Microrrelatos. Tranvía

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 13-07-2024

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Por fin. La desconocida subía siempre en aquella parada. “Amplia sonrisa, caderas anchas… una madre excelente para mis hijos”, pensó. La saludó; ella respondió y retomó su lectura: culta, moderna.
Él se puso de mal humor: era muy conservador. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera lo conocía.
Dudó. Ella bajó.
Se sintió divorciado: “¿Y los niños, con quién van a quedarse?”.
Tranvía. Andrea Bocconi

Un encuentro en un tren siempre ha dado muy buenos resultados como disparador creativo: Un tranvía llamado deseo, la canción de Gabinete Caligari El último tranvía o la novela de Manuel Rico El lento adiós de los tranvías, por poner tres ejemplos de distintas áreas.  La posibilidad de que surjan encuentros y desencuentros; el viaje que simboliza, tanto físico, como interno, mental; la llegada a algún sitio entendida como el destino o el final del camino… son tres de las opciones que Bocconi ha exprimido.

Comencemos por el inicio in media res del cuento. Esa oración temporal, escueta y definitiva, “Por fin”, nos muestra un ansiado y secreto deseo del protagonista: la aparición de la chica de la historia, que diariamente “ilumina” su viaje en tren. Aunque coinciden en él y se saludan, ninguno sabe nada del otro. Por eso la imaginación comienza a hacer de las suyas creando la ilusión de un posible futuro juntos en la cabeza del protagonista. Con esto Bocconi acierta, ya que consigue aportar la dosis suficiente de humor a una historia que, si no, podría resultar ñoña. De cada una de las acciones de ella el protagonista saca una conclusión que le lleva a sentenciar el tipo de persona que es. Pero el acierto está en que nos ofrece dos perfiles porque también él se nos muestra ante los ojos.

De esta forma, una chica que sube a un tranvía saluda a los viajeros y se sienta con un libro a leer durante el trayecto se convierte en la inmejorable candidata a esposa en el primer párrafo ―simpática y físicamente muy adecuada para parir a sus hijos―; en una descarada ―saluda educadamente a cualquiera―, en el segundo y, en el tercer párrafo, en una persona con la que no se puede contar para nada porque desaparece de repente. Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio.

Si nos fijamos bien, lo que en realidad se narra es la historia de una relación sentimental que, por exigencias de guion, dura el trayecto de un corto viaje en tren; pero una relación que existe solo en la cabeza, soñadora y llena de prejuicios y estereotipos, del protagonista.

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