El peligro no es lo digital; es la gratuidad

Categoría (El libro digital, Estafeta literaria, General) por Manu de Ordoñana el 10-04-2011

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El pasado domingo, 27 de marzo de 2011, el periodista de «El País», Juan Cruz, entrevistaba a Antoine Gallimard, director de “Les éditions Gallimard”, una de las editoriales más prestigiosas de Francia, que cumple este año su primer centenario, desde que su abuelo Gastón la fundó en 1911. Como es natural, el editor habló sobre las repercusiones que la irrupción del libro digital tendrá en el mundo literario. He aquí algunas de sus reflexiones:

 –      El libro digital es una nueva oportunidad tanto para el editor como para el escritor. Permite una gran flexibilidad, acepta diferentes formatos y permite reimpresiones limitadas.

–      El oficio de escritor surge de compartir, a través del libro, universos secretos. Vargas Llosa lo dijo muy bien en su discurso del Nobel: “Cuento historias para hacer la vida mejor”.

–      Lo que más me preocupa es el tiempo que la gente joven dedica a toda una plétora de actividades y prácticas sociales en Internet, de manera que cada vez disponen de menos tiempo para leer.

–      Pero yo estoy convencido de que seguirá habiendo lectores. La literatura ha sido algo precioso; extremadamente frágil y, a la vez, asombrosamente resistente. No hay que temer su desaparición: ya sobrevivió al surgimiento de nuevos medios de comunicación.

–      Mi abuelo no dudó en publicar libros muy comerciales junto a otros más exigentes como la poesía de Lorca y los ensayos de Valéry. Lo importante es saber cómo hay que combinar la publicación de libros populares y los libros de calidad. La labor tradicional de un editor es descubrir y editar un libro por su calidad intrínseca.

–      Antes la librería desempeñaba un papel muy importante, había muchas editoriales familiares. Hoy rige la ley del mercado y encontramos pocas editoriales independientes y menos libreros profesionales, frente a una concentración de editoriales fuertes y el oligopolio de los grandes grupos de distribución.

–      Todavía el público siente una enorme simpatía por una editorial como la nuestra, porque valora el quehacer literario que ha desarrollado a lo largo de toda su historia… y que lo siga haciendo todavía.

–      Lo importante es saber si la revolución digital va a transformar el comportamiento del lector o el imaginario del escritor. El peligro no es lo digital que puede der una oportunidad. El auténtico peligro es la gratuidad, la piratería.

–      Hay que luchar para preservar el valor del libro, de la creación y de la edición, así como proteger a los libreros y a los escritores. En Francia, tenemos la suerte de contar con buenos libreros, al contrario que el Reino Unido, donde el librero ha desaparecido.

–      El mundo de la música nunca se dio cuenta del peligro del mundo digital; pero el libro ha llegado más tarde y hemos adquirido conciencia del riesgo que nos acecha. Tratamos de que el mercado sea abierto, pero sin dejar de luchar contra la piratería.

–      En Estados Unidos, el mundo del libro digital empieza a ser importante. En 2007, se instaló la primera máquina pública de “libro expreso”, que permitía al usuario la impresión y encuadernación de un libro “a la carta” en cuestión de minutos.

–      El libro digital preocupa porque puede suponer la desaparición de los intermediarios naturales entre el lector y el autor. Esto puede producir una gran conmoción, un cambio radical  en el mundo del libro… que no haya necesidad de editores o libreros.

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