Soy Milena de Praga. Monika Zgustova

Categoría (El libro y la lectura, Estafeta literaria, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 26-12-2024

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La niebla

Más allá de las ventanillas del coche la nieve húmeda y una niebla gris se extienden sobre el paisaje blanco. Estamos a mediados de noviembre. Escucho distraída a mi amiga, que me habla de un proyecto artístico en el que está trabajando: se trata de las mujeres en los campos de concentración. Desde que subimos al coche en Berlín, estoy inmersa en mi propio mundo, en el que el tiempo no se mide por horas ni por minutos. El tiempo se parece más bien a un frágil jarrón de cristal que se llena lentamente de sensaciones auditivas…

La niebla, como un elemento mágico, envuelve la escena y el pasado se hace presente. Hileras de mujeres presas caminan lentamente flotando por encima del suelo y de entre todas destaca una:

Allí veo a una que camina erguida. Ella también flota, ligera como un pañuelo de seda. Es la única que me mira y en la luz nacarada de su delicado rostro percibo interés. Ahora la sombra erguida se separa de las demás y se gira en mi dirección. Lenta y ágilmente, la alta figura se abre paso hacia mí. Sus brillantes ojos de color azul grisáceo, enmarcados por las pestañas negras, brillan en la bruma. Se acerca y, ya a mi lado, me toma de la mano.

―Soy Milena de Praga ―me dice en voz baja.

Y cuenta su historia.

Este es el inicio de Soy Milena de Praga (Galaxia Gutenberg). Es un capítulo que se lee con mucho respeto y como en silencio. La narradora, junto con una amiga fotógrafa, va a visitar el campo de concentración Ravensbrück; de repente la amiga se va a sacar fotos y se queda sola. Mediante una estructura de cajas chinas, o historia dentro de la historia, una narradora en primera persona da paso a la protagonista, quien va a ser la que nos narre su historia.

Estamos hablando de la novela escrita por Monika Zgustova (Praga 1957), a quien este año hemos tenido el placer de entrevistar en el marco del festival Literaktum, que durante dos semanas convierte a Donostia en la Ciudad de las Palabras.

Los anglosajones distinguen obras de ficción y de no ficción. Aquí lo complicamos más porque nos encontramos con un libro que habla de la vida de Milena, pero muy novelada. ¿Qué es para ti?

Es una novela, sin duda. Hice todo lo posible por quitar cualquier cosa que evitara que no fuera una novela. Tuve que meterme dentro de un personaje que yo encuentro muy atractivo, meterme dentro de ella para que empezara a expresarse y contara su historia en primera persona, como si me la contara a mí.

La novela tiene una estructura muy clara. Se ven muy bien las características que vas a desarrollar de la personalidad de Milena en esas cinco partes de las que se compone: La niebla, La extranjera, La traductora, La periodista, La prisionera, Y después.

Esto de la niebla es una especie de introducción, son un par de páginas y después vienen los cuatro capítulos que tú has dicho.

Antes de ahondar en los diferentes capítulos vamos a poner en antecedentes sobre quién es Milena. Fue el penúltimo de los amores de Kafka. Una mujer que solo se sabía que existía por ser la chica de. Con tu novela pareces querer darle su sitio. Pero ¿por qué Milena y no Dora o Felice?

La elijo no por Kafka sino por Milena. Cuando tenía unos 20 años y estaba en la universidad, mis padres me regalaron una biografía de ella escrita por Margarete Buber-Neumann; una mujer que estuvo con Milena en el campo de concentración de Ravensbruk y antes había estado en el gulag estalinista. Me encantó el peje de Milena Jesenská, me parecía una mujer fascinante. Desde entonces buscaba todo lo que podía sobre ella, aunque todavía no me había planteado escribir ningún libro. Pero en una cena de especialistas en Kafka a la que asistí en Barcelona, uno de ellos comentó lo curioso de la relación de Milena y Kafka y lo poco que sabíamos de ella y añadió que era un tema para un novelista y entonces me señaló con el dedo. Esto se me quedó grabado y al cabo de unos años me propuse escribirla, y aquí está.

La extranjera

Vamos a adentrarnos en cada capítulo, pero antes habría que comentar que dentro de esa estructura externa de la que hemos hablado hay una interna, pues todos los inicios de cada capítulo son muy potentes y ponen en alerta al lector que tiene que seguir leyendo para entender su sentido. Casi siempre recurres a la técnica del flashback.

