Preferiría no leer
Categoría (Cultura y democracia, El libro y la lectura, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 27-07-2017
Tags : lector-competente, lectura-dialogica, lectura-experiencia-personal-intransferible, leer-es-un-acto-solitario, Valores-desagradables-de-la-lectura
Instructivo, atrevido, sincero, irónico y divertido, pero sobre todo afilado con las verdades absolutas. Así se muestra, en este ensayo, Víctor Moreno: navarro de Alesués-Villafranca, Doctor en Filología Hispánica, escritor, crítico y profesor de instituto que, además, es colaborador asiduo en radio, prensa y revistas de literatura.
Para muestra el título, Preferiría no leer (Pamiela, 2105), y un extracto del índice:
Primera parte: Saber leer no basta para hacerse lector
Una cita de Unamuno.
¿Por qué no quieren leer los adolescentes?
Las preguntas de nunca acabar.
¿Es necesario evaluar todo lo que se lee?
El contagio de la lectura.
…
Segunda parte: Valores “desagradables” de la lectura
El valor “desagradable” de la soledad.
El valor “desagradable” del silencio.
El valor “desagradable” de la autonomía.
…
El título de este ensayo es desafiante y su autor, un provocador o, en palabras de la revista Clij, un francotirador instalado en la escuela. Y añade: Incruento, desde luego. De oficio maestro, sus únicas armas son las palabras y con ellas lucha por dignificar y hacer mejor esa escuela, la nuestra, aburrida y productivista, a la que se va a trabajar y a no perder el tiempo.
Desde la primera página, el lector comprueba que se encuentra ante un texto cuyo autor intimida por su atrevimiento y su sinceridad: Ciertos fundamentalistas lectores presentan a quienes no leen como seres con medio cerebro desquiciado y el otro en proceso de descomposición. Su forma elocuente de escribir, su tono incisivo y el despliegue de información que nos muestra a través de citas y referencias a diferentes autores, escuelas filosóficas y teorías lingüísticas, nos da una idea de que estamos ante alguien que sabe de lo que habla, no en vano ha publicado estos otros libros, algunos de ellos con sugerentes títulos: Dale que dale a la lengua, La manía de leer, Va de poesía, Leer con los cinco sentidos, Diccionario de escritura, Cómo sé que valgo como escritor etc.
¿De qué trata este libro?
Es una reflexión acerca de por qué muchos jóvenes, y no tan jóvenes, han optado por no leer por placer o, en otras palabras, por qué la lectura no es una opción de ocio con éxito. Este es un tema que trae de cabeza a la comunidad educativa, como ya hemos mostrado en varios artículos de este blog y Víctor Moreno, como parte de ella, aporta su granito de arena con este ensayo. A través de una perspectiva muy personal ―fruto de su trabajo como profesor de secundaria y de sus lecturas y también de sus prejuicios y de sus saberes―, va desmenuzando la situación de la realidad lectora de hoy en día. Y lo hace en dos partes.
En la primera, indaga en la búsqueda de lo necesario para hacerse lector. Afirma que no es suficiente con saber leer de forma competente puesto que existen muchas personas con nivel de competencia lectora más que óptimo, sobresaliente y, sin embargo, no leen de forma habitual porque no tienen, por diversas causas particulares, la lectura como hobby o afición principal para llenar su ocio. Y a renglón seguido pone como ejemplo a sus compañeros de profesión: Entre profesores de lengua y literatura he conocido a muchos que no se caracterizaban por ser lectores, ni compulsivos, ni de ninguna otra marca registrada. Estaban en su derecho esclavo de hacer lo que quisieran con su tiempo libre.
También, y relacionado con la metodología de la enseñanza en cuanto a lectura se refiere, critica el empeño del profesorado por evaluar todo lo que los adolescentes leen. Afirma que hay que dejarles leer sin cortapisas puesto que la lectura se hace, no se dice. El acto de leer es personal e intransferible. Y como es un acto particular quien extrajera de él dogmas universales, válidos para el mundo, sería un iluso o, por lo menos, un aprendiz de prestidigitador. Recalca que el profesor más que evaluar debe guiar al alumno.
