Piratería digital

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 27-11-2011

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IDC acaba de hacer público su informe sobre el fenómeno de la piratería online de contenidos digitales (música, videojuegos, películas y libros) generada en España por consumidores de edades comprendidas entre 16 y 55 años, referido a la piratería de pago en el primer semestre de 2011, sin incluir en el cálculo aquellos contenidos que, por ser gratuitos para el consumidor, no son susceptibles de ser pirateados.

Piratería de contenidos digitales (millones de euros) 

Concepto

Música

Videojuego

Películas

Libros

Total

Negocio legal

49

179

495

815

1.538

Valor de lo pirateado

2.746

288

1.401

793

5.229

Consumo total

2.796

467

1.897

1.608

6.768

Tasa de piratería %

98,2

61,7

73,9

49,3

77,3

 Nota.- El negocio legal base del análisis se refiere a la piratería realizada por consumidores de edades comprendidas entre 16 y 55 años. En el caso de películas, se excluyen del cálculo la TV en abierto y el streaming online gratuito. Y en el caso de los libros, no se han tenido en cuenta las descargas de libros de texto, ni las realizadas por instituciones y bibliotecas.

Éstas son las principales conclusiones: 

  • La industria de contenidos digitales en España generó un volumen de negocio legal de 1.538,1 millones de euros en el primer semestre de 2011, con un descenso del 0,5% respecto al primer semestre de 2010.
  • La tasa de piratería fue, en media ponderada, del 77,3% en el primer semestre de 2011, con un crecimiento del 0,4% a la obtenida en el mismo periodo del año anterior.
  • El valor total de los contenidos pirateados asciende a 5.229,4 millones de euros; es decir, casi cuatro veces el valor del consumo legal.
  • Por segmentos, el valor de lo pirateado en música fue de 2.746,4 millones de euros; en películas 1.401,6 millones; videojuegos 288,2 millones de euros, y en el sector del libro fue de 793,2 millones.

No nos debe sorprender la tasa de piratería que existe en la música, por encima del 98%. La mayoría de los establecimientos discográficos que florecieron en las últimas décadas del pasado siglo han desaparecido y la industria musical española está en vías de extinción: su facturación cayó un 20% en 2010 y acumula un descenso del 80% desde el año 2001.

Lo que sí llama la atención es el alto porcentaje de piratería que existe en los libros, con una tasa del 49,3 % y tendencia creciente, ya que, en el mismo periodo del año 2010, fue del 43’5%. Esta tasa se ha disparado desde que aparecieron los e-readers y, sobre todo, las tabletas como el iPad de Apple. Y pronto estará en el mercado la nueva tableta de Amazon al asequible precio de 180 €. El otro día, un conocido me aseguró que él se baja gratis a su kindle cualquier ebook que encuentra en la red. Esto sí que ha sido una sorpresa para mí…

Editorial Amarante. Una oportunidad para el escritor diletante

Categoría (El mundo del libro, General, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 22-11-2011

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Muchas editoriales en lengua castellana se han dado cuenta de las ventajas que ofrece publicar libros digitales. Otras se han creado nuevas con el mismo objeto ─hasta el diario “La Vanguardia” acaba de lanzar una─, con la particularidad de que la inversión que han tenido que realizar ha sido modesta, simplemente el desarrollo de un software bien organizado y de fácil manejo.

Este tipo de editoriales digitales representa una excelente oportunidad para que tú, escritor diletante, puedas publicar tu libro, ya que subirlo a su librería es totalmente gratuito. Ya hay varias que ofrecen este servicio en la actualidad y supongo que otras muchas van a aparecer en el próximo futuro.

Una de ellas, de reciente creación, es editorial Amarante, tan reciente que sólo ha incorporado a su librería ocho títulos de siete autores diferentes. Creo que es una buena ocasión para aprovechar esta etapa inicial, en la que no hay mucha competencia, para que tu libro aparezca en posiciones preferentes durante algún tiempo. El precio de la descarga es de 2,94 euros, salvo uno que cuesta 3,54 y otro 4,35. Desconozco el importe que reservan para el autor: quise enviar el original de mi novela “Árbol de sinople”, pero advertí que el género de novela histórica no coincide con su línea editorial.

