El Mataburros. Contra más…

Categoría (El Mataburros, General) por Manu de Ordoñana el 06-12-2012

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Se oye a menudo frases como “contra más dinero tengo, más generoso me siento”, en las que la preposición “contra” se utiliza de forma inadecuada ─que tiene el significado de oposición” ─ en lugar del adjetivo “cuanto” ─sin tilde─ que, antepuesto a los adverbios “más” o “menos”, indica incremento o decremento progresivo de dos magnitudes (cantidad de dinero y generosidad). Así es correcto decir  “cuanto menos fumes, más años vivirás” y no lo es “contra menos fumes…”.

contra-mas-rico, contra-mas-guapo

También es aceptable la variante coloquial “mientras más franqueza haya entre nosotros, mejor nos entenderemos” o “mientras menos esperes de los demás, menos te desilusionarás”, aunque algunas construcciones con la conjunción hacen daño al oído como “mientras más sé, menos sé”, una adaptación moderna del adagio “sólo sé que nada sé” atribuido a Sócrates.

En una estructura de este tipo, el adjetivo “cuanto” debe concordar en género y número con el sustantivo núcleo de la comparación (según el Diccionario Panhispánico de Dudas): “Cuantas más personas conozco, más quiero a mi perro”. Pero si lo que sigue a “más” es un adjetivo, “cuanto” permanece invariable. Así es correcto decir “Cuanto más vieja, más pelleja” y no “cuanta más vieja, más pelleja”.

La prensa escrita también se hace eco de esta mala práctica que se ha incrustado en el hablar popular. Así el “Diario Vasco” de Donostia-San Sebastián publica el 24 de noviembre de 2012 un artículo que le remite la agencia EFE titulado “Más llama a los catalanes a ser constructores de la libertad” en el que el presidente de la Generalitat, Artur Más, insta al electorado a votar a favor de la autodeterminación con la siguiente advertencia: «Contra más difamaciones y más juego sucio hagan los adversarios, se encontrarán con más democracia en las urnas.

Lo mismo hace “La Vanguardia” en su edición del 24 de septiembre de 2012, al incorporar un artículo de Vidal titulado “Se pasó de un padre muy autoritario a todo lo contrario”, en el que Noemí Suriol y Claudia Bruna explican a través del “coaching” ─un anglicismo que ciertos ámbitos tecnológicos y deportivos han adoptado en lugar de “entrenamiento”, “preparación”─ las claves de una buena educación: “Los niños si no tienen un movimiento natural respetado es por el contexto que creamos los adultos que hace que no se arrastren, no gateen, pero contra más rico y natural sea su movimiento, más seguros de sí mismos se sentirán”.

Contra más

El Mataburros. Abertzale

Categoría (El Mataburros, General) por Manu de Ordoñana el 16-10-2012

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Por quinta vez desde su aparición en 2001, la Real Academia Española ha actualizado la versión online de su diccionario, efectuando 1607 cambios ─incluyendo vocablos como “pepero“, “sociata“, “okupa“ o “bloguero“─, con lo cual supera las 20.000 modificaciones que se incorporarán en la próxima edición impresa del DRAE, la vigésima tercera, prevista para 2014. Si te interesa conocer cuáles han sido, no tienes más que acceder a su página web en la columna de navegación izquierda, bajo el título «Consulta de las modificaciones».

Nadie pone en duda el derecho que asiste al RAE a mantener al día el castellano ─con el consenso de las veintidós Academias de la Lengua Española─, consintiendo la inserción de términos nuevos que gozan del beneplácito popular; el hablar evoluciona, sobre todo el componente léxico, y hay que darle cauce. Los diccionarios nunca están terminados, es una obra viva que ha de recoger las nuevas formas de expresión, con objeto de mantener una norma común para escribir todos de la misma manera, un objetivo que nadie discute.