De hecho, en las primeras líneas de este capítulo nos encontramos con una escena en la que Milena está robando unas joyas a unas personas que confiaban en ella, pero las roba para comprarse vestidos bonitos e impresionar a su marido. Yo escogí esta escena inicial para que veamos la transformación de la mujer, la evolución de Milena desde el principio. Cómo era de jovencita cuando empezaba su vida de mujer casada en Viena y cómo era después cuando llegamos al final de la novela, que era una mujer hiper responsable y no solo consigo misma sino con la historia y con la gente que tenía a su alrededor.

Está en Viena, aunque es de Praga, y vive con su marido, Ernst Polak, con el que se ha casado muy enamorada. Él es un reputado crítico literario, respetado y temido por todos los intelectuales de la época que entonces se reunían en los cafés, y es en uno de Praga donde se conocen. Este momento está descrito de manera muy sensual. Ella está tomando chocolate y le ofrece un poco a él, se lo acerca con una cuchara: …entrecerró los ojos y soltó lentamente de la boca la cuchara que yo seguía sosteniendo. Parecía como si las lámparas del café se hubieran apagado. Al cabo de un rato volvió a abrir los ojos y buscó mi mirada. Llenó una cuchara de su café con nata montada y la aceró lentamente a mis labios hasta introducirla en la boca. El trago fue agridulce y me pareció estar saboreando a ese hombre. Dulzura y amargura se fundieron sobre mi lengua. Aquel fue nuestro primer beso.

Este es un momento ficticio, entiendo, muy literario ¿Cómo recreas este tipo de pasajes?

Por eso digo que es una novela, si fuera una biografía entonces no hubiera podido escribir esta escena porque recrea una situación que podía haber pasado así, pero podía no haber pasado. Yo tenía que plasmar mediante algo potente de qué manera se encontraron para justificar por qué razón Milena se enamoró locamente de este hombre que la maltrató muchas veces. Esta y otras escenas las situé en cafés porque los cafés eran muy importantes para la cultura de los intelectuales de aquella época. En uno de los de Viena recreé la escena en la que los intelectuales parecen estar burlándose de Milena porque ella hablaba con mucho acento. Era una extranjera muy distinta a ellos. Y para indicar esto me los imaginé hablando con ironía y sarcasmo y con una Milena que no estaba tan acostumbrada a ello. Ellos preferían una o dos páginas escritas a cualquier experiencia de vida, sin embargo, ella dejaba claro que prefería lo contrario por muy dolorosa que esa fuera. La vida antes que la escritura. Claro tenemos que entender que Milena estaba entre los intelectuales más importantes del siglo XX ―Musil, Karl Kraus, Werfel o Hermann Broch―; los que marcaron la dirección y la orientación de lo que sería la novela centroeuropea del siglo XX: la mezcla de ideas y de acción donde está generalmente el estado como algo todopoderoso a lo cual se enfrenta el individuo. Fueron unos escritores muy innovadores y ella una jovencita ―tenía 21 años―que se movió en esta clase de ambiente.

El contexto social de aquella época marcó también su carácter. El imperio austrohúngaro se desmorona, se establece Checoslovaquia como independiente, y entonces es cuando comenzamos a ver a una Milena revolucionaria, que se apuntaba a las manifestaciones que había pero que se sentía profundamente extranjera. Esto se aprecia muy bien en un diálogo en el que Milena se compara con un insecto que recuerda a La Metamorfosis de Kafka. Aludiendo a que ella era una niña mimada, responde:  Sonreí y decidí que tenía que leer ese cuento sobre la transformación de un hombre de negocios en insecto y añade: porque en Viena yo también me había transformado de chica prodigio en insecto. Se siente rara en esa sociedad que no es la suya. Tiene a Praga en la cabeza y en el corazón, y al estar en Viena con gente que se ríe de ella porque no habla ni escribe bien el alemán, e incluso su marido tampoco la respeta, se siente como un insecto.

Sí, es que realmente Milena tenía algunos temas en común con Kafka como el de las ventanas, por ejemplo. En El proceso, mientras el protagonista se está despertando y de repente irrumpen en su habitación unos hombres que vienen a detenerle, hay algunas personas que están observando desde la ventana de enfrente. Esas ventanas aparecen muy a menudo en los artículos de opinión de Milena. Para Kafka este tema es como una inhibición, pero para Milena es como una válvula de escape. Esto también se ve en el campo de concentración; tenía una fotografía de una chica abriendo una ventana corriendo una cortina. Es como algo por donde ella quiere huir. Solo mirando por la ventana es como una huida al mundo libre.

