Ideas para vender un libro

Categoría (General, Marketing para vender libros) por Manu de Ordoñana el 17-08-2011

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El otro día entré en la web de lecturalia y leí un artículo titulado “La lectura, reina del transporte” en el que su autora, Gabriella Campbell, contaba la iniciativa del aeropuerto londinense de Heatrhrow de contratar durante a una semana al escritor Tony Parsons para deambular por sus salas y regalar a viajeros y empleados su nuevo libro formado por una serie de relatos inspirados en el aeropuerto. Tony Parsons es un escritor inglés de gran reputación, sobre todo desde que en 1999 publicó su novela más conocida “Man and Boy”. No es la primera vez que Heathrow adopta a un escritor para deleitar a sus visitantes. En 2009 hizo algo similar con el escritor y filósofo suizo Alain de Botton, con resultados muy interesantes.

Traigo aquí esta noticia por si te sirve para algo, a ti, escritor diletante, que quieres promocionar la primera novela que has escrito. No digo que hagas exactamente lo mismo ─lo cual no estaría nada mal─, pero quizá se te puede ocurrir alguna idea relacionada.

En 2002, la escritora Fay Weldon fue residente gratuita del hotel Savoy durante tres meses, a cambio de divulgar la lectura entre la clientela del hotel. Ya nos vamos acercando. ¿Por qué no llegar a un acuerdo con el hotel de tu barrio para que te dejen montar un pequeño expositor a la entrada con varios ejemplares de los libros que has escrito? Podrías estar tú presente a la hora punta y venderlos a precio reducido, con la firma del autor. A mí me parece que vender libros en el vestíbulo de un hotel ─si te lo permiten─, puede resultar exitoso: muchos clientes se encuentran aburridos, no saben lo que hacer, algunos pueden picar, sobre todo, si se acercan a ti y les embaucas con tu oratoria de dómine.

Algunas bibliotecas se han inspirado en una idea parecida y han contratado los servicios de un escritor para interactuar de manera periódica con los suscriptores que se han llevado algunos de sus libros, llegando incluso a organizar talleres literarios en los que los lectores opinan sobre lo que han leído y hacen preguntas al autor. Es una iniciativa que beneficia a las dos partes:

  • El escritor recibe un emolumento siquiera reducido y, sobre todo, promociona su obra.
  • La biblioteca ofrece al usuario algo nuevo, una relación directa con el autor.

Y como decía la Campbell al final de su artículo, dentro de poco, veremos poetas recitando versos a bordo de los vuelos de bajo coste, novelistas repartiendo ejemplares de sus libros subidos a un Talgo e incluso algún que otro redactor repartiendo sus artículos a la puerta de una estación de autobuses.

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