Francisco Umbral. Artista de la palabra
Francisco Umbral demuestra que la gramática no es una colección de signos unívocos, sino alquimia, un artefacto mágico que nace de la imaginación.
Francisco Umbral demuestra que la gramática no es una colección de signos unívocos, sino alquimia, un artefacto mágico que nace de la imaginación.
Durante buena parte del siglo XX, la literatura poseía un claro sentido social, que no parece tan claro en los contenidos de las Redes Sociales.
Es un libro que sorprende por la variedad de historias narradas y que abruma por el exhibicionismo de sus páginas.
Virginia Woolf es una de las figuras más destacadas de la literatura anglosajona del siglo XX y del feminismo internacional. Pese a su delicadeza, sensibilidad y limitado contacto con el mundo, fue una mujer libre, sincera y carente de miedo.
Este artículo describe los atropellos que se han cometidos que con los libros que molestaban al poder establecido y fueron prohibidos con el calificativo de malditos.
Pocas personas saben fuera de Cataluña quién era esa mujer invisible que escribía en un catalán espléndido unas novelas hermosas y duras como no se encuentran muchas en las letras actuales (Gabriel García Márquez).
“Kafkiano” es el adjetivo que utilizamos habitualmente para describir nuestra realidad cuando esta se nos muestra intolerable. pero al igual que los personajes de Kafka seguimos adelante como si nada.
“Preferiría no hacerlo”, fue la respuesta que dio Bartleby, el escribiente, a la petición de su jefe para que le ayudara a cotejar un texto con el original. Con esta famosa frase, el personaje de Melville propone “la inacción como rebeldía”.
Harold Bloom ha sido uno de los grandes críticos de la literatura occidental, tan lúcido e instruido, como caprichoso e indomable. Aunque se permite ciertas arbitrariedades y descuidos imperdonables, se le puede perdonar por la genialidad demostrado en toda su obra.
Ajustarse a la verdad de un hecho no es tan fácil parece. Nuestra percepción siempre resulta intoxicada por una determinada manera de pensar que, a su vez, tiene mucho que ver con el contexto social en el que nos movemos. El escritor Ryunosuke Akutagawa lo sabía muy bien cuando escribió “Rashomon” en 1915.