El problema se presenta cuando contemplamos el resultado. Muchas de las palabras consentidas ─o su nuevo significado─ producen el rechazo de la mayoría o el enfado de algunas minorías. Es cierto que es imposible contentar a todo el mundo, cada uno tiene una opinión y más en el ámbito semántico del lenguaje o el respeto a la tradición. ¿Recordáis la polémica que se produjo hace cuarenta años cuando se propuso eliminar la “p” inicial de psicología? ¿Alguien se acuerda de que en el siglo XVIII “’farmacia” se escribía “pharmacia”, “coro”, “choro” y “Cristo”, “Christo”… quitarle la hache a “Christo”, ¡oh blasfemia! Pues se hizo y ya nadie se acuerda de aquello.

Pero hay veces que uno se queda atónito y otras se pone a temblar… hacen cada judiada. No es cuestión de inundar el artículo con ejemplos, unos pocos son suficientes. El primero es el adverbio solo que, a partir de diciembre de 2010 se escribe sin tilde. ¿Sabías que los académicos estuvieron discutiendo durante varias semanas sobre este punto? Al parecer, las decisiones tienden a adoptarse por consenso y, como no existe la figura del voto particular, las discusiones suelan alargarse hasta que los opositores terminan por aceptar, agotados. También han suprimido la tilde de guion. Entendería que sus señorías dedicaran el tiempo a asuntos de más enjundia, pero no a tales minucias. Si lo que pretenden es modificar las reglas de acentuación, que lo hagan con carácter general… igual es momento de simplificar.

En lo que afecta a la comunidad euskaldún ─vocablo admitido con el sentido de “vasco”, “que habla el vasco”─, el DRAE incorporó el término abertzale prestado del euskera ─perteneciente o relativo a la lengua vasca─, con la siguiente definición: “Dicho de un movimiento político y social vasco, y de sus seguidores: Nacionalista radical”. La Academia dela Lengua Vasca denunció el «error» técnico y científico en el que ha incurrido el DRAE al ligar “abertzale” con “nacionalismo radical”, pero no se ha producidola rectificación. Y advierte: «La Real Academia de la Lengua debería de tener una consideración de respeto hacia otra lengua que en el territorio que hoy comprende el Estado Español está mucho antes que la lengua española”.

La definición correcta de abertzale es “patriota” a secas, al estar formada por la raíz “aberri” = “patria” y el sufijo “zale” = “aficionado”, de la misma forma que “mendizale” es montañero, aficionado al monte. El desaguisado es consecuencia de la interpretación que le han dado algunos medios de comunicación para identificar a la izquierda abertzale, con la perversa intención de extender el epíteto “radical” a todo lo que huele a “nacionalismo vasco”. Lo que es terrible es que esa perversión se contagie a la RAE, que, teóricamente, limpia, brilla y da esplendor».

No estamos en contra de la incorporación al castellano de expresiones que provengan de las lenguas habladas en la Península Ibérica… todo lo contrario. En la actualidad, hay unas cien palabras que el DRAE reconoce como prestadas del euskera; bueno sería que ese número se incrementase en el futuro, en lugar de inspirarse en otros idiomas para enriquecer el castellano, salvo los casos en que sean vocablos técnicos aceptados por la comunidad científica o de uso universal, que estarían justificados.

Concursos literarios menos reputados

Categoría (General, Marketing para vender libros, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 11-10-2012

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A muchos autores diletantes, cuando han terminado de escribir su primera novela,  lo primero que se les ocurre es presentarla a un concurso literario. A menudo recibo en esta página consultas sobre cuáles son los mejores o cuáles los que más se adecuan a la obra que han escrito. Mi respuesta es darles la dirección de cuatro o cinco páginas webs que tratan sobre el tema o consultar el libro de Dolores Jiménez Morato que edita Fuentetaja Literaria cada dos años: “Guía de Premios y Concursos literarios en España 2011-2012”, probablemente lo encontrarán en la biblioteca pública de su barrio.

No oculto que mi confianza en eso de los concursos literarios es limitada, al menos, en los que gozan de prestigio. No voy a decir que estén amañados, porque eso no es cierto, aunque es verdad que los grandes, los que dan renombre o tienen un premio sustancial, sí que parece estar, cuando menos, dirigidos. La prueba es que, en la mayoría de los casos, el ganador es un escritor célebre, rara vez un principiante.