Constantemente se vale de jugosas citas como estas: Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee (Unamuno), No saber leer es peor que fumar (Mercedes Cabrera) para poner en tela de juicio toda la retahíla de daños colaterales que tiene la no-lectura, y son tan variados que podrían dar pie para una tesina.
En cuanto a la segunda parte, la dedica a hablar de los valores “desagradables” que conlleva el acto lector, y son así porque la propia sociedad los desprecia o no los tiene en consideración. Aquí se refiere a la soledad, el silencio, la autonomía, la lentitud y la inutilidad.
Víctor Moreno asegura que la lectura no es rentable socialmente. Y ya se sabe lo que pasa en esta sociedad si algo no cotiza en bolsa. Además, es un acto solitario para el que hay que guardar silencio; soledad y mutismo, un tándem poco productivo en un mundo ruidoso y cada vez menos reflexivo. La lectura es también un acto consciente y derivado de la propia voluntad, por lo que, si se exige como obligación, tiene las de perder. Otros valores que requiere son tranquilidad y paciencia, de lo que podemos deducir que para ser un buen lector hay que dedicarle tiempo. Pero hoy en día parece que la meta es conseguir todo de forma inmediata y antes que nadie; la impaciencia nos carcome y no nos deja tomarnos el tiempo necesario para hacer bien las cosas.
Quizás un modo de vencer a todos esos valores desagradables está en el epílogo que nos plantea este autor navarro. Nos habla de la lectura dialógica; al dialogar sobre lo que leemos, al compartir nuestras lecturas, vemos la soledad, el silencio, la paciencia…. de otra forma, con un sentido diferente. Somos conscientes de lo “desagradable” de esos valores mientras ejecutamos la acción, pero después nos damos cuenta de que nos ayudan a sacar el mejor partido al libro que tenemos entre manos. En palabras del autor, son un medio de colarse al mundo de los demás y dejar que los otros entren en el propio.
¿A quién interesa este libro?
Es imprescindible para todos aquellos que conforman el sistema educativo y sobre todo para esas personas que se dedican a incentivar la lectura. No ofrece la receta definitiva pero sí un buen comienzo para hablar de cómo hacer mejor las cosas y sobre todo para concienciarnos de las que estamos haciendo mal.
Toda la razón. Aún así acabo de terminar mi primera novela porque no pierdo la esperanza de que mis hijos, que están empezando a conocer las letras, al vernos leer y escribir tanto a su madre como a mí, piensen que es más agradable de que lo que les dicen por ahí.
Creo que la respuesta se encuentra, una de las opciones, en el texto adjunto…, puede que nos hubiéramos convertido en sufrientes transmisores de aburrimiento…; vean si nó:
Por favor, divulguen; gracias.
Carta a mis compañeros estudiantes, compañeros docentes e investigadores; a la Sociedad e Instituciones.- Debemos cuestionarnos la calidad de preparación que se le vienen aportando a nuestras generaciones; no podemos continuar manteniéndoles encerrados, entre cuatro tabiques, atiborrándoles de un material obsoleto, teórico y tedioso; donde, no solo, no se le construye desde unos principios de desarrollo de elevación, sino que además, se les aburre. La docencia debe cabalgar entre el cambio generacional y su contenido teórico-práctico. Personas que cada una de ellas, somos científicos en experimentación práctica; por tanto, requieren ese proceso de experimentar, para garantizar su crecimiento y autosuficiencia. El corto tiempo que he estado investigando sobre el material que se emplea en cada una de las facultades por las que me he inscrito, han dado como resultado cada uno de los ensayos que reflejo en biografía, donde se marcan las bases de un nuevo conocimiento; ahí se profundiza en otro modelo de enseñanza; no se puede gastar en armamentos, para matar más de dos billones de dólares, (si las guerras no vienen dando soluciones verdaderas, ¿porqué se siguen ejerciendo?); ni mucho menos se pueden derrochar ¡cientos de billones de dólares! En los conceptos de publicidad, cosmética y modas, (desde cuándo el aspecto externo prioriza sobre la realidad y desarrollo del crecimiento interno). Mientras en enseñanza, sanidad e investigación, apenas si alcanza unas míseras migajas. Nuestras personas no se merecen tan escandaloso desprecio de abandono.