Amarante apuesta definitiva y únicamente por el libro electrónico (ebook) de calidad, a buen precio y con el suficiente atractivo para hacer de su sello editorial un punto de referencia, ofreciendo todos los formatos de lectura y sin barreras. Su eslogan es “el libro es el contenido, no el continente

La editorial Amarante está presente en las principales librerías virtuales y distribuye sus ebooks a través de ibookstore, amabook, Barnes Noble, Kobo y otros más, así como a través de Smashwords para el Kindle y muy pronto, con Amazon. Comprar en la tienda de Amarante es muy rápido y bastante fácil. No necesitas registrarte. Te envían el ebook a tu email para que te lo descargues desde allí.

Si quieres publicar ti libro en Amarante, puedes enviar el texto a su dirección de correo electrónico editorialamarante@gmail.com, adjuntando tu curriculum literario y una breve sinopsis del libro. En función del género y del argumento, la editorial analiza si la obra coincide con su línea editorial y te contesta si lo acepta o lo rechaza. Les gusta la novela de misterio, el thriller, la novela negra, la novela oscura, la ciencia ficción y la literatura fantástica, es decir, todo lo que sea dejarse llevar por la imaginación y la fantasía en estado puro. No les gusta la novela histórica, ni la novela rosa.

Librerías especializadas

Categoría (El libro digital, General, Marketing para vender libros) por Manu de Ordoñana el 18-11-2011

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Una de las estrategias que las librerías tienen a su disposición para sobrevivir es la especialización, con el fin de acercarse más al lector, conocer sus aficiones, recomendarle aquellas obras que se acomodan a su gusto y ayudarle a tomar la decisión de compra, sea en la propia tienda (comprometiéndose a conseguir el libro elegido si lo quiere en papel), sea en la red (si lo quiere en formato digital), un rol que parece antagónico con el concepto clásico, pero que ya algunos libreros han asumido: enseñar al cliente a descargar un ebook.

Bajo este concepto de especialización, me llamó la atención una noticia que leí hace unos días en la web de Comunicación Cultural. Presentaba la iniciativa tomada por Andrew Kessler de abrir una librería en el centro de Nueva York para vender exclusivamente su último libro, con las estanterías ocupadas por la misma obra, 3.000 ejemplares iguales de la novela “Martian Summer”, sin ningún otro título que pudiera contaminar el criterio del visitante de tal superespecializada librería. El autor pensó que, al ser un escritor desconocido, le sería muy difícil darse a conocer y que la única forma de hacerlo sería la de montar su propia tienda.

Martian Summer Andrew Kessler

Ya sé que esta experiencia no deja de ser una anécdota curiosa y excéntrica, pero merece la pena su alusión a fin de reflexionar sobre ese concepto de especialización. No estoy diciendo que, si quieres vender la última novela que has escrito, tienes que montar una librería de autor en la Gran Vía. Lo que pretendo es despertar la conciencia de los libreros para que se adapten a los nuevos tiempos. Que piensen en otras formas de enfocar su negocio, en seleccionar un número determinado de autores consagrados, para llenar con sus obras las estanterías y, al mismo tiempo, ofrecer un servicio de asistencia al cliente para que aprenda a descargar en su dispositivo electrónico la obra seleccionada. Incluso podría poner a su disposición un portal propio ─en un dominio compartido con otros miembros del gremio─ para realizar allí mismo la descarga, previo pago de un modesto canon.

Se me ocurre que un modelo tal de librería ocuparía un espacio reducido, o al menos, no tan extenso como en la actualidad. Esto que, a primera vista, parece un despropósito, se podría convertir en una oportunidad, ya que la zona liberada serviría para desarrollar actividades complementarias, como la venta de dispositivos de lectura. En definitiva, ¿no es eso lo que ha hecho Fnac?