El pasado 15 de septiembre, Manuel Rodríguez Rivero, editor, crítico y ensayista, publicaba un artículo en El País titulado “¿Pero hubo alguna vez un premio honrado?”, en el que manifestaba la opinión que le merecen ese tipo de concursos: “Con escasas (y notables) excepciones, el premio literario honrado es el que todavía no ha sido concedido”. Nadie se escandaliza cuando, en la ceremonia de entrega, el representante del jurado anuncia que “abierta la plica, el ganador resultó ser…”, para, acto seguido, pronunciar un nombre que, entre bambalinas, todo el mundo conocía unas semanas antes: un juego de cinismo imbécil que el público acepta y la prensa consiente.

El escritor madrileño se muestra partidario de premiar obras ya publicadas que se han enfrentado al veredicto de la crítica y de los lectores ─como el Goncourt y el Booker─ entre otros, en lugar de textos inéditos, requisito que exigen la mayoría de los concursos que se convocan en España. La razón es clara: las cláusulas que el concursante ha de aceptar para que le admitan su libro son leoninas, la cesión de todos los derechos, absolutamente todos, con carácter universal, tanto en papel como en digital y hasta el fin de los tiempos, a cambio de un porcentaje módico sobre el valor de las ventas que nunca sobrepasa el diez por ciento (como muestra, mira las condiciones que estipula el Premio Nadal, incluso con una dotación tan pobre como 18.000 euros).

Sin embargo, existen numerosos concursos de segundo nivel, cuyo desarrollo se presume más limpio. No otorgan fama, porque no tienen cartel en los medios de comunicación, ni tampoco dinero, porque están mal dotados. Pero tienen la virtud de reconocer el talento del escritor que lo ha obtenido. El simple hecho de enumerar en la solapa de tu libro la relación de premios que has conseguido es una buena carta de recomendación que el comprador valora cuando lo hojea en la estantería. Es un mérito añadido que no debes ignorar a la hora de establecer el Plan de Marketing para vender tu libro.

 

El Mataburros. Conducir un programa

Categoría (El Mataburros, General) por Manu de Ordoñana el 07-09-2012

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Conducir un programa de televisión es una expresión que se lee y se escucha con frecuencia en los medios de comunicación, a pesar de que el verbo utilizado no tiene el significado que se quiere manifestar, la de dirigir la transmisión de un programa de radio o de televisión en el que participan personas invitadas. Al parecer, el término proviene del inglés “conductor”, director de una orquesta. De las varias acepciones que da el diccionario de la Academia de la Lengua, la cuarta es la que más se le acerca: “Guiar o dirigir un negocio o la actuación de una colectividad”. Quizá por eso, su uso se podría considerar como válido.

El diccionario María Moliner lo admite literalmente: “Presentar un programa de radio o televisión”. En ese sentido, la palabra correcta debería ser presentador; es la que se ha empleado tradicionalmente en España para designar a la persona que lleva un programa y explica al público cómo es el espectáculo o quién es el artista.

No parece conveniente el uso de director ya que su papel es el de dirigir el programa en su totalidad, siendo responsable de traer a los invitados, preparar el guión, dirigir las cámaras, etc., salvo en los casos en que además de todo eso, el mismo sea el presentador.

Animador también podría servir como la persona que da vivacidad a una reunión y consigue un buen ambiente, aunque esta figura corresponde más al que realiza actividades lúdicas o al artista que canta, baila o ejecuta números de variedades. Tampoco estaría mal anfitrión, por aquello de que participan varios invitados.

Pero ninguna de estas expresiones refleja con exactitud el rol que desempeñan algunos personajes en la televisión, que actúan al mismo tiempo como presentadores, como animadores e incluso hacen de directores, asumiendo el papel de estrella, el que entusiasma al público, la “vedette” del espectáculo. Y como no hay palabra específica en castellano para esa función, tendríamos que inventarla, así que no estaría mal quedarnos con la que ya existe y dar por bueno la de conductor de un programa.

El diario ABC, en su edición del 25 de mayo de 2012, publica una noticia de la agencia EFE sobre la entrevista que Carlos Francino, conductor de la cadena SER, le hizo Rubalcaba: “No tengo el móvil de Rajoy”. El líder de la oposición ha abogado por mantener el diálogo con el presidente del Gobierno para buscar soluciones a la crisis, pero ha reprochado que el jefe del ejecutivo no telefonee al PSOE.

