Reflexiones sobre el oficio de escribir

Categoría (Consejos para escritores, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 21-06-2021

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La Feria del Libro de Pamplona brindó la oportunidad de unir en un mismo acto literario a dos escritores totalmente diferentes por su estilo, temáticas, estructuras y experiencia: Juan Gracia Armendáriz (Pamplona, 1965), autor de dieciocho libros y articulista de Diario de Navarra, presentó su último libro, Fuego amigo: Los restos de la escritura; y Manuel Horno García (Pamplona, 1969), procedente del mundo de la música y el teatro, su primera novela, Las haraganas. Cristina Altuna recogió sus opiniones en un artículo publicado en Diario de Navarra el 31 de mayo de 2021.

Géneros híbridos

Cuando Manuel Horno explicó que no sabía encajar la obra de Juan Gracia en un género concreto ─bien podía ser un ensayo o un diario personal─, Gracia opinó lo mismo, pues la obra surgió de una propuesta de una editorial valenciana con el fin de que escribiera sobre el tema que quisiera. “La idea me pareció sugerente por la libertad que tenía para elegir un tema. Me gustan los libros misceláneos, que mezclan reflexión y análisis”, apuntó Gracia, quien definió su nuevo libro como un “texto de ficción sobre una evocación diaria” ya que sus páginas van saltando de un tema literario a una anécdota personal o a la observación de lo que ocurre un día cualquiera en una calle o plaza. “No soy capaz de escribir un ensayo, pero me siento muy cómodo y libre en los géneros híbridos porque no estoy atado a unos personajes, una estructura o una trama”.

Esas ataduras tampoco las sintió Manuel Horno cuando escribió “Julita nació el mismo día que estalló la guerra”, oración con la que inició la novela sin saber hasta dónde iba a llegar. “A partir de ahí, tiré para adelante. Es un libro de personajes en el que no he tratado de inventar nada. El tema surge de la observación, de lo que me ha llamado la atención en la actitud de ciertas personas. En esta sociedad convivimos distintas generaciones y diferentes maneras de enfrentar la vida. Es llegar a ese punto de la vida en el que una persona no ha sido capaz de romper y decir: quiero ser yo. Muestra que hay personas que no son capaces de dar un paso para cambiar su vida”.

Guiarse por la intuición

En cuanto a la temática de Las haraganas, Juan Gracia indicó que se había leído la novela y que le llamó la atención la narración convencional, sin metáforas, que lleva de la mano al lector hacia una historia que parece conocida. “Es una novela que exige lentitud y me ganó el fraseo”, a lo que Horno agregó que en la escritura hace un juego con la música, además de tener presente el humor en el relato de unas mujeres que a veces muestran amargura.

Juan Gracia recordó que comenzó a escribir el libro durante la pandemia cuando regresó a Pamplona justo antes de que se decretase el confinamiento. Después, llegó la revisión del texto, la relectura y las correcciones, tareas que no le gustan demasiado. “Me parece una auténtica tortura”, dice el escritor, quien, por el contrario, disfruta al elegir la voz que da sentido al libro y guía a los lectores: “Las decisiones en la redacción de la novela son muy importantes, sobre todo, la voz y el tiempo para que la narración tenga verosimilitud”.

También desveló que un tema recurrente en buena parte de sus libros es la salud y que una de sus preferencias es narrar en primera persona, no en tercera. “Me gusta escribir desde un yo, que no es el escritor, pues se consigue que el lector siempre vaya por detrás, nunca sabe qué va a ocurrir. Si la narración es en tercera persona, permites al lector conocer los recovecos mentales de los personajes”.

Faceta personal

Cada uno con sus experiencias y vivencias, Juan Gracia y Manuel Horno coincidieron en varios aspectos relacionados con la tarea del escritor y de la literatura. Ambos reconocieron que son intuitivos a la hora de escribir y consideraron que ser escritor merece la pena. “Es una profesión un poco de locos. Hay quien pensará: qué hace un tipo durante meses y meses dándole a la tecla de un ordenador, encerrado en su habitación, sin saber si lo que está escribiendo se va a materializar o no en un libro”, afirmó Gracia. Para Horno, es un oficio que apasiona, a pesar de los momentos complicados que puedes tener”.

Buscar el equilibrio entre el escritor y la persona que hay detrás es otro de los retos en el que coincidieron los dos autores. Por un lado, están los personajes e historias de sus libros y, por otro, la vida propia, las reflexiones e inquietudes de cada uno. Y llegar al equilibrio, a veces es complicado. “He aterrizado en la escritura casi a los 50 años. El proceso de escribir es un placer, voy aprendiendo y reflexionando sobre él, pero el equilibrio es complejo. A veces te desnudas como persona y escritor, pero a la vez quieres salvaguardar una parte de tu vida que es la de la contemplación, la reflexión, el silencio, la naturaleza, los animales”, comentó Manuel Horno.

Juan Gracia agregó que los pensamientos y reflexiones propias siempre existen y que por esta razón le gustan los libros misceláneos como el que acaba de publicar. “No he tenido temor porque elegí hacer un libro fragmentario, con distintos temas. El miedo es que se te vaya la mano cuando estás escribiendo. El hilo conductor de Fuego amigo es la enfermedad, pues varias personas queridas se vieron tocadas por la enfermedad. La situación que vivieron ellos, pero también la que viví yo con ellos, afectó al transcurso del libro. No podía ser de otra manera y entraron en él”.

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