Los escritores ya no están a merced de las editoriales tradicionales. Los libros autoeditados representan más del 50% y la tendencia es creciente. Josh Steimle publicó, el 7 de julio de 2021, un artículo en entrepeneur.com, para explicar las razones.
1.- Hay más beneficios potenciales
Si bien los editores tradicionales pueden darte un anticipo a cuenta de futuros beneficios, su valor palidece frente al potencial que ofrece la autoedición en términos de ganancias a largo plazo. Las editoriales ofrecen normalmente, aunque es negociable, una comisión del diez por ciento sobre el volumen de ventas obtenido —incluso de autores recién llegados—, frente a porcentajes variables entre el 35 y 70% que puede obtener una obra autoeditada.
El precio y el número de unidades vendidas siguen siendo importantes, por supuesto, pero estos porcentajes no significan mucho si el libro no tiene salida. Para lograr el éxito, es preciso activar una campaña de marketing que cuesta tiempo y dinero. Esta es la parte negativa del proyecto: hay que invertir un capital y dedicar muchas horas a la promoción de la obra, lo que no todos los escritores están dispuestos a hacer.
2.- Los escritores mantienen el control creativo
La mayoría de los autores comienzan su tarea con una visión creativa específica y trabajan sin descanso para llevarla a cabo; por este motivo consideran su trabajo como propio, hecho con todo el cariño y el mayor esmero. Esto puede convertirse en un punto de conflicto cuando se trabaja con editores, porque a menudo quieren que se modifiquen aspectos del trabajo para que se adapten mejor a sus necesidades o al mercado que controlan.
El resultado es un texto que difiere bastante de lo que el escritor originalmente pretendía conseguir. A menudo, el editor tiene la última palabra, ya que es el que arriesga su dinero. Para aquellos que no están dispuestos a ceder en su trabajo creativo, la autoedición es la solución.
3.- Se acabaron los plazos de entrega
Los plazos pueden motivar a algunos escritores a trabajar a un ritmo más rápido y eso es un obstáculo serio. La mayoría de los escritores prefieren escribir sin la presión de estar obligados a entregar el manuscrito en una fecha determinada. Si este compromiso no se cumple, puede haber penalizaciones económicas por el retraso.
El tiempo promedio para escribir un libro es de alrededor de seis meses, aunque hay autores que lo hacen en dos semanas y otros tardan cuatro años. Si no estás seguro de cuánto tiempo te llevará terminar tu libro ─y los principiantes subestiman este aspecto─, la autoedición te brinda la tranquilidad de no depender de nadie.
4.- El mercado ha cambiado de rumbo
La industria editorial de hoy es muy diferente a la de hace unos años. En 2007, los libros autoeditados de Amazon constituían solo el seis por ciento de su catálogo. Pero en 2018, esta cifra se catapultó hasta el 92 por ciento y los autores que publicaron por ese medio obtuvieron más de 300 millones de dólares en ventas totales.
Pero no solo consiguieron beneficios. Numerosos trabajos editados de forma independiente han recibido elogios de la crítica y del público, lo que refleja un cambio significativo en el mercado del libro. Tras asimilar la tecnología y aprender marketing digital, los autores se han dado cuenta de que los editores no son tan necesarios.
5.- Los escritores obtienen información en tiempo real
Con la autoedición, los escritores no tienen que esperar mucho para saber cómo se vende su libro o qué piensa la gente al respecto. La información es casi inmediata. En cambio, las editoriales solo la proporcionan dos veces al año cuando hacen la liquidación semestral.
El análisis en tiempo real de las cifras de ventas diarias y las reseñas de los usuarios es una herramienta muy poderosa que ofrece la autoedición, especialmente con los libros electrónicos. Eso permite la toma rápida de decisiones para cambiar la política de marketing aplicada, la estrategia de distribución y todos los demás aspectos que contribuyen al éxito del proyecto.
6.- Los escritores mantienen todos sus derechos
La autoedición garantiza al autor la conservación de todos los derechos legales sobre la propiedad de su obra, lo que no es tan evidente si firma un acuerdo con un editor tradicional. Al negociar un contrato de distribución, el creador de la obra no suele dar importancia a ciertas cláusulas leoninas que le propone; su interés está circunscrito a ver su libro publicado y no le preocupa ceder todos los derechos de autor, con tal de conseguir su objetivo.
El problema surge más tarde, sobre todo, si el libro adquiere celebridad. La mayor parte del beneficio quedará en poder de la editorial y el autor solo recibirá las migajas, incluso si el éxito es grande y se concierta una adaptación cinematográfica o televisiva. La autoedición es la mejor forma que tiene el escritor para mantener el control de su obra.