Cristina Tapia en el “Noticias de Gipuzkoa” del dos de marzo de 2011, titula así una entrevista que hace a Pedro García Aguado, terapeuta y conductor del programa de televisión Hermano Mayor: «Comida en la mesa, la cama hecha, ropa limpia… Hay padres que están creando auténticos discapacitados».

Un artículo publicado el 22 de febrero de 2009 en el blog de Televisión Dos ofrece una serie de técnicas para conducir programas, de las cuales se deduce que el conductor debe proyectar su personalidad al programa para hacerlo creíble, de forma que el espectador perciba su carácter ─ a diferencia del actor que representa un papel─, y limita su actividad a programas de corte no dramático, como noticiarios, entrevistas, concursos, charlas, etc. Sí, no está mal, eso podría ser un conductor de programas de televisión.

¿Qué es la cultura?

Categoría (El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 14-08-2012

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En el uso cotidiano, la palabra «cultura» se emplea para dos conceptos diferentes, dice Wikipedia en un artículo bien organizado:

  • Excelencia en el gusto por las bellas artes y las humanidades, también conocida como alta cultura.
  • Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales (tecnologías) que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver sus necesidades de todo tipo.

Por abuso de la lengua, la primera interpretación está más arraigada en el sentir popular. Y sin embargo, la segunda es más propia: un conjunto de formas de pensar, de actuar y de comunicarse que son comunes a la mayoría de las personas que forman parte de un colectivo, y que se manifiestan a través de los valores, las tradiciones y las creencias.

Así entendida la cultura, nadie pone en duda la responsabilidad que recae sobre el sector público de velar por su desarrollo, por su papel dinamizador en la creación de bienestar y, al mismo tiempo, por el potencial que posee para acelerar el crecimiento económico. En España, la industria cultural representa el 3,2% del PIB y da empleo a cerca de 500.000 trabajadores, amén de impulsar otras materias como la educación, el turismo, la industria manufacturera o la investigación.

En ese sentido, el Estado tendría la obligación de invertir en actividades con capacidad para generar riqueza, no para subvencionar la producción artística, sino para dotar la infraestructura cultural. Estoy tratando de defender el rol del Estado como responsable de proveer a la sociedad el fundamento que active la producción, no que sea él el creador ─léase promotor mediante ayuda directa─, ya que esa función debe corresponder a la iniciativa privada. O dicho de otro modo, que la Administración no se meta nunca a empresario.

Si se trata del acervo artístico, debe ser el gobierno quien financie su conservación y dejar a la industria que disfrute de los beneficios. España es el segundo país ─después de Italia─ que cuenta con más lugares y monumentos declarado Patrimonio dela Humanidad. Con ese bagaje, el presupuesto que haría falta para mejorar el rendimiento económico sería muy bajo en comparación con los resultados que cabría esperar.

Lo mismo ocurre con la lengua. La riqueza idiomática del castellano y el número de usuarios le otorgan una posición privilegiada que el Estado debe proteger y extender a través de actuaciones culturales que propaguen sus virtudes, con un coste poco elevado. Muchas empresas pueden beneficiarse de esta ventaja competitiva para mejorar su posición vía internacionalización.

Al final, sólo hace falta un poco de capacidad intelectual para discernir cuáles son las inversiones que, con menos dinero, producen rendimientos más altos. La cultura es una de ellas, otra es la educación y otra es la investigación y el desarrollo. Sobre estas tres disciplinas, nunca hay que meter la tijera, todo lo contrario. Claro que el resultado no es inmediato y si algo caracteriza a nuestros políticos es su poca visión a largo plazo.

Con los principios que hemos manejado en este artículo, no es difícil colegir cuál va a ser el criterio que vamos a defender sobre el modelo de financiación que el Estado debería de aplicar a la promoción de la cultura, en su concepción restringida al mundo de las Artes y las Letras. Será en el próximo.