Y no sólo eso; habría incluso que avanzar más y constituir áreas con pantallas para acceder a la descarga de e-books, bajo la tutela de empleados adiestrados en el manejo de los diferentes formatos de lectura y su adaptación a los distintos tipos de e-readers que existen en el mercado. Las librerías que fomentan la lectura digital ─como la colombiana “librería de la U”─saben que el aprendizaje es uno de los mayores problemas que frena el ascenso de la demanda de libros electrónicos. El que sea capaz de enseñar el uso de las nuevas tecnologías, ése será el primero en conseguir el éxito. Al final, se trata de añadir valor al establecimiento, de atraer a otro tipo de clientela; en definitiva, de mejorar la rentabilidad del negocio.

Otra solución es transformar el e-book en un producto tangible que el público pueda ver, tocar y comprar en la librería. Se trata de una tarjeta que se expone en la estantería con la imagen de la cubierta del libro en una cara y, en la otra, un código de descarga. El cliente compra la tarjeta en la librería y luego descarga el libro en su casa introduciendo el código en la web de Enthrill, la empresa canadiense que ha desarrollado el invento.

El Mataburros. Tutorial

Categoría (El Mataburros, General) por Manu de Ordoñana el 13-11-2011

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Otra palabreja que nos ha colado la industria electrónica en la jerga digital es “tutorial” para designar la ayuda o guía que el usuario necesita consultar para aprender el manejo del artefacto que acaba de comprar, una especie de asistente para conocer su funcionamiento, aunque el diccionario Oxford define “tutorial” como clase individual o con un pequeño número de estudiantes y reserva “handbook” para traducir “manual de instrucciones”. 

La palabra “tutorial” no está registrada en el Diccionario, pero el DRAE te ofrece “tutorar”: poner tutores, por ejemplo, cañas para mantener derecha una planta. Bajo esa acepción, “tutorial” sería un adjetivo que se podría aplicar para todo lo que tiene relación con la tutoría o el tutor. Así estaría bien dicho “La acción tutorial ayuda al estudiante”, como titula “El Periódico Mediterráneo” de Castellón del 18.06.2011 un artículo que presenta el programa “Acción Tutorial universitaria” destinado a los estudiantes de primer para ayudarles a adaptarse a la vida universitaria y académica.

¡Bienvenido al Tutorial de Wikipedia! Así titula Wikipedia su sitio para explicar su misión de enciclopedia en Internet, editada de forma colaborativa, en el que ofrece las instrucciones para que cualquiera se pueda convertir en un Wikipedista. Matiza el cronista que se trata de un tutorial y no de un extenso manual y ofrece un enlace que sirve al wikipedista como asistente para la creación de artículos.

También Euskaltel se inclina por los tutoriales para ayudar a sus técnicos a realizar la instalación correcta de sus equipos, para lo cual ha encargado a una empresa externa la grabación de unos videos tutoriales que explican cómo crear una red doméstica de acceso a internet. Es que el “tutorial” es ya un elemento consustancial a cualquier aplicación de software, dispositivo electrónico y demás artilugios que la tecnología ha inventado para hacernos la vida más agradables.

Ya tenemos pues incorporado a nuestro acervo cultural el término “tutorial” que desplazará en breve ─dado el tradicional apego que tenemos en este país a las expresiones que nos llegan del extranjero─ a las de “ayuda”, “asistencia”, “guía”, “programa de aprendizaje”, “manual de instrucciones”, “normas de uso” e incluso a ”reglamento”. Pues vale.