Ruego lo tengan presente para su consideración y posible aplicación.
Sinceramente,
Juan Galán
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ENCUENTROS-C-VIII-CEREBRO-CUERPO–MENTE-ESPÍRITU-‘nada virtual, suple’-de J. Híades
Escucha y descarga los episodios de ESCUELA ABIERTA FM RADIO y online gratis. Si nos agarramos a la idea de que aprender es una condición innata de los seres, incluida el humano, nuestras capacitaciones irán ampliándose a med… Programa: ESCUELA ABIERTA FM RADIO y online. Canal: JUAN GALÁN. Tiempo:…
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Leer una costumbre que no se arraiga, la tecnología, su velocidad e imágenes hacen que el habito lector quede rezagado. ¿Luchar contra esto es imposible. Debemos entonces sustituir la lectura por lo que brinde los beneficios que no sea lectura? El que se haya casi perdido al bella caligrafía, por la maquina de escribir y el ordenador, no ha impedido que se escriban nuevos y ecxelentes obras.
Martín Vivaldi en su libro Curso de Redacción -1983-PARANINFO, cita a Sánchez Drago, que dice: «Dentro de poco no habrá nadie que se atreva a hincarle el diente a una novela….Pero, ellos l( los editores aludidos), siguen publicando presuntas novelas que casi nadie compra, que casi nadie empieza a leer y que nadie, absolutamente nadie, alcanza a terminar.»
¿Esto o algo de esto estará pasando en estos tiempos?
A mi me pare que sí.
Corresponde no darse por vencidos por ganar y recuperar lectores. Buena parte de esto, nos corresponde a los profesores, sin importar el nivel educativo donde se labore.
En primer lugar la lectura te tiene que gustar. Mientras más se obliga a alguien a que lea: peor, pues menos lo hace. Recuerdo que cuando era un niño, o un adolescente leía libros de texto por obligación y poco más, algún libro de aventuras y cuentos. Cuando verdaderamente me aficioné a la lectura fue navegando en barcos, porque había que matar el tiempo en las largas travesías de alguna manera. Ese fue el motivo por el que empecé a leer, y después de engancharte a la lectura, ya no puedes dejarla por todo lo mucho que te aporta. Eso no quita que en bastantes ocasiones comienzas a leer un libro y tienes que dejarlo pues se te hace intragable. Por ello recomiendo que cada uno lea lo que quiera, lo que le guste. Poco a poco se identificará con algún género literario. También va por épocas, a veces me ha ocurrido que he leído mucha novela histórica, aunque el género que me apasiona el la novela negra, policiaca y suspense.
En mi modesta opinión, la lectura no se puede introducir por la fuerza, porque lo único que crea en el sujeto es que termine aborreciéndola. A mis alumnos, les aconsejo que fuera de los temas de clase, lean lo que les apetezca, y poco a poco —al que le guste—, irá tomando un camino y muchos acabarán disfrutando de ella.
Desde Sevilla, un cordial y afectuoso saludo a Manu, Ana, Ane y todos los participantes de este entrañable foro.