La traductora

Este capítulo comienza con la decisión de Milena de abandonar el apartamento y a su marido. Por otro lado, inicia su trabajo de traductora; básicamente traduce a Kafka. Este viene a un sanatorio vienés a curarse y ella aprovecha para visitarle. Lo primero que tradujo fue el cuento largo El fogonero. Kafka se sorprendió gratamente por la traducción tan buena que hizo. Hay muchas alusiones a las obras de Kafka, a Carta al padre, por ejemplo. Parecen tener esto en común porque ambos discutieron con sus respectivos padres. Su padre no quería que se casara con Ernst Polak, sin embargo, le dio dinero para que se fuera. Esto parece un poco contradictorio, ¿no?

Sí, hay que decir que los padres centroeuropeos de aquella época eran unos padres dictadores y unos verdaderos patriarcas. Lo era el de Milena, aunque quería muchísimo a su hija, y el de Kafka que deseaba que su hijo fuera de otra manera, pero el complejo de inferioridad de Kafka por su físico ―era muy flaquito, enfermizo en oposición al padre que era robusto y fuerte―, entre otras cosas, se lo impidió. Aunque no tenía razón para ello porque era un hombre que gustaba mucho a las mujeres y a los hombres también; tenía muchos amigos. Era una persona muy distinta de la típica imagen que nos hemos formado de él.

Es verdad que en la novela se ve un Kafka diferente, risueño, se ríe mucho con Milena, cae muy bien a la gente y es muy agradable; no tiene nada que ver con el Kafka oscuro que se nos ha mostrado.

Claro, es que su literatura es oscura, pero lo es un poco menos de lo que pensamos. A veces, a través de las traducciones, nos ha llegado mucho más oscura aún de lo que es, ya que el sentido del humor que está en sus obras aparece difuminado por toda la capa de lo misterioso, pero en el mal sentido de la palabra: de lo nocturno. Ahí está El castillo donde siempre es de noche, incluso cuando es de día está todo oscuro porque es invierno, algo habitual en aquellas latitudes. La gente muchas veces mezcla la literatura con el autor y piensa que el autor “es” su literatura, y es cierto hasta un punto: lo que escribió Kafka estaba dentro de él; sin embargo, por fuera era una persona encantadora, un compañero fantástico; era muy refinado, tenía sentido del humor y de la ironía.

Sí y en cuanto a su forma de pensar, según afirma Milena, le gustaba la verdad por encima de todo. Respecto a lo del humor de Kafka, creo que fue Milan Kundera quien dijo que había traductores que no habían logrado transmitir el sentido del humor de sus textos. A mí me sorprendió que uno de los personajes que se reunían en el café comentara respecto a La metamorfosis que era una obra muy divertida.

Sí, depende de las traducciones. Kundera nombraba algunas traducciones al francés. Aquellos traductores habrían malinterpretado la obra. Yo he revisado las traducciones al castellano y creo que son mejores. He ido comparando los puntos que señalaba Kundera y he comprobado que estaban bastante mejor.

En cuanto a sus obras, El castillo está basado en el triángulo Kafka, Milena y Ernst Polak

En esta obra hay una cosa curiosa porque el café que frecuentaban estos literatos se llamaba Herrenhof y el hotel donde se aloja Josef K, el protagonista, lleva el mismo nombre. Además, pone en su boca algunas cosas que Milena le dijo durante algunos de sus encuentros porque esto sale en las cartas de Kafka a Milena. O Milena hace referencia a estos datos en cartas a sus amigas. Está clarísimo. Yo indagué mucho en El castillo y realmente hay muchos paralelismos con la relación entre los tres. Lo importante, en cualquier caso, es que la relación entre los dos tuvo una influencia muy positiva tanto para la escritura de Kafka como para la de Milena. De hecho, Kafka era básico en su vida. Apareció justo en un momento en el que ella no tenía muy claro qué hacer, porque dudaba respecto a si escribía bien o mal. Para periódicos checos escribía en checo y se lo publicaban todo, pero ella veía que su marido se reía de sus escritos y los rechazaba como para quitarle cualquier ápice de confianza en sí misma. En cambio, Kafka le hablaba mucho de su checo, que era muy rico, y lo comparaba con el de otra escritora checa que él valoraba muchísimo, Božena Němcová, la autora de La abuela, un clásico checo. Con estas palabras Milena iba adquiriendo más confianza hasta el punto de que eligió quedarse en casa a escribir artículos y traducciones en vez de pasar más veladas con los amigos en los cafés. Le dio un empujón, una orientación para el resto de su vida.

