Internet y la concentración en la lectura

Categora (El libro digital, General) por Manu de Ordoñana el 01-03-2012

Tags : , , , , , , , , , , , , ,

Terminamos el artículo anterior con una pregunta: ¿Es posible leer un libro serio, de una cierta dimensión, en un soporte electrónico o quedará sólo el libro impreso como único recurso para consumar tan ardua tarea?

Muchos pensarán que planteamos un problema trivial. ¿Qué más da el soporte utilizado si lo que importa es el contenido? Esto que, en un principio, parece obvio, no es tan evidente. El tipo de soporte está produciendo un cambio importante en la forma de leer (y seguramente lo producirá también en la manera de escribir). El lector que se engancha a un dispositivo electrónico está más orientado a lo fácil, a lo superficial; rara vez se le va a ocurrir bajarse el Ulises o sumergirse en los poemas de Borges. Su afición literaria está sometida a las prestaciones de la máquina, cada vez más sofisticada, que le conduce a una actitud pasiva, frente a la aplicación a que obliga una obra compleja.

Claro que también podríamos plantear la cuestión de otra forma. ¿No será que la sociedad ha creado en los últimos años un colectivo de lectores sólo interesados en lo frívolo, en lo que exige un esfuerzo intelectual reducido? Son precisamente los jóvenes los que adoptan esa postura cómoda y eluden esa otra forma de leer propia de los mayores, reflexiva, tenaz, laboriosa. Son ellos los que dominan los dispositivos electrónicos, son ellos los que los que se resisten a la lectura intensa y se abandonan a lo ligero. Al final, ¿importa algo saber cuál es la causa y cuál es el efecto?

¿Será cierto eso de que el soporte condiciona el tipo de lectura? ¿Será cierto eso de que el libro electrónico reduce la capacidad de concentración y sólo sirve para contenidos someros? Internet facilita el acceso a la información, pero esa información ¿contribuye a ampliar el conocimiento? Da la impresión de que lo liviano es propio de un dispositivo electrónico y sólo lo profundo existe en el libro impreso, aunque es verdad que leer con atención es algo que se puede hacer en cualquiera de los dos soportes.

Y si no, fijaos lo que ocurre con la escritura. No hay duda de que los jóvenes de hoy escriben mucho más que los de antes, pero lo hacen de manera superficial, no les importa la forma, desprecian la gramática. En ese sentido, la tecnología les ha transformado la conciencia. ¿No está ocurriendo lo mismo en los hábitos de lectura? Los jóvenes se resisten a leer las honduras, se resisten a estudiar, se resisten a sacar conclusiones propias.

Quizá mi opinión esté motivada por la experiencia que he tenido con lo digital. Me resulta arduo leer una novela larga en la pantalla de mi e-reader, me pierdo, no me encuentro a gusto. Y lo mismo me ocurre cuando me topo con un estudio que me obliga a pensar: prefiero imprimirlo y leerlo sobre papel. Hace unos días, me recomendaron la lectura de un informe “De la Dictadura a la Democracia”, escrito por Gene Sharp y publicado por la institución “Albert Einstein”. Pues bien, lo abrí en la pantalla de mi ordenador, lo empecé a leer y pronto desistí. Lo imprimí, lo mandé encuadernar y sólo entonces lo pude leer con el deleite que se merece.

Las nuevas generaciones piensan que el saber no se encuentra en los libros, sino en la red, a la que tienen acceso de forma rápida y eficaz con sólo introducir las palabras clave en su ordenador. No se puede negar que algo de razón ya tienen, al menos para ese conocimiento general alrededor de la ciencia que les sirve para encontrar un espacio en el mundo laboral.

Pero si nos referimos a ese conjunto de conceptos abstractos que conforman el carácter de cada individuo, lo que quizá se llama cultura y que no es otra cosa más que el sedimento que queda en el infraconsciente cuando uno olvida todo lo que ha leído, eso ya es otro cantar. El ser humano necesita leer, la lectura es la piedra fundamental de su educación, es la que le ayuda a reforzar su autoestima, la que conforma el ideario del cual deriva su comportamiento social. ¿Sería razonable atribuir a Internet el aislamiento que padecen los jóvenes de hoy en día, su pérdida de empatía e incluso sus carencias para la convivencia ciudadana?

La lectura en el siglo XXI

Categora (Cultura y democracia, El libro y la lectura, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 27-06-2017

Tags : , , , ,

Cuánto ha llovido desde aquel primer códice ―lo más parecido al libro de hoy en día― que encontramos en la Edad Media. Dejó de ser un rollo continuo para convertirse en un conjunto de hojas cosidas con forma rectangular. Desde ese momento fue posible acceder directamente a un punto preciso del texto. Después, poco a poco, vinieron las mejoras: la separación de las palabras, las mayúsculas y la puntuación; y más tarde las tablas de las materias y los índices, que facilitaron muchísimo la búsqueda de información.

