Roy Peter Clarck. Herramientas para escribir mejor

Categoría (Consejos para escritores, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 15-07-2022

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Roy Peter Clark (Nueva York, 1948) es profesor en la escuela de periodismo de Poynter Institute (Florida) y ha publicado dieciocho libros sobre técnicas para mejorar la escritura. Su obra más conocida es Writing Tools: 50 Essential Strategies for Every Writer (2006), un clásico no solo para profesionales de la pluma, sino para todo aquel que quiera iniciarse en el arte de Caliope. Mar Abad, en su blog yorokobu.es, ha seleccionado los doce consejos más relevantes de los cincuenta que aporta.

1.- Orden en las frases. Empieza con sujetos y verbos. Presenta pronto lo que quieras decir y deja para después los elementos secundarios con el fin de captar la atención del lector en las primeras palabras de un texto. Este orden puede alterarse si lo que buscas es crear suspense o provocar tensión. En tal caso, deja el sujeto y el verbo para el final de la frase principal.

2.- Orden de las palabras. Sitúa los vocablos más fuertes al principio y al final de la oración; en la parte central coloca el contenido menos importante: «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo» (Gabriel García Márquez en Cien años de soledad).

3.- Activa los verbos. Los verbos potentes crean acción y muestran a los personajes: «El oficial clavó en él una mirada fría. Dijo algo en ruso. Los soldados que lo habían conducido al interior comenzaron a arrastrarlo al exterior. Grant se los sacudió de encima con facilidad. Uno de ellos levantó la ametralladora» (Ian Fleming en Desde Rusia con amor).

4.- Sé pasivo-agresivo. Es importante decidir cuándo utilizar la voz activa o la pasiva, ya que producen efectos diferentes en el lector. Los verbos activos mueven la acción y revelan a los actores de la historia; los verbos en voz pasiva enfatizan lo que le ocurre al receptor, a la víctima: «Enormes jaulas fueron gaseadas desde los árboles… Las palomas fueron llevadas a los mercados en un vagón de tren tras otro vagón de tren… En una generación humana, el pájaro nativo más numeroso de América fue eliminado». En este artículo publicado en el Charlotte Observer, Jeff Elder usó la voz pasiva con una clara intención: (quería) mostrar que estas aves no hicieron nada para desaparecer; fueron los humanos quienes las exterminaron.

5.- Cuidado con los adverbios acabados en -mente. Muchos escritores aborrecen los adverbios sin piedad (García Márquez, también). Dicen que no aportan nada y que hacen las frases más lentas, más densas, más pesadas. Clark piensa lo mismo, pero admite que son útiles cuando se emplean para cambiar el significado de los verbos. «Ella sonrió felizmente», el adverbio no amplía el significado; expresa algo que se da por sobreentendido. En cambio, «ella sonrió tristemente», cambia el sentido al verbo y produce una alerta.

6.- No abuses de los gerundios. El gerundio debilita el verbo y alarga la palabra. Un texto con demasiados gerundios puede resultar tedioso y pastoso como un chicle. Compara estas dos oraciones:

«El guardián estaba trabajando cuando llegamos. El sol ya estaba cayendo y las nubes estaban volviendo amenazando lluvia».

«El guardián trabajaba cuando llegamos. El sol caía y las nubes volvían para anunciar amenaza de lluvia».

7.- No temas las frases largas. Clark anima al escritor a que se atreva “a llevar al lector por un viaje por el lenguaje y el significado”, para lo cual apunta algunas pautas:

– Es aconsejable que el sujeto y el verbo de la primera cláusula aparezca al comienzo de la oración.

– Las locuciones largas se utilizan para describir hechos o ideas extensas.

– Escribir en orden cronológico facilita la comprensión del texto.

– Las oraciones largas deben combinarse con otras más cortas.

– Resultan muy útiles para hacer una lista o un catálogo de productos, nombres, imágenes.

8.- No tengas miedo a meter la tijera. «La escritura vigorosa es concisa» (William Strunk en The Elements of Style). «Una frase no debería incluir palabras innecesarias; ni un párrafo, frases inútiles, por la misma razón que un dibujo debería prescindir de líneas innecesarias o una máquina, de piezas que no sirven para nada. Esto no significa que todas las oraciones tengan que ser breves o que se eviten los detalles, sino que cada término debe contar algo».

Para conseguir un texto conciso, es fundamental releer el texto y revisar estos aspectos:

– Elimina cualquier pasaje que no mantenga el foco del discurso.

– Prescinde de las anécdotas, las escenas y las declaraciones más flojas.

– Borra cualquier escena que hayas escrito para satisfacer a tu editor o a tu profesor en vez de al lector.

– No invites a nadie a cortar esas palabras o esas frases por ti. Tú eres el que mejor conoce el texto.

9.- Da prioridad a las palabras sencillas frente a las técnicas. Esto facilita la comprensión del texto. Ocurre lo mismo con los vocablos cortos frente a los largos. Clark llama la atención sobre lo poderosos que son términos de una sola sílaba como “sol”, “ven”, “sí”.

10.- Juega con las palabras, incluso en las historias serias. «Del mismo modo que un escultor trabaja con arcilla, un escritor modela el mundo con las palabras». Es necesario tener un vocabulario amplio y jugar con él sin miedo. Incluso se puede estirar y alterar el significado de las palabras para expresar mejor lo que se quiere contar.

11.- Narra de forma cinematográfica. Trata de mostrar en vez de contar. Redacta como si fuera el guion de una película.

12.- Busca imágenes originales. Periodistas de gran reputación desechan numerosas metáforas antes de aceptar la buena. Un buen tropo requiere tiempo y meditación. Evita las frases hechas y los clichés.

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