¿Libros a precio fijo?
Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 15-08-2013
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En muchos países, existe una ley que establece un precio fijo de venta al público para el libro impreso, permitiendo a las librerías hacer un descuento que, en España, no puede superar el 5%. El decreto 10/2007 fue publicado en el BOE el 22 de junio bajo el título: “De la lectura, del libro y de las bibliotecas” ─inspirado en la ley Lang que rige en Francia desde 1981─ y obliga al editor a establecer un precio que el consumidor ha de pagar, cualquiera que sea el lugar en que lo compre, así como a indicarlo en el impreso de solicitud del ISBN y en la contraportada del libro o incorporado al código de barras.
Esta normativa responde a una petición de la asociación de libreros para defenderse de la competencia de las grandes superficies. La vieja Europa todavía conserva vestigios del esplendor que tuvieron los gremios en la época medieval. En una sociedad globalizada de libre comercio, ¿tiene sentido proteger determinados sectores económicos, aun bajo el señuelo de alegar que se trata de defender la cultura de un pueblo? Es poco probable. La regulación de los mercados hace que las empresas no se esfuercen en ser dinámicas, pierdan productividad y terminen por asfixiarse.
Es lo que está ocurriendo con la industria editorial española. Su política de mantener alto el precio de los ebooks con el fin no perjudicar su negocio tradicional ─la venta del libro en papel─ está dejando abierto el camino a las compañías multinacionales que disponen de portales muy potentes, con cientos de miles de suscriptores que navegan por el sitio al encuentro de novedades. Son plataformas que no sólo venden libros ─en papel y digitales─, sino cualquier tipo de producto susceptible de ser comprado online y les importa un bledo el valor de la cultura, tan sólo que te hagas adicto y que te acostumbres a “vivir” dentro de su página web.
Amazon es un gigantesco hipermercado que vende de todo a más de 100 millones de clientes, con 75 centros logísticos esparcidas por todo el planeta que cubren una superficie de 2 millones de metros cuadrados, lo que le permite ofrecer los plazos de entrega más cortos del mercado internacional. Su facturación creció en 2012 más de un 50% hasta alcanzar la impresionante cifra de 61.000 millones de US$.
La verdad es que no es fácil competir con un monstruo de tal naturaleza que, además, practica la competencia desleal. Amazon no necesita ganar dinero con la venta de libros, ni tampoco con la de su dispositivo de lectura, el famoso Kindle, ya que su negocio procede de la venta de artículos variopintos que ha sabido colocar en su extenso catálogo en condiciones difíciles de mejorar. Así se explica la campaña que la ministra francesa de cultura ha emprendido contra la multinacional de Seatle en defensa de las librerías independientes ─cuya facturación ha caído un 8 % entre 2003 y 2012─, obligándole a respetar la norma del precio fijo, una medida populista que no va a remediar nada, tan sólo contentar a los nostálgicos.
Pero ¿qué se esconde detrás de este imperio? “Condiciones de trabajo propias del siglo XIX y una ideología que recuerda la de los regímenes totalitaristas del siglo XX”, afirma Jean-Baptiste Malet, autor de “En Amazonia, infiltrado en el mejor de los mundos” (Fayard, abril 2103). Mas ésta es cuestión que trataré más adelante, cuando lea el libro escrito por este joven periodista francés que logró ser contratado como trabajador eventual en el almacén que la compañía tiene en Montelimar. Si lo que dice es verdad, da miedo pensar en las consecuencias que para la democracia va a tener su adquisición del “Washington Post” ─anunciada la semana pasada─, uno de los mejores diarios norteamericanos, celebrado por su independencia del poder político.
En resumen, el precio fijo del libro más que una ventaja es un inconveniente. Estamos sumidos en una economía de mercado cada vez más agresiva y no hay más remedio que adaptarse a sus reglas para sobrevivir. La norma básica que regula el modelo es la libre competencia, la no intervención del Estado, que caigan los débiles y que se afiancen los triunfadores, ésa es la ley sagrada que regula nuestra aldea, estemos o no de acuerdo con su esencia. Por fortuna, se empiezan a escuchar algunas voces que abogan por poner fin a esa disposición. La salida de la crisis no es el proteccionismo, sino la internacionalización y el entorno digital.
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Sin precio fijo en España solo quedaría Amazon como única librería, y los editores solo podrían publicar los libros de venta masiva. Si la competencia fuera solo por precio, no cabe duda quién ganaría. En USA Wall Mart vende todos los libros al coste, como promoción de los otros articulos que pone alrededor de los libros, con gran margen. En UK desde que se eliminó el precio fijo las librerías independientes (no de cadena) bajaron de 15.000 a 1.800, en cambio en Francia sigue habiendo más de 20.000.