Al parecer esta práctica no es de ahora, viene de tiempo atrás y se valen de ella estultos de variada procedencia. Fijaos lo que dice Erasmo de Rotterdam en su libro “Elogio de la estupidez”, escrito en 1511: “Los rétores de nuestra época, que directamente se creen unos dioses, si se muestran con dos lenguas ─como las sanguijuelas─ y consideran hazaña ilustre el insertar en discursos latinos algunas palabritas griegas, como si fuese un mosaico, aunque no sea ése el lugar más adecuado para ellas. En consecuencia, si les faltan palabras extranjeras, arrancan de unos pergaminos podridos cuatro o cinco términos antiguos con los que arrojan oscuridad sobre el lector, como es evidente, para que quienes las entiendan estén cada vez más satisfechos de sí mismos, y quienes no, se asombren tanto más cuanto menos comprenden”. Y termina reprobando: “El mayor placer de los estúpidos es admirar más lo que es de fuera”. Ni que decir tiene que todas las obras de Erasmo fueron censuradas e incluidas en el «Índice de Obras Prohibidas» por el Concilio de Trento.

La biblioteca pública y el e-book

Categoría (El libro digital, General) por Manu de Ordoñana el 24-10-2011

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Aunque los resultados son todavía parcos, es evidente que el hábito de lectura en dispositivos electrónicos crecerá de forma progresiva en los próximos años. La pregunta que toca responder ahora es: ¿Cuál ha de ser el papel de las bibliotecas públicas en el préstamo de libros? ¿Deberá de mantener el préstamo exclusivo de libros impresos o deberá extender su ámbito al e-book? Porque se oyen algunas  voces de personas vinculadas al mundo de la cultura que rezongan por tal iniciativa.

Desde hace más de un año, la red de Bibliotecas de Donostia-San Sebastián, la ciudad donde yo vivo, ofrece a los socios el préstamo de libros electrónicos, para lo cual adquirieron 33 e-readers con 594 obras en español, 69 en euskera y 50 en inglés, libros todos de dominio público, es decir, libres de derechos de autor. Los usuarios pueden disfrutar del artilugio durante 21 días. El éxito ha sido rotundo y siempre hay lista de espera.

La biblioteca pública tiene que ser uno de los instrumentos más útiles para la difusión de la cultura. Los gobiernos han de garantizar a todos los ciudadanos el acceso al conocimiento a través de una gama de servicios que abarquen todas las ramas del saber, para lo cual la biblioteca es el espacio de aprendizaje idóneo y el lugar de encuentro más apropiado para el intercambio de ideas, sin limitaciones, con total libertad de expresión. Por eso, las bibliotecas públicas deben replantearse su papel, admitir los nuevos recursos que aporta la tecnología, animar al público a cambiar su comportamiento, alentar el uso de las redes sociales para hacer cautivos a los lectores, si no quieren ser fagocitadas por entidades tan potentes como Google o Amazon, que están al acecho y saben bien lo que quieren.

El préstamo bibliotecario digital es, como dice Peter Brantley (autor de un artículo en inglés sobre el préstamo de ebooks), un asunto B2C ─”Business to Consumer”, expresión inglesa que se podría traducir por “del negocio al consumidor”─ un negocio que corresponde a sus legítimos beneficiarios: editores, bibliotecas y lectores.

Mientras tanto, os recomiendo que leáis el interesante informe elaborado por Pura Fernández y José Antonio Millán titulado “Experiencia con préstamo de e-books en bibliotecas”, de entre cuyas conclusiones hemos seleccionado las más relevantes:

  • Los usuarios, incluso los adolescentes, creen en la coexistencia de papel y e-book, pero echan de menos las cualidades sensoriales, espaciales y de intervención del papel..
  • Aprecian los aspectos prácticos del e-book: ligereza, capacidad, etc. que lo convierten en un aliado de la vida urbana, sobre todo en el transporte público, pero se le reprocha ser lento y de manejo poco intuitivo, además de tener frecuentes paradas.
  • Los lectores ven al e-book como algo frágil y delicado, sólo idóneo para lectura ligera: novelas, biografías, etc.
  • Encuentran numerosos problemas con las descargas, el DRM, los formatos disponibles, y en general con la mecánica de obtención de las obras.
  • Perciben también problemas con la calidad de los textos: erratas, faltas de ortografía y puntuación, así como mala respuesta al zoom.
  • Los usuarios de las bibliotecas ven con buenos ojos que se les presten dispositivos: creen que así se acabarían las listas de espera con los libros más populares.
  • Hay usuarios que ven esta experiencia en el camino de “una biblioteca digital con perspectiva social”.

