Adquirir notoriedad. Una idea genial para darse a conocer
Categoría (General, Marketing para vender libros) por Manu de Ordoñana el 08-07-2011
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La semana pasada, el número 22 de la Gran Vía de Madrid amaneció con un cartel de grandes dimensiones en cuya parte superior se leía el siguiente mensaje: «¿Qué tienen estas «realezas» en común?», escrito con letras blancas sobre un fondo rojo pasión, y en la inferior se podían ver los rostros del príncipe Carlos, el rey Juan Carlos I y Bill Clinton, con un consejo debajo de las estampas: “Deberían haber utilizado Ashley Madison”.
Ashley Madison es una agencia de relaciones extramatrimoniales que presta a sus clientes un servicio: evitar que sus cónyuges descubran sus infidelidades. Acaba de instalarse en España y no ha encontrado método mejor ─ni más barato─ que éste para darse a conocer. El cartel no fue retirado hasta las tres de la tarde y todos los medios de comunicación se han volcado para ofrecer la noticia en lugares preferentes (ver la noticia en “El País” del 1 de julio de 2011).
Sin entrar a juzgar la legalidad o no de la medida de retirar el cartel ─¿qué autoridad dio la orden de hacerlo con tal celeridad?─, mi intención es traer a esta página un ejemplo de cómo tú, escritor desconocido, puedes adquirir notoriedad si se te ocurre una idea genial.
Pero ten cuidado. Por si acaso, no se te ocurra meterte en camisa de once varas: lo de mentar la figura del rey ─y mucho más, si se trata de desvelar sus devaneos amorosos─ tiene sus riesgos en este bendito país. Motu propio o no, el caso es que la prensa española se cuida pero que muy mucho de sacar a la luz cualquier chisme que pueda perjudicar la imagen de la familia real. Por algo será…
Hace tiempo pensé en escribir el nombre de mi novela en cada billete con el que me cruzase (que suelen ser pocos, todo hay que decirlo). Así, llegaría un momento en el que todo el mundo habría leido alguna vez el títutlo de mi libro, aunque fuera en un billete.
Estuve toda una tarde imaginando la que se formaría en caso de llevar a cabo aquella osadía. Comentarios en los periódicos, en las noticias… Hasta que alguien me comentó que lo que iba a hacer era abiertamente ilegal. Sólo entonces desistí.
Sigo en busca de esa idea…