El Mataburros. Remake

Categoría (El Mataburros, General) por Manu de Ordoñana el 02-08-2012

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La palabra remake no está registrada en el Diccionario de la Lengua Española. Es un término inglés que está ampliamente extendido entre los hispanohablantes, sobre todo en el mundo del cine y la televisión, para designar a aquellas creaciones audiovisuales que reproducen fidedignamente la trama, los personajes y la ambientación de una obra anterior. Su equivalente en castellano sería adaptación o nueva versión, incluso reedición, en el caso de una obra literaria. También serviría refrito, que el DRAE define como “cosa rehecha o recompuesta, especialmente refundición de una obra dramática o de otro escrito”.

Otros diccionarios de la lengua española la incluyen en su glosario con significados más o menos parecidos:

  • El diccionario panhispánico de dudas: Anglicismo evitable que puede sustituirse por los equivalentes españoles “nueva versión” o “adaptación”, según los casos.
  • El Seco: Palabra inglesa con que se designa la nueva versión de una obra de éxito, especialmente cinematográfica. Se usa como nombre masculino, un remake, y se suele pronunciar “rimeik”. La denominación alterna a menudo con nueva versión, forma quizá  preferida y también preferible.
  • El María Moliner (inglés, plural remakes): Nueva versión de una película antigua 

A pesar de que cualquiera de los dos vocablos, adaptación o nueva versión, traducen a la perfección su significado, el españolito culto prefiere utilizar el término inglés para demostrar su erudición. Y la prensa también. Si buscas en las hemerotecas de los periódicos españoles, artículos en los que aparece la palabra remake, encontrarás 1539 en la de El País, 948 en la de ABC y 418 en la de El Correo.

El 6 de julio de 2012, La Vanguardia anuncia la celebración en Barcelona de la exposición  “Remakes: Cuando el cine encontró a la moda”, en la que se muestran más de cuarenta fotografías captadas por la cámara de Manuel Outumuro y publicadas en la revista de moda Marie Claire, con escenas de películas imposibles de olvidar: “Los pájaros”, recreada por la actriz Cayetana Guillén Cuervo, “Deseando amar”, con una Ariadna Gil en el papel estelar, “Bonnie & Clyde”, a los que dan vida Pilar López de Ayala y Eduardo Noriega o “Instinto básico”, con la modelo Judit Mascó como álter ego de Sharon Stone, entre otras.

Pero los remakes no son actuaciones exclusivas de la industria audiovisual, también se dan en el campo de la literatura. El 21 de febrero de 2011, el diario El Mundo analiza el éxito obtenido por la editorial Umbriel con la publicación de dos remakes “Androide Karenina” y “Orgullo, prejuicio y zombis”. En el artículo, Lucía González nos explica cómo se cocina un remake literario: “Por encargo, por experimentar, por sacar partido a una moda… Siguen llegando a las librerías remakes literarios, versiones (perversiones, según algunos) de clásicos de todas las épocas. Lo mismo pasa en el cine o en el teatro y la receta cambia según la irreverencia y la osadía que aporten los autores».

J. Rodríguez Marcos, en un artículo que publicó “El País” el uno octubre de 2011, nos explica los peligros de “rehacer” la obra literaria de escritores contemporáneos protegida por “derechos de autor”. En el año 2004, Alfaguara publicó una adaptación de la obra de Borges “El hacedor”, realizada por el escritor Agustín Fernández Mallo, con la intención de rendir homenaje al autor argentino. Sin embargo, su viuda, María Kodama, no lo entendió así y presentó una reclamación a la editorial que, finalmente, retiró la obra de las librerías, no sin antes expresar su disgusto: “Jamás sospechamos que el libro pudiera ser leído de una manera negativa contra la persona o la obra de Jorge Luis Borges”.

El declive de la novela

Categoría (El libro digital, Estafeta literaria, General) por Manu de Ordoñana el 28-07-2012

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No hay duda de que la industria editorial está pasando por un mal momento, la caída de las ventas, la irrupción de las multinacionales, la transformación de lo analógico a lo digital y, encima, la crisis económica que duele al bolsillo del lector. Sí, eso hay que comprenderlo, aunque todo esto no le exime de su culpa, los editores no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, los más débiles están ya condenados, los más fuertes aguantan como pueden.