El Mataburros. Táper

Categoría (El Mataburros, General) por Manu de Ordoñana el 20-10-2011

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Éste es otra de las palabras que el hispanohablante ha incorporado a su léxico diario de forma maquinal, lo ha asumido como parte de su acervo cultural, sin pararse a pensar de dónde viene ni de que, en la lengua castellana, existen varios términos que significan lo mismo. Parece que resulta mucho más “progre” decir “táper” en lugar de “tartera”, “tarrina” o “fiambrera”, que sería lo correcto, ya que ni “táper” ni “tupper” están admitidos por la RAE.

¿Quién no ha llevado alguna vez una tartera para comer en el campo, en la fábrica o en la oficina? O una tarrina, o una fiambrera. Veamos los significados que nos da el DRAE:

Tartera = Recipiente cerrado herméticamente, que sirve para llevar los guisos fuera de casa o conservarlos en el frigorífico.

Tarrina = Envase pequeño para algunos alimentos que deben conservarse en frío.

Fiambrera = Cestón o caja para llevar el repuesto de cosas fiambres. Cacerola, ordinariamente cilíndrica y con tapa bien ajustada, que sirve para llevar la comida fuera de casa.

Tupper es el nombre de un químico norteamericano que patentó en 1944 un recipiente plástico cerrado herméticamente para transportar comida o guardar alimentos en cámaras frigoríficas. Los primeros recipientes fueron de polietileno, luego de metal, y finalmente, con el advenimiento de los hornos microondas, se volvió al plástico (policarbonato, polietileno o polipropileno). Para la explotación de su negocio, Tupper creó una empresa, Tupperware Plastics Company, que más tarde pasó a llamarse Tupperware Brands Corporation, con sede en Orlando, presente en más de cien países, con una facturación de 114.000 millones de US$, de los cuales, tan sólo el 26% corresponde a ventas en los EE.UU.

La prensa no se priva de seguir la moda, ─metidos en harina, de seguir la “fashion”─ y prodiga la expresión “tupper” y no táper, como parecería lógico escribir. Así el diario “Noticias de Gipuzkoa”, en un artículo titulado “Tupperfish” del 4 de mayo de 2011, informa que «el mercado de San Martín entrega “tuppers” para llevar el pescado» y el “Diario Vasco”, en otro de fecha 13 de noviembre de 2010, recoge las palabras del presidente del gremio de hostelería: «nuestro gran enemigo es el “tupper”, ya que cada vez más personas se traen la comida al trabajo»… en una tartera, claro.

Literatura y marketing

Categoría (General, Marketing para vender libros) por Manu de Ordoñana el 16-10-2011

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Hay tres clases diferentes de escritores: los consagrados, cuyos libros se venden con facilidad en cuanto aparecen en las librerías; los diletantes, que nunca consiguen interesar a una editorial para que publique lo que han escrito; y, entre medio, los oscuros, escritores de mérito que no han sabido conquistar al público, a pesar de ser reconocidos por la crítica e incluso de haber obtenido algún galardón de prestigio internacional.

¿Cuál es la motivación que provoca el interés del público hacia un autor, que le haga surgir de la penumbra para pasar a la luz cegadora del éxito? Recuerda Javier Cercas que, durante sus primeros veinte años en la profesión, apenas tenía 400 lectores, hasta que de repente, cuando casi tenía 40 años publica un libro más, en nada esencial distinto de los anteriores, y empieza a leerse, a venderse. ¿Por qué? No lo sabe, responde Cercas.