La periodista

Cuando regresa a Praga comienza a trabajar como periodista. Pero el trabajo que le plantean no es lo que en principio ella esperaba porque la nombran directora de un suplemento de la mujer. Pero ella, que era muy lista, se rodeó de personas que la ayudaran a dirigirlo de una forma muy personal. Creó una revista femenina pero también feminista, lo que le sirvió para renacer como una mujer fuerte.

Sí, ella convirtió este suplemento en uno de los más leídos de todo el país. Incluso el periódico, que era de tendencia conservadora, gracias al carácter progresista del suplemento se convirtió en el más leído del país.

Luego conoce a su segundo marido. Tiene a su hija. Pasa unos años buenos hasta que cae enferma de septicemia, después su marido se va a trabajar para la Unión Soviética. Y se planta con cuarenta años escribiendo reportajes, crónicas sobre lo que siempre había querido: la situación social que en aquel momento se estaba complicando. Comienzan a llegar oleadas de inmigrantes antifascistas, que huyen de Austria y de Alemania, a quien ella ayuda. Es este momento muy decisivo en su vida porque tiene que decidir si irse o no de Praga. Al final se queda con su hija en un país en el que la Gestapo la tiene en su punto de mira.

Yo creo que esto demuestra su grandeza. Aunque no todo el mundo está de acuerdo evidentemente. Hay quien podría decir que poner a su hija en peligro es ser una mala madre. Pero también se podría pensar que educaba a su hija para que esta se concienciara de que hay que pensar en la sociedad antes de pensar en una misma y de la gran satisfacción que se siente tras haber ayudado a una persona o a un grupo de gente o a la sociedad entera. Ella realmente sentía que tenía que estar en la resistencia antinazi de todas las maneras posibles: escribía para una revista clandestina que se llamaba En lucha, y su hija la distribuía; tenía diez años y Milena le daba todas las instrucciones posibles para llevar el trabajo a cabo. También ayudaba a la causa escribiendo en otra revista legal, Actualidad, donde era la redactora-jefe y se ocupaba de los reportajes y entrevistas a las personas que vivían en situaciones difíciles en la frontera entre Alemania y Chequia. Y, por último, llegó a tener en su casa familias enteras de judíos a los que ayudaba. Aunque tenía muy poco dinero, había montado toda una red que transportaba a muchos judíos fuera del país.

La prisionera

Cuando finalmente la Gestapo la detiene, primero la llevan a una prisión y luego la trasladan al campo de concentración Ravensbrück. Es ahí donde conoce a su gran amiga Greta, que es en realidad Margarete Buber-Neumann. Y aquí hay un diálogo interesante entre las dos. Greta le pregunta a Milena sobre qué escribía en sus artículos y crónicas. Y Milena le contesta demostrando que es una periodista con principios: En un solo año cerca de una décima parte del país se trasladó al extranjero; es una gran pérdida. Cada una de esta décima parte se ha llevado del país un pedazo de nuestra cultura, un trozo de nuestro pensamiento, algo de nuestro ser. Incluso una gran roca se puede desmoronar y las gotas de lluvia la erosionan, y nosotros no somos una gran roca. Solo nos queda una salida: permanecer unidos como un rebaño, y yo escribía sobre eso.

Está muy bien que hayas citado este fragmento porque es uno que yo saqué de un artículo suyo. Esto no es inventado, sino que realmente ella lo escribió; son sus pensamientos directos.

Y luego sigue el diálogo: … huir era como abrirles la puerta a los nazis y decirles, pasen esta es su casa, pero por qué llamar a la gente al sacrificio si desde el exilio se podía ser más eficaz a la hora de preservar tu propio país y tu propia cultura. Los nazis no podían encontrarse con un país sometido de entrada. Sin resistencia no es posible una vida digna.

¿La relación con Greta cómo la describirías: es amor del bueno o es pura amistad para sobrevivir?

Es la relación que nunca ha podido tener con un hombre: su primer marido ya hemos dicho cómo era; Kafka murió y su segundo marido se fue a la Unión Soviética a trabajar y de allí volvió con otra mujer. He estudiado el tema de las mujeres en los campos de concentración, de aquí nació mi libro Vestidas para un baile en la nieve, y en él entrevisté a nueve mujeres que estuvieron en el gulag estalinista, así que sé que realmente la amistad y el amor