Con los elementos recogidos por el autor del libro comentado-por cierto brillante- más otras investigaciones, se podría formular la hipótesis de la necesidad de una Enseñanza Lectora (o como se quiera llamar). Evidentemente esta «materia», debería tener muy poco que ver con la consabida»comprensión de textos». Involucrar aspectos cognitivo-emotivos y sociales, para «despertar» la natural necesidad de «conocer»- ojalá saber- arrojarían como una resultante la práctica de la lectura; insisto, no como una obligación, sino como una necesidad. Llegar a un conocimiento como se llega a un lugar. Si para hacerlo precisamos caminar-cosa que alguna vez aprendimos y se nos enseñó- para lo otro será leer. Leer como un acto natural. Aprender a «disfrutar» del silencio, la soledad y la autonomía…¿o acaso esto está muy alejado de lo que se experimenta al correr solo, u otras tantas actividades que se realizan? Creo-y me hago cargo de lo que digo- que el «desaliento» o el «desprestigio» de la lectura, se debe a un poderoso entramado de intereses materiales. Gente menos culta, gente más fácil de manipular y engañar…
La reseña crítica del libro de Victor Moreno me predispone a su lectura porque considero muy novedoso y objetivo su planteamiento; y un tanto disconforme con lo «políticamente correcto». Agradezco a Manu de Ordoñana haberme puesto en contacto con esa publicación, a través de su blog..
Aquel que no adquirió el hábito de leer en la niñez y en la juventud, asociándolo al placer y al conocimiento, difícilmente podría hacerlo en la edad madura; mucho menos en el mundo actual de la comunicación instantánea privilegiada por la tecnología. Sin embargo –y por diferentes razones–, el libro impreso sigue presente (y lo seguirá por mucho tiempo), para bien de un mejor nivel intelectual dentro del contexto de la cultura universal. Véanse, si no, las estadísticas y la calidad de las ediciones contemporáneas.
Sigo pensando que el retroceso del hábito de la lectura refleja la crisis que se palpa en la cultura. Y, por extensión, de la sociedad misma porque abarca la formación de las nuevas generaciones, sus derechos y opciones, y por tanto del tipo de profesional y ciudadano que resulta de ella. En su esencia, la crisis del libro y del lector no se diferencia de la que presentan otros sectores de la cultura, ni puede ser analizada al margen de cuanto los agrede, como ese IVA elevadísmo que desangra el teatro y demás manifestaciones artísticas. Tampoco puede aislarse de la calidad de vida de la gente, de sus opciones laborales, ni de sus necesidades más apremiantes. Analicemos globalmente el problema y veremos que el tema del libro no es más que la punta de un gran problema social.
Una gran desventaja es no poder leer el libro presentado. La tendencia de la sociedad posmoderna y tecnológica ha sido, es y será problematizar e intentar derrumbar todo fundamento sostenible y que sirve para el bien de la humanidad; esta vez es en relación al beneficio de la lectura e incluso con la correcta escritura, por creo yo una cuestionable comprensión y práctica de una contextualización del ser frente a una cultura que raya en lo que se ha llamado desconstrucción y nihilismo.
Hola Manu, qué interesantes son tus aportes: gracias.
Estos días leo un diario que me ha llegado en una herencia familiar y confieso que lloro porque habla de cosas tremendas, parte de la historia del siglo veinte que fue tan horrible en Europa. Afortunadamente, acabó. Pienso que es interesante publicarlo pero será complicado.
Si los jóvenes no leen, tal vez es porque lo que se les ofrece en el mercado no tiene suficiente garra y emoción. Te aseguro que las pocas páginas de este diario son muy, muy, muy emocionantes. Está escrito por una persona de veintipocos años y plantea cuestiones que a los jóvenes claro que les interesan: ¿merece la pena morir por un país? ¿por un ideal? ¿Qué es la vida? ¿Qué va primero, la amistad o la familia? Y así sucesivamente.
Es cierto que los jóvenes leen menos libros, pero en cambio, leen muchos contenidos online, especialmente diálogos en los video juegos. No conozco ningún joven que no juegue a estos juegos. Las cifras de beneficios son patentes: es lo que ellos leen. Y los autores de esos juegos figurarán dentro de dos o tres siglos como los literatos de hoy. Para mi, esto está muy claro.
