Las cinco virtudes de un buen escritor

Categoría (Consejos para escritores, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 16-03-2023

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El gran periodista y escritor Henry Hazlitt (1894-1993) es conocido por ser el autor de Economía en una lección, quizá el libro de divulgación económica más exitoso de la historia. Pero fue también uno de los intelectuales públicos más brillantes del siglo XX y adquirió notable fama como divulgador de temas científicos por su lenguaje claro y directo, basado en cinco cualidades esenciales: coherencia, claridad, precisión, sencillez y concisión.

La revista digital FEE, en su edición del 18 de octubre de 2022, ofrece un examen de cada una de esas virtudes y el riesgo de sus excesos:

1.- La coherencia (en contraposición a la incoherencia) es la cualidad de formar un todo unificado e integrado. Para que un escrito sea coherente, debe tener un propósito claro y cada parte que lo compone debe contribuir a ese propósito. Las largas digresiones y los non sequiturs pueden hacer que un escrito sea incoherente.

2.- La claridad (en contraposición a la oscuridad) en la escritura consiste en que el lector la entienda fácilmente. Un escritor que quiera ser comprendido debe pensar no solo en términos de expresión (compartir sus pensamientos), sino de exposición (compartir ideas de forma inteligible). A menudo, lograr una mayor claridad en la exposición va de la mano de una mayor claridad en la propia comprensión del tema. La comprensión y la comprensibilidad son dos caras de la misma moneda. Para que una obra sea clara, debe fluir bien: tanto narrativa como lógicamente. Cada pasaje tiene que hacer avanzar la historia y/o el argumento del artículo de forma que siga naturalmente lo que le precede. Un texto inconexo y con demasiados “saltos” confundirá al lector. Una redacción clara también ha de ser completa, sin omisiones de ningún punto que sea necesario para que el lector entienda lo que está diciendo. La falta de contexto oscurecerá tu mensaje. La jerga desconocida y no introducida también hará que tu presentación sea opaca para el lector no especializado. Recuerda que este no comparte todos tus conocimientos. Desconfía de presumir que una conexión necesaria «se da por supuesta».

3.- La precisión (en contraposición a la vaguedad) en la escritura equivale a ser exacto y específico a la hora de transmitir su significado. Conseguir la precisión es a menudo una cuestión de “jugar” con una frase para encontrar la redacción y el enunciado adecuados, y así transmitir el significado justo. Consultar un diccionario, además de un tesauro puede ser útil para ello.

4.- La simplicidad (en contraposición a la pedantería) en la escritura limita la exposición a lo esencial. Los escritores con amplios conocimientos sobre su tema suelen caer en la tentación de compartir en exceso detalles arcanos que sobrecargan al lector. No intentes abarcar toda la información sobre el tema en un único artículo. Apunta al objetivo realista de proporcionar a tu lector una lección importante que sea lo suficientemente sencilla como para ser digerida toda ella en una sola sesión.

5.- La brevedad (en contraposición a la circunlocución) en la escritura transmite el significado en el menor número de palabras posible. (Pero las necesarias. La brevedad en exceso puede dar lugar a vaguedad y oscuridad). A menudo, el primer intento de redactar una frase será innecesariamente prolijo y, por lo tanto, poco manejable para el lector. Haz lo posible por cortar, comprimir y recombinar su redacción para que sea más concisa y elegante. Elimina las frases que no sean “importantes”, es decir, que no aporten suficiente valor a su presentación para justificar el trabajo adicional que exigen al lector. A veces esto puede significar cortar secciones enteras. Hay que estar dispuesto a “matar a tus queridos”, como decía William Faulkner.

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