Pero no sólo hay que culpar al sector empresarial, también la tienen los escritores. El talento no ha mejorado, el estilo narrativo es el mismo, la inventiva está por los suelos, el artista está desmotivado, no siente el aliento de la innovación. Los autores tendrían que recuperar la ilusión, la novela tendría que renovarse, adentrarse en caminos nuevos. Hay muchas formas de hacerlo, sólo falta la ilusión… y el apoyo de editores audaces capaces de comprometerse, de liderar ese cambio.

Unos son optimistas, piensan que la novela pervivirá, resurgirá con nuevos bríos, aunque no saben cuándo. Javier Rodríguez Marcos se pregunta hoy en el suplemento Babelia de “El País”: ¿Tiene futuro la novela? José Carlos Mainar le contesta: “Ha funcionado durante más de doscientos años, no tenemos por qué dudar de que lo siga haciendo”. Lo mismo responde Goytisolo: “No es un cataclismo, sino una evolución, no hay causas internas, es un cambio de hábitos sociales”.

La novela es un género que se ha ido transformando desde su nacimiento, allá por los inicios del siglo XIX, para solaz de una burguesía naciente al principio, hasta llegar más tarde a todos los niveles de la sociedad. El problema es que el ser mutante ha sido el lector, y no siempre el autor ha seguido sus pasos. Ésa es cuestión: ¿Debe el escritor olvidarse de su público y alumbrar su pensamiento o tiene que halagarlo y servirle  lo que él quiere recibir?

Ahora están de moda las tramas fluidas, personajes exóticos al borde del precipicio, pasiones al límite, mucho diálogo, descripciones breves y finales angustiosos. El lector perezoso se inclina por comprar ese tipo de novelas, de las que se dice que “enganchan”, pero de dudoso valor literario; son además las que gozan de un mayor empuje publicitario; son la esperanza de la industria editorial, la aparición de dos o tres best-seller al año les ayuda a salvar el ejercicio. ¿Es eso lo que tiene que hacer un escritor comprometido? Que cada uno escoja su camino.

Es cierto que, si el futuro es lo digital, la lectura de un libro dejará de ser una actividad solitaria para convertirse en un  acto social, será interactiva. Compartir la experiencia nos ayudará a descubrir libros afines, los que gustan a la mayoría. El papel del prescriptor, del editor tradicional, del crítico literario tenderá a desaparecer, lo que privará será el boca a boca, la mediocridad, el implante del no esfuerzo. Si esto es así, no cabe duda de que muchos escritores se van a quedar fuera del pastel.

La novela ha perdido influencia como vehículo para transmitir la cultura, las series de televisión han mejorado su técnica narrativa y llegan más fácilmente al gran público, que no quiere libros muy trabajados, sino historias entretenidas. La novela ha descuidado su contenido intelectual, la literatura ha dejado de ser el motor que proporciona movimiento al cambio social, se ha retirado al cubil de las élites: “A diferencia de lo que suele pensarse, la novela es un género de minorías, las mayorías prefieren el mundo de la realidad tangible, el del espacio privativo de la imagen” (Vargas Llosa).

Y mientras tanto, la gente ha dejado de pensar: las teorías neoliberales avanzan, las libertades democráticas retroceden y los políticos se frotan las manos, nadie los quiere pero ellos siguen disponiendo.

El IVA del libro en la Unión Europea

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 21-07-2012

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Mientras las asociaciones de editores españoles han solicitado al Gobierno la aplicación de un impuesto sobre el valor añadido nulo a libros, periódicos y revistas tanto en papel como digitales, no estaría de más que echáramos un vistazo a cómo está la situación en Europa y sacar alguna conclusión:

Tabla de IVA en los países de la Unión Europea (%)

  • Todos los países aplican un IVA reducido al libro, salvo Dinamarca y Bulgaria.
  • Sólo Francia y Luxemburgo aplican el mismo IVA reducido al libro impreso y al libro digital, medida adoptada en 2012.
  • Los únicos países que aplican el tipo 0 al libro impreso ─pero no al digital─ son Irlanda y Reino Unido.