Y sin embargo, tiene que existir una razón. Las leyes del marketing son implacables, funcionan en todos los ámbitos de la actividad humana, ya sea política, económica o social… también en la literatura. Sólo hace falta conocer sus reglas y los escritores somos poco dados a aplicar las técnicas de venta, a vender nuestra imagen; preferimos cuidar nuestra intimidad, encerrarnos en nuestro reducto y esperar el milagro. Craso error. Tú, como escritor oscuro o diletante tienes que salir a la calle, tienes que adquirir notoriedad, no como un fin en sí mismo, sino como un medio para que el público se atreva a leer tu obra. Todos tenemos nuestro puntito ególatra, todos profesamos amor a nuestra persona. Por eso escribimos, para que se nos lea, para que se nos reconozca el talento. Pues venga, desarrolla tus habilidades y demuestra tu aptitud: busca las claves para alcanzar la fama.

Ya sé que esta arenga te va a dejar indiferente, quizá desorientado. Seguro que estarás más de acuerdo con lo que dijo Fernando Aramburu el pasado 8 de octubre en el suplemento Babelia de “El País”:

“Hoy día abundan los escritores que aprovechan cualquier oportunidad para cubrir de requiebros a los aficionados a los libros. Obviamente los adulan llevados de la certera intuición de que sin ellos no son nada. Por lo mismo podrían injuriarlos a fin de golpear su atención. Buscan público sin distinción de intereses y calidades, al modo de una flor que saliera volando en pos de cuantos insectos pululan por la zona, sean polinizadores o no. Abandonan entonces su lugar natural, el escritorio; emprenden campañas de promoción que con frecuencia los obligan a ir de ciudad en ciudad convertidos en viajantes de comercio de sus propios libros, procurando generar noticia y diseminar su retrato y su nombre en los medios de comunicación. Alguna escritora incluso ha salido despojada de ropa en las revistas. Otros justifican su participación en competiciones literarias, de dudosa honradez en ocasiones, con el socorrido argumento de que desean incrementar el número de sus lectores, si bien no termina de quedar claro, cuando así se expresan, si buscan personas que dediquen atención a sus libros o se conforman con que simplemente los adquieran. Parece inverosímil que alguien lea un libro llevado por un gesto de caridad hacia el escritor…».

Disiento.

Donostia-San Sebastián, capital europea de la cultura 2016

Categoría (El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 13-10-2011

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Como ya sabéis, Donosti-San Sebastián fue nombrada capital europea de la cultura 2016, en un acto celebrado en Madrid el pasado 28 de junio. Cuando el presidente del jurado, el austriaco Manfred Gaulhofer, pronunció el anuncio en el auditorio del Ministerio de Cultura, a continuación, destacó el “e! excelente proyecto presentado por San Sebastián y su inteligencia al poner la cultura como un elemento al servicio de la paz y en la convivencia en una ciudad y en un país tan castigados por la violencia”.  

La decisión del jurado (formado por trece componentes: siete elegidos por las instituciones europeas y seis por el Ministerio de Cultura) se dio a conocer en un ambiente de máxima tensión, con la sala abarrotada de periodistas. Tras escuchar el veredicto, los representantes de las otras cinco ciudades finalistas (Burgos, Segovia, Las Palmas, Córdoba y Zaragoza) mostraron su decepción de manera diferente: unos la aceptaron con deportividad, otros mostraron su desacuerdo y acusaron al tribunal de haber apostado por aspectos políticos en lugar de culturales.

Primero fue el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, exjuez y  exministro de Justicia con Felipe González, al declarar que la designación de Donostia había sido un disparate porque su alcalde es de Bildu, exigiendo al Gobierno  que obligue al jurado a repetir la votación, so pena de recurrir el fallo ante los tribunales.

En la misma línea, se manifestaron los representantes de Córdoba, la ciudad que partía como favorita para la elección. Al conocer la noticia, la ministra Aguilar, ex alcaldesa de Córdoba, habló de “carga política” en la decisión del jurado, afirmando que la elección había sido «manifiestamente injusta».