Hoy, en el siglo XXI, hemos cambiado nuestra forma de leer y de mirar. Ahora, además de libros, leemos y miramos pantallas. Esto altera irremediablemente nuestra concepción del hecho lector y nuestra aprehensión de conocimientos, porque la pantalla no es solo un cambio de soporte, sino una profunda modificación en el modo de organizar los contenidos. Read the rest of this entry »

Escribir en Internet

Categora (El libro digital, General, Redes sociales e Internet) por Manu de Ordoñana el 28-01-2014

Tags : , , , , , , ,

El abuso de abreviaturas y acrónimos, la exaltación de determinados signos de puntuación y la utilización de emoticonos y otros códigos visuales se ha extendido a la casi totalidad de los cibernautas que se comunican en las redes sociales. Eso hizo creer a algunos sesudos varones que el uso de Internet estaba arruinando el lenguaje escrito, aunque algunas voces ya se han percatado de que tal suposición no tiene fundamento.

Es verdad que la web influye en la manera de leer y, por lo tanto, en la de escribir. El lector digital exige claridad y concisión, una virtud que nunca debe faltar en un texto para ser triunfal. El lector digital valora la calidad del mensaje, la novedad de un juicio certero o la osadía de una interpretación heterodoxa. Hasta aquí, todo el mundo está de acuerdo. Pero de poco sirve el contenido, si el embalaje es defectuoso. Y ese embalaje es el lenguaje que se utiliza para transmitir un pensamiento. Read the rest of this entry »

La calidad de la información en Internet

Categora (El libro digital, General) por Manu de Ordoñana el 25-02-2012

Tags : , , , , , , , , , , , , , , ,

El uso masivo de Internet nos ha traído un incremento desorbitado de las noticias que recibimos en nuestro ordenador. ¿Quién no tiene un amigo que, cada cierto tiempo, te envía una colección de fotografías, un texto elaborado por algún iniciado con finalidad moralista, una historia impresionante que describe el sufrimiento de un pueblo y los excesos que cometen quienes poseen riqueza o detentan el poder?

La web no deja de ser una biblioteca en la que está almacenado el conocimiento humano, sea éste positivo, neutro o negativo. Hoy cualquiera tiene la posibilidad de incorporar a ella sus ideas, sus juicios, sus principios, algunas veces con añadido de conocimiento, pero las más con el simple recurso de “copiar y pegar”. Al final parece que a todos nos gusta dejar nuestra impronta, influir en el parecer del vecino, lo que no deja de ser parte del oficio de un escritor. ¿Quién no ha sentido alguna vez la tentación de escribir un libro?

El problema que se nos plantea es la veracidad de las noticias que circulan. Vivimos una época en la que nos llega una enorme cantidad de información y cada vez tenemos menos tiempo para procesarla, hemos perdido nuestras defensas, somos incapaces de reflexionar con nuestros propios recursos. Un caso que me ha dejado más perplejo que a Maimónides es el del movimiento global antivacunación, una comunidad más extendida en el ámbito anglosajón, cuya postura está causando un grave perjuicio en la población infantil.

Sus partidarios afirman que la vacuna triple vírica (contra el sarampión, las paperas y la rubeola) provoca autismo, una vacuna que se viene aplicando a los niños a partir de 1970 y cuya eficacia ha sido reconocida por instituciones de probada solvencia como la Organización Mundial de la Salud y la UNICEF. La tesis está basada en un estudio realizado por un médico británico a finales del siglo pasado y, a pesar de que el trabajo se realizó sobre una muestra de tan sólo doce niños autistas, son numerosos los padres que se niegan a administrar la dicha vacuna a sus hijos, con el consiguiente incremento de brotes.

Alrededor de movimientos de este tipo se encuentra siempre una extraña coalición de, por una parte, médicos y científicos de medio pelo sospechosos de estar vinculados a ocultos intereses políticos o económicos, y por la otra, de ciudadanos ingenuos y padres de familia apocados, con la complicidad de periodistas de moralidad restringida preocupados tan sólo en aupar su imagen y engordar su cartera. Alguno hasta se atreve a dudar del alunizaje de la misión norteamericana en 1969…

Afortunadamente, estos reporteros sensacionalistas son los menos y se les reconoce con prontitud. La mayoría son observadores imparciales que transmiten la información de manera objetiva; en algunos casos llegan a actuar como detectives privados para desvelarnos intrigas ocultas o tratos deshonestos. Ése es el periodismo comprometido en el que debemos confiar, el que no se deja sobornar por las apariencias e investiga la fiabilidad de sus fuentes, en un mundo en el que la custodia de lo fidedigno se ha desvanecido, todos pretendemos poseer la verdad y a muchos nos complace imponerla.