La legislación europea permite a los estados miembros aplicar el IVA reducido a una serie de artículos de primera necesidad, pero no al libro digital, ya que su descarga se considera un servicio suministrado por vía electrónica ─argumento muy poco convincente─, a pesar de que la directiva del 5 de mayo de 2009 aprobó impulsar el IVA reducido para los libros digitales a partir de 2011. Al parecer, una legislación con carácter vinculante podría aparecer en 2013.

El caso es que, siguiendo las recomendaciones de esa directiva, Francia y Luxemburgo decidieron reducir el IVA del libro digital al nivel del impreso, pero inmediatamente países como Reino Unido, Polonia y Holanda, que han sufrido el efecto negativo de esa decisión en su mercado interior, se han quejado a la Comisión, sobre todo por el IVA hiperreducido del 3% que aplica Luxemburgo al libro digital, lo que ha transferido a ese país más del 90% de las ventas de esos mercados, encabezado por el gigante Amazon que allí ha instalado su sede fiscal.

Fuera de Europa, los tres países en los que el libro digital está más desarrollado ─Estados Unidos, Japón y Corea─, el IVA que se aplica es muy parecido para los dos formatos ─papel y digital─, fórmula que consideran la más acertada para combatir la descarga gratuita y la piratería.

En Estados Unidos, ese IVA sobre los libros es cero en algunos estados ─lo mismo que en Méjico y en Brasil─, pero el sistema fiscal norteamericano no es equiparable al europeo. Allí se aplica un sistema de impuestos en cascada sobre las ventas que realizan las compañías, muy parecido al antiguo IGTE de la época franquista, además de otros de carácter federal, estatal o municipal que varían en cada lugar.

¿Hacia dónde va la industria editorial?

Categoría (Derechos de autor, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 16-07-2012

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Abundan “los optimistas” que no apuestan un céntimo en favor del libro impreso. Las nuevas tecnologías, dicen, la piratería, la educación cultural, la falta de ayuda estatal y ─esto lo digo yo─ la televisión basura que se lleva en este país ─me temo que su contenido aporta poco a despertar el hábito de lectura en el espectador─. La verdad es que los datos que se conocen no son para “echar cohetes”, aunque las causas tendrían que ser objeto de una reflexión más seria.

La Federación de Gremios de Editores de España acaba de publicar un avance del Comercio Interior de libros en España 2011. Es un informe muy bien elaborado, sencillo y fácil de entender, te recomiendo su lectura. En él se ofrecen algunos datos dignos de analizar:

El primero, lo que ya sabíamos, el sector ha facturado 2.772 millones de euros, un 4,1% menos que en 2010. Tampoco es para echarse las manos a la cabeza, ¿cuántas empresas en España no se conformarían con una cuota de descenso similar?

El segundo, que se han vendido cerca de 200 millones de libros, lo que supone un precio medio de 13,87 euros por ejemplar vendido. Lo siento, me parece un precio muy alto. Este dato me confirma que algo no funciona bien en el negocio editorial. La semana pasada estuve en la Feria del Libro que se celebra en Donostia-San Sebastián y comprobé a mi pesar que el precio de la mayoría de los libros allí expuestos era superior a los 15 euros; y no eran nada del otro mundo. Eso sí, te hacía un descuento del 10%.

El tercero, la distribución de las ventas por canal de distribución y su evolución desde el año 2007: 

Venta de libros por canal comercial

Canal comercial 2.007 2.011 %
Librerías 992 1.056 6,5
Cadenas de librerías (1) 483 481 -0,4
Hipermercados (2) 292 274 -6,2
Quioscos 272 129 -52,6
Empresas e Instituciones (3) 304 386 27,0
Bibliotecas 23 19 -17,4
Venta a crédito 259 90 -65,3
Venta telefónica 77 46 -40,3
Correo 89 21 -76,4
Clubs 117 82 -29,9
Internet 21 21 0,0
Suscripciones 77 79 2,6
Otros canales 117 88 -24,8
Total 3.123 2.772 -11,2

El cuarto, la facturación de libros en formato digital fue de 73 millones de euros, lo que apenas supone el 3% de la facturación total, lo que rebate el argumento de que el ebook sea el gran enemigo del libro impreso, al menos, por el momento.