Estas palabras hasta podían llegar a “entenderse” con el calor del momento y la enorme decepción que produjo en sus representantes. El problema es que la cosa no quedó ahí, ya que hace unos días, la ciudad andaluza ha presentado un recurso antela Audiencia Nacional contra el proceso de designación de San Sebastián como Capital Europea de la Cultura en 2016, iniciativa que la mayoría de los observadores han calificado como de acto electoralista, sin ninguna posibilidad de salir adelante. Hasta el portavoz popular en el Ayuntamiento de San Sebastián, Ramón Gómez Ugalde, se mostró tajante con su compañero de partido, al afirmar que “si el alcalde de Córdoba tiene mal perder, que se aguante, porque ya está bien”.

Es posible que otras ciudades tengan más méritos que Donosti-San Sebastián para recibir el galardón, si como parece, su objetivo es intentar legitimar la Unión Europeaa través de lo que nos une a todos los europeos: la cultura. Pero es verdad que los organizadores de la propuesta ganadora acertaron en el contenido y fueron originales al presentar un proyecto alternativo:

  • Donostia no quería ser capital cultural europea por su paisaje o por sus festivales. Su propuesta, en torno a la educación y la cultura como apuestas por la convivencia, entusiasmó al jurado. No ocultaron la violencia que padece la ciudad, sino que la pusieron al descubierto y plantearon los instrumentos para combatirla, como había hecho Marsella hace dos años con el conflicto de la inmigración.
  • El equipo director supo rodearse de verdaderos especialistas en el mundo de la cultura europea, apostaron por trabajar en los pasillos comunitarios e hicieron una defensa del proyecto cargada de poesía, que logró emocionar a los componentes del jurado, frente a los discursos magistrales de sus consumados rivales.

Si Donosti-San Sebastián mereció la distinción fue porque hizo un buen trabajo, frente a la medianía de sus opositores. Ni el alcalde de Zaragoza ni el de Córdoba tienen razón alguna para protestar, si no es para encubrir su ineptitud o para embaucar a sus electores. En este santo país, echar la culpa al de enfrente siempre da buen resultado.   

Portales para la venta de libros digitales

Categoría (Derechos de autor, El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 08-10-2011

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Poco a poco empiezan a aparecer portales para la venta de libros digitales por Internet. El más reciente es librosinlibro.es, que se ha presentado en la Feria Internacional del Libro “Liber” celebrada esta semana en Madrid. El portal, creado por 13 editoriales, dispone de una librería de 70 títulos y espera llegar a 200 para fin de año. Al parecer, la desconfianza ha limitado la disponibilidad de títulos, a pesar de que la nueva plataforma paga al autor el 40% del precio de descarga, frente al 10% ─como máximo─ que percibe por la venta de un libro en papel. Es verdad que los que detentan los derechos de autor no se sienten protegidos: los títulos de este portal pueden descargarse cinco veces desde la web y copiarse indefinidamente en cualquier dispositivo de lectura.

Los editores tienen pánico cerval a la piratería. Mirad lo que declaró hace diez días a la agencia Efe, el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), Antoni Comas: «Si no queremos que nos rompan la columna vertebral, como ha sucedido con la música, habrá que entrar en guerra con la piratería, tanto contra los piratas que cuelgan contenidos en internet como contra todos aquellos que piensan que la cultura es gratis. Pues no lo es», terminó su discurso con contundencia.

Esto se llama “visión de futuro”. Con posturas de este tipo, no me extraña que la industria de libro siga retrocediendo ─la CEGAL anunció hace poco que la venta en librerías había descendido un 6% en 2010─. No es fácil comprender por qué los empresarios del sector no se dan cuenta de la revolución que llega, que ya está aquí, que les va a arruinar el negocio, si no cambian de estrategia, si no reaccionan, si no se adaptan a los nuevos tiempos. El libro digital se va a imponer, pese a los románticos que todavía creemos aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”.

Sí, ya sé que el mercado del libro digital en España todavía sólo representa el 1% del negocio editorial. Pero eso se debe a varias causas que pronto encontrarán solución:

  • La escasa oferta de contenidos sufrirá una importante transformación con la llegada de los tres gigantes norteamericanos, amén de otros más pequeños que, a su vera, encontrarán un espacio, el nicho del especialista.
  • Las dificultades técnicas que encuentra el usuario para realizar sus descargas decrecerán con la mejora de la tecnología y el aprendizaje.
  • El alto precio del e-book se reducirá con el aumento de la competencia, para evitar la piratería generalizada, como ha ocurrido con la música.
  • Finalmente, estoy convencido que el precio de los dispositivos de lectura se recortará de forma notable en los próximos dos o tres años, para alcanzar un nivel no superior a los 100 €.