Yo opto por la diversidad. ¿Quién fue primero? La gallina y el huevo.Si un tal Guttenberg levantase la cabeza… ¿qué diría?
Quítame un poco de pan
pero no me quites un libro.
que con la panza llena
no puedo pensar.
Quiero seguir siendo ratón de biblioteca
antes que ir de discoteca.
Quiero oir el silencio
de mi propio corazón.
Escuchar su ritmo y su latido,
y en mis rodillas,
como diapasón,
¡un libro¡
Buenas tardes, muy interesante el artículo, pero como escritora que publica en amazon creo que poner un precio fijo no soluciona nada, además quién lo respetará? todos o un grupo?muchos escritores ponen sus libros digitales a un euro en amazon para ser leídos, no les interesa hacer dinero, sólo tener su oportunidad, así quienes compran en amazon se han acostumbrado a leer buenos libros a un dolar, y si lo pones a ese precio tu ves el 35% de esa venta, si lo ponés a 3 dólares el 70%, hay una diferencia. Tres dólares es una risa, entre uno y tres dólares no hay tanta diferencia, la gente paga lo que sea por un ebook, porque sabe que en tapa blanda saldrá cuatro veces más y las editoriales hoy día publican de todo y no buena calidad. Por eso nos compran, nos dan un voto de confianza y eso ha cambiado para siempre la vida de muchos escritores. Que amazon se va a comer las editoriales bueno es un hecho, las editoriales tienen que modernizarse y aceptar las reglas, y no cobrar 12 euros o más por un ebook, vamos, están de vivos.
saludos amigo escritor, muy interesante tu artículo!
El 15 de agosto de 2013 20:53, José Elgarresta escribió:
Excelente artículo, con el que coincido absolutamente. Pero la solución debe también ser contemplada a largo plazo y desde este punto de vista pasa por enseñar a la gente a valorar cuestiones que requieren un esfuerzo individual y una generosidad que permita reconocer el talento ajeno; es decir una verdadera cultura de la superación y no una evasión pura y dura.Asi, si se valorase más el asesoramiento personal, el compromiso de un editor con sus libros, la crítica independiente etc…ni siquiera se pensaría en estas soluciones gremialistas.Por desgracia no hay nada de todo esto y la cultura camina hacia su desaparición con precio fijo o sin el.Y, por lo que se refiere a internet, ha conseguido transformar el cuento «Ali Baba y los cuarenta ladrones» en «Ali Baba y los cuarenta y cuatro millones de ladrones». No, no creo que en un país así la cultura pueda sobrevivir mucho tiempo.
Un abrazo. J.Elgarresta
muy bunos articulos felicidades!!
He visitado por primera vez su pagina y me parece muy interesante. Tratare de visitarla ocasionalmente ya que no dispongo de mucho tiempo libre. No me atrevo a dar una opinion sobre los precios de compra de los libros ya que en ese campo hace mucho tiempo deje practicamente de incursionar ya que, como pensionada, con un salario minimo no pude volver a darme el lujo de un libro nuevo. Ahora recurro a la biblioteca o a libros virtuales que logro conseguir, generalmente de formado PDF ya que me parecen mas practicos. No me gusta mucho leer ebooks, no solo por mi falta de tiempo sino por no tener el placer de sentir el papel entre mis manos, poderlo cerrar junto con mis ojos unos segundos, mientras trato de recordar el nombre de uno de sus personajes o imaginar el sitio donde ocurren los hechos. Tampoco me gusta el brillo de la pantalla del ordenador cuando leo. Gracias por sus articulos y espero continue enviando los mensajes que considere interesantes.
Cordial saludo.