El quinto, las editoriales han pagado en 2011 un total 193,1 millones de euros por derechos de autor y han recibido 76,5 por el mismo concepto. Si esto es verdad, el porcentaje que se lleva el autor apenas llega al 7% sobre el precio del libro, sin contar el IVA. Si esto es así, y parece que lo es, algo no funciona bien en el negocio, algo chirría, no sabría decir qué, pero lo dice el sentido estético.

Mientras tanto, La Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE),  y la Asociación de Revistas de Información (ARI) han solicitado al Gobierno la aplicación de IVA cero a libros, periódicos y revistas tanto impresos como digitales. En este país, cuando una cosa no funciona, siempre se acude al Gobierno para que nos eche una mano.

Perfil ideal para autopublicar un libro

Categoría (El mundo del libro, General, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 10-07-2012

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La industria editorial española empieza a estar seriamente preocupada. Las ventas han venido disminuyendo durante los últimos seis años; desde el 2008 al 2011, la facturación se ha reducido un 18% y parece que las perspectivas son peores para el presente ejercicio 2012, si se confirman las previsiones que ha realizado la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE).

Y eso que los libros de texto han mantenido et tipo, aunque debido a una coyuntura especial que no se va a repetir: el texto de varios libros se ha modificado en cuatro cursos, lo cual ha exigido editarlos de nuevo, evitando así una caída más estruendosa. El descenso se produjo en todos los campos, excepto en el escolar y en los libros prácticos (de cocina, de bricolaje…), el cómic y la literatura infantil y juvenil. Las estadísticas no dan cifras referidas a la literatura para adultos, pero no es difícil imaginar la catástrofe.

Las señales de alerta ya aparecieron el mes pasado en la Feria del Libro de Madrid: las ventas se desplomaron un 19% y un 29% con respecto a 2011 y 2010. Los especialistas creen que ya es hora de que las editoriales revisen su actual estrategia de publicar muchos títulos, con una tirada media en franco retroceso de 3.441 ejemplares, aunque esto puede ser debido a la aparición de numerosas pequeñas editoriales que tientan al escritor diletante para que financie parte de los gastos de impresión, sin ofrecer apenas garantías, ni promocionales, ni de distribución.

Es cierto que la decisión de autopublicar es muy personal, cada escritor tiene su criterio, sin olvidar que también es cuestión de patrimonio. Sin embargo, algunos escritores presentan un silueta que se adapta mejor al éxito, son los ya tienen algún renombre, los que por alguna razón ─que no tiene que ser necesariamente el mérito literario─ han conseguido un grupo de seguidores en alguna actividad, bien sea científica, deportiva, política o social. Si estás en ese grupo de élite, te recomiendo que leas este artículo aparecido el 5 de julio en La ebookería: “Cinco buenas razones para tomar el camino de autopublicar su obra”.

Una página web, un espacio en Facebook o un cuenta en Twitter representa una buena base para ingresar en el equipo de los “self men made”. Tienes ya un mercado cautivo que te sirve para empezar que se puede incrementar si el libro que has escrito es original, trata sobre un tema profesional u ofreces un decálogo de reglas para obtener éxito en lo que sea ─los manuales están de moda, se venden bien─. A poco que te empeñes, puedes dar conferencias, hacer presentaciones y obtener notoriedad para llamar la atención de los que hacen publicidad, de los que marcan las tendencias, de los prescriptores y “gurús” que te llevan a la fama.

Llegado este momento, tendrás que seleccionar cuál es la editorial que más se adapta a tu perfil, lo más importante es garantizar que tu libro va a estar visible en las estanterías de los principales puntos de venta, lo demás ya lo pones tú. Un contrato bien negociado ─cuidado con las exclusivas─ te permitirá conservar un buen pellizco sobre los ingresos, quizá hasta un 40%, si te animas a correr con el coste de la imprenta y sólo subcontratas la distribución.

Claro que todo esto se refiere al libro impreso en papel. Si te metes con el ebook, Internet es otro mundo que te puede abrir más puertas. Aquí también conviene no dejarse deslumbrar por las multinacionales y explorar vías alternativas, algunas son ideales para el autor que quiere buscar un sitio y no, precisamente, hacerse millonario.

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