Cubiertos estos hitos, es muy posible que la demanda de libros digitales se dispare en un futuro próximo. Por eso, me he atrevido a considerar poco afortunadas las palabras de Antoni Comas. Si aceptas que el libro digital va a ganar la batalla, prepárate, adáptate: el peligro no está en la piratería, está en el precio. Si tienes que pagar 8-10 € por descargar un libro digital, no te extrañe que al usuario le entre la tentación de bajárselo gratis de la red: le parece un precio excesivo. Si lo encuentra a 2 €, es muy probable que la tentación será más efímera.

Por eso es esperanzador la aparición de portales como libriosinlibro.es, aunque todavía los precios que presenta están bastante por encima de esa cifra psicológica de los dos euros, de los cuales, alrededor de un 60% tendría que corresponder al autor, con lo cual su retribución sería equivalente.

El Mataburros. Staff

Categoría (El Mataburros, General) por Manu de Ordoñana el 03-10-2011

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Es increíble cómo ha proliferado el uso de ciertas palabras inglesas en el léxico de la prensa española. Eso se podría comprender si esos términos no pudieran traducirse a la lengua castellana, ya que estaríamos entonces enriqueciendo el vocabulario. Pero, en general, eso no es cierto, ya que casi siempre existe una palabra equivalente que todo el mundo entiende. ¡Qué ganas de complicar las cosas! A veces, pienso que es pura pedantería, porque ni siquiera se preocupan de escribirla en cursiva o entre comillas. Una de ellas es “staff”.

Staff es un sustantivo inglés que se traduce por plantilla, conjunto de personas que trabajan en una empresa, entidad, asociación o colectividad de cualquier clase. Así “teaching staff” es el profesorado de un centro educativo, “editorial staff”, el equipo de redactores de un periódico y “a member of staff”, un empleado.

No sé por qué razón, en España, el término “staff” se utiliza como “conjunto de personas que pertenecen a la dirección de una empresa. A mi modo de ver, es una interpretación algo libertina, ya que eso sería más el “board of directors”. Si navegas por Internet, encontrarás empresas como Cauce ─dedicada a la gestión integral de proyectos de obra─ que ofrece en su página web la relación de su “staff directivo y profesional”. ¿No sería mucho más lógico llamarlo “equipo directivo”?

En el mundo del fútbol, también se aplica el término, sobre todo para designar al cuerpo técnico de un equipo. Así, el “Diario Vasco” del 12 de diciembre de 2010, comunica a los seguidores de la Real Sociedad de San Sebastián que, tras recibir el respaldo de los accionistas, el Consejo inicia la renovación del staff técnico. De la misma forma, el “Mundo Deportivo” del 23 de junio de 2011 anuncia en Barcelona que Unzué vuelve al staff técnico de Guardiola.

Menos afortunada es la expresión que emplea R. Usúa en la versión digital del “Diario de Noticias” del 4 de septiembre de 2011, en boca del entrenador del equipo femenino de balonmano, Asfi Itxako Navarra: “Ha sido una pretemporada larga, con un staff de diez días en Hungría y muchos entrenamientos, pero en la que hemos sacado muchas conclusiones». Me temo que el (la) periodista quería decir “stage”, o sea, etapa de preparación de un deportista o equipo previa a su participación en una competición.

La palabra staff no figura en el Diccionario de la Lengua Española. Deja pues de dar la vara con la palabreja y elige, en función de las circunstancias que te rodean, alguna de las que proponemos a continuación: plantilla, plantel, personal, empleados, dotación, equipo, cuadro, cuerpo, grupo, órgano, bloque. Te van a entender mejor.

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