Ya puestos, impongamos también la política del precio fijo a la alimentación, perfumería, droguería, textil, electrónica…
Muy interesante el artículo, sin embargo yo quisiera detenerme en otro punto. Este es El Drama con las Editoriales. He constatado, muy a mi pesar, a pesar de todos los que amamos el escribir, los que escribimos y consideramos nuestra escritura como un COMPROMISO ineludible con el arte y con el mundo, que las editoriales no promocionan precisamente productos de calidad literaria. Cuando hablo de calidad literaria, me refiero a un concepto amplio en toda la magnitud del vocablo. Lo mínimo e imprescindible es manejar el lenguaje correctamente. Conocer la gramática como “la palma de la mano”. Aquello que tanto nos enseñaban primero en la escuela y luego en el liceo, aquello de que una oración tiene un sujeto, y un predicado. El significado de un hiato y un diptongo. Los acentos según las palabras agudas, graves y esdrújulas. Las reglas de la “mb” “mp”; y sucesivamente. Saber de memoria los modos (Indicativo, Subjuntivo, etc), los tiempos verbales (Pretérito perfecto, imperfecto, indefinido, pluscuamperfecto etc), los verbos y los modos y sus conjugaciones. Se supone que si uno está escribiendo es el mínimo respeto saber esas cosas. Nada de “el corrector me lo arregla”. Es más, yo estoy absolutamente en contra de la existencia de esa herramienta posmoderna que hace que todo el mundo escriba muy pero muy mal. Pero este es tan solo el comienzo. Sé de casos en que entregan el manuscrito a las editoriales “como salió” y es la editorial quien corrige esas “minucias”. Y allí tampoco termina la cosa. Una prosa también tiene su «ritmo» y su «música». Sin embargo hoy proliferan las historias planas, esas que dan todo por sentado. A menos que nos estemos refiriendo a documentales o novelas históricas en las cuales hay que ser muy preciso. En conclusión, ay que esmerarse, no sólo es necesario ser cero falta, sino que hay que ser un poco poeta, un poco «músico de las letras». Además, antes de escribir uno tiene que haber leído. Pero no poco. Tiene que haber leído mucho. Muchísimo. A los referentes. De épocas, géneros, estilos. Antes de poder parir algo presentable hay que haber leído a los que saben. Hay que estudiarlos, analizarlos, comprenderlos. Escribir no es un hobbie. O al menos no debería serlo, si se pretende trascender en este mundo a través de la prosa. Hay que estudiar y mucho. Y, como en la pintura, la literatura de un ser humano tiene que tener un estilo propio e inconfundible, eso es lo que habla de su calidad. Un estilo tan personal, único e inconfundible, que si se tapa el nombre del autor, leyendo su prosa se desprende, deduce e infiere que es suya y solo suya. Para escribir cualquier cosa, lo primero que hay que tener en cuenta es el «Decálogo del Buen cuentista», de Horacio Quiroga.Para una novela, yo considero que no es suficiente la definición de los personajes, últimamente las hay en las que los personajes están como «colgados», no están ubicados en ningún contexto histórico ni social real, y si lo están es en contextos en los cuales son todos lindos, todos tienen dinero, y en el entorno social que los rodea parecen no enterarse de los problemas normales de la existencia. Sin embargo hoy las editoriales poco apuntan a estas minucias. No sé si será que cada vez se le da menos valor a todo, pero si tengo clarísimo que una editorial lo último que va a mirar es si una obra es de calidad. Va a mirar si la obra puede vender. No importa que sea una porquería. La mayoría de las novelas de horrenda calidad que veo en el mercado editorial, no tienen una investigación atrás, no tienen un trabajo «tras bambalinas». Empero sería fatuo emprender una cruzada en contra de las editoriales porque los dueños del dinero son los dueños del mundo, y lamentablemente, como siempre ha sido toda la vida, primero está el NEGOCIO.Por todo lo anterior yo he decidido hace tiempo, prescindir de la editorial. Soy una fehaciente creyente en una literatura de calidad y por sobre todo de compromiso con el mundo, lo cual me ha llevado al camino de la autopublicación.El camino es muy complicado. Uno es su propio editor, su propio diseñador, si propio todo.Pero, lo peor de todo es que (como lo he constatado) si no hay una editorial detrás, es como que uno no existe.Sin embargo a pesar de todo yo jamás me sometería, o mejor dicho, no me vendería a escribir lo que vende, si se me perdona la redundancia, porque entonces, abandonaría el escribir lo que quiero y me terminaría sustituyendo por un otro.Y ahí, perdería toda mi esencia, perdería todo mi TODO como artista, y perdería todo mi COMPROMISO. Este es el mundo en que vivimos.
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Completamente de acuerdo . Pero el consumismo es lo que
prevalece. Pero yo, digo, no,,,,,,,,,,,,,
Totalmente de acuerdo. Pero hay que obligar legalmente a Amazon y demás multinacionales con vocación monopolística a dejar el suficiente espacio en los mercados para que sobreviva la competencia e internamente a establecer unas condiciones laborables propias del hombre del siglo XXI y no del esclavo. Efectivamente da miedo recordar a Orwell.
Si se deja exclusivamente en manos del mercado, la cultura desaparecerá. La función orientadora de la crítica es más necesaria que nunca.