Pero al mismo tiempo, tenemos que luchar contra la ignorancia, adquirir sabiduría, preparar nuestra mente para discernir lo verdadero y lo falso. Para eso están los libros… libros de contenidos multidisciplinares que nos permitan aprehender vastas regiones de la madre natura, que nos ayuden a interpretar el comportamiento humano. Mediante una lectura sosegada, sin prisa, en un ambiente relajado que propicie la concentración. No se trata de leer textos superficiales que no acarrean esfuerzo intelectual alguno, sino obras serias que nos obliguen a frecuentes pausas para reflexionar sobre lo que el autor quiere transmitir. ¿Será posible hacer esto en un soporte electrónico o quedará sólo el libro impreso como único recurso para consumar la tarea? Ahí quería yo llegar…

Derecho de autor frente a dominio público

Categora (Derechos de autor, General) por Manu de Ordoñana el 22-05-2014

Tags : , , , , , ,

Derecho de autor y dominio público son dos derechos contrapuestos que a menudo colisionan:

  • El autor, a percibir una recompensa por el esfuerzo realizado para producir su obra, el tiempo utilizado, además del reconocimiento moral que le otorga el público que la disfruta.
  • La sociedad, para acercar el conocimiento al mayor número posible de personas, fomentar el nacimiento de nuevos creadores y contribuir al desarrollo social de los países.

Este conflicto de intereses se complica todavía más cuando aparecen los intermediarios entre el escritor y el lector, que acaparan la producción y la comercialización del objeto creado, lo que les arrastra a destinar enormes cantidades de recursos en promoción y publicidad, para recuperar con rapidez la inversión y retribuir a sus propietarios. La lógica del beneficio pervierte el objetivo del saber y se convierte en el verdadero meollo de la cuestión. Antes, las cosas no iban por ahí. Read the rest of this entry »

El vook y la nueva literatura

Categora (El libro digital, General) por Manu de Ordoñana el 27-04-2012

Tags : , , , , , , , , , , , , , , ,

Descubro con estupor el progresivo desprecio que el libro impreso ha empezado a producir en determinados ambientes intelectuales. No sólo son los jóvenes, sino que también personas cultivadas, profesionales de prestigio y sesudos catedráticos confiesan sin ningún rubor que han dejado de leer libros impresos y que les basta el alimento de Internet para estar al día. El ordenador les facilita el acceso a la información que necesitan para cumplir su misión. Los libros son superfluos y no les aportan ningún beneficio.

Es evidente que la progresiva sofisticación de las máquinas ha contribuido de forma radical a reducir el trabajo del hombre para satisfacer sus necesidades vitales, pero al mismo tiempo ha condicionado su comportamiento. Esa liberación de su tiempo libre no se ha canalizado a enriquecer las facultades más nobles de su espíritu sino a fomentar el ocio, la comodidad y el reduccionismo.

Internet ofrece tal cantidad de información que te acaba distrayendo. Al final, no eres capaz de descubrir la que tiene valor, sino que aceptas la que viene resumida, es superficial o poco conflictiva. Si leer era antes un acto interior que exigía soledad y concentración, ahora el lector sólo pretende asistir a un espectáculo. Eso hace que, poco a poco, la cultura vaya desapareciendo de los libros para ser absorbida por la nube digital que te la devuelve degradada, aunque, eso sí, a la velocidad de la luz, para que sea asequible a través de formatos de fácil interpretación.

Trasladado esto al mundo de la cultura, se diría que esa actitud negativa hacia todo lo que supone un esfuerzo intelectual también se está reforzando con la tecnología. Los nuevos dispositivos electrónicos de lectura están coadyuvando a la pereza mental, al rechazo de contenidos que encierran dificultad. Palabra escrita, sonido e imagen juntos en el mismo soporte. ¿Qué tipo de literatura puede salir de aquí, si el objetivo es satisfacer los sentidos más que procurar la reflexión?  

No pasará mucho tiempo sin que veamos cómo las novelas digitales serán más visuales que textuales, lo que ya se ha dado en denominar vooks. Esta nueva presentación supone un cambio radical en la forma de escribir, o mejor dicho, en la forma de construir. En ese contexto, ¿quiénes serán los nuevos escritores? ¿Veremos algún día una creación de este tipo compuesta por Ana María Matute? Lo dudo. Si esta tendencia se confirma, la lectura masiva será pasto de lo superficial y el libro de papel adquirirá rango de obra de arte para exhibir a título de distinción.

La lectura ─y en consecuencia el conocimiento─ es un proceso activo que exige la participación del individuo. Los jóvenes dicen que no leen novelas porque son demasiado largas para seguirlas en pantalla. El problema es saber si esa afirmación no encierra otra lección. En el fondo, ¿no estarán diciendo que la literatura que demandan es la liviana, la simplota, ésa que “engancha”, que se lee fácil?

Una nueva literatura va a surgir con el vook. ¿Será una oportunidad para el escritor diletante?

https://serescritor.com/