseo de la autora. Su primera novela Llévame a cualquier lugar fue publicada en 2013. Aunque alguna editorial comenzó a interesarse por sus libros, durante un tiempo siguió auto publicándose; hoy en día ha fichado por Planeta. Su obra se ha traducido a varios idiomas. El éxito de sus novelas está, según afirma ella misma, en su gusto por plasmar temas cotidianos; en utilizar personajes reales —con problemas y defectos—; en escribir con un estilo sencillo, nada enrevesado y, por último, en dar importancia a la documentación sobre los temas que trata. Si bien al principio no era tan necesaria, cada vez le gusta más investigar y por tanto se hace más evidente en sus obras.

Dejamos la más aclamada para el final. Danielle Steel (1947) es una neoyorquina que publicó la primera novela, Regreso al hogar, en 1973. Su éxito ha sido enorme, hasta el punto de que ha estado durante semanas en la lista de best sellers del Times. Ha escrito más de 200 libros, traducida a más de 40 idiomas y unas veinte novelas suyas han sido adaptadas a la televisión. Algunas de las más vendidas: Una buena mujer, Una herencia misteriosa, Una noche mágica, Lecciones de juventud, La espía, Vecinos, Sangre azul, El vestido de novia.

Esta breve muestra de autoras de literatura romántica, unida a los informes de lectura y al éxito en el número de lectoras de este tipo de novelas, nos hace predecir una larga vida a este género.

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