Cambia el formato de presentación, pero la necesidad de que nos cuenten historias es universal y forma parte de la naturaleza humana, en todas partes y en todas las épocas. Lo único que cambia es el método para transmitirlas, nada más.
Los hombres prehistóricos ya contaban historias sentados alrededor de una precaria hoguera. Tal vez cómo cazaron a ese oso tan rico. Y los chicos de ahora, los oigo, los veo: están juntos aunque les separen distancias de kilómetros, porque están conectados por internet, y se cuentan historias unos a otros, con gran fantasía e imaginación, mediante esos juegos.
Son historias con dragones, espadas, objetos de poder, magia, bellas princesas, seres malévolos y ruines, etc. ¿No te suena de algo? Son las mismas historias de siempre, estimado Manu, las que menciona Cervantes cuando dice que su protagonista lee historias de caballería y de prodigiosas hazañas. La naturaleza humana no cambia, menos mal. Solo cambian los medios técnicos, que no es poco, lo reconozco.
Te dejo pues tengo que empezar la ronda de editoriales a ver si alguna accede a publicar el diario que estoy leyendo. Será difícil, seguramente, pero intentaré no desanimarme y ser persistente. Deséame suerte, por favor. La voy a necesitar.
De nuevo, gracias por tus interesantes aportes que leo con deleite.
Un abrazo,
Sofía Moreno
traductora
Magnífico artículo…el tema, fundamental para despertar el interés en algo que se ha perdido, sobretodo en la juventud, que busca sus afanes en algo que idiotiza el pensamiento y destruye la conciencia. Felicitaciones…me gustaría seguir recibiendo información de tanta calidad.
Yo sólo leo por placer, buscando siempre aprender algo, si no informativo, si formativo.
Muchas gracias por su envío Manu. Estoy de acuerdo en que la lectura es un acto consciente derivado de la propia voluntad, como lo expresa el Sr. Moreno.
Saludos
G. Kalóniko
Siento que el tema da para internarse en el mundo del pensamiento , este es inducido por la lectura al permitir la toma de diferentes interpretaciones , todo esto en intima soledad llena de impulsos que nos hacen pensar , desde ahí , si llegas a tener la posibilidad de tener el interlocutor valido , que te permita en forma abierta intercambiar opiniones , conceptos , pensamientos
No me parece poco este regalo que puede disfrutarse desde cualquier sitio en donde uno este , precisamente no solo , sino acompañado por los otros ,
Respetados señores,al tema del desinteres por la lectura quisiera comentar que las juventudes buscan afanosas sentido,atravez de experiencias inmediatas y extremas,que impliquen poco esfuerzo,luego anhelan modelos que imitar al buscar su identidad propia y finalmente se quedaran con una idea mixta de un mundo que los reta en todo sentido y no les quiere que descubran el mundo de la vida interior,que no tengan descanso,que no vivan el placer puro del silencio de una conciencia limpia como la tienen la gran mayoria,y todo para que no crezcan integralmente sanos con criterio propio y de pronto se encuentren totalmente plenos porque hallaron a Dios y ya no seran tan esclavizables por los sentidos inferiores ,entonces el reto es seducirlos con contenidos que los hagan cuestionarse y encuentren en los libros unos espiritus de pensamiento mas limpio.
Las nuevas tecnologías, con su acceso rápido e instantáneo, su placer servido al momento, parecen más atractivas que el esfuerzo de concentración que exige sentarse a leer un libro (y ya ni os cuento, escribir un libro). La cantidad y la naturaleza de estas nuevas opciones reducen un espacio de creación simbólica único: el de la lectura. Mucho habrá que reflexionar y que hacer si queremos revertir la situación. Para empezar, mostrar por qué la lectura es un medio único y específico, que aporta «otras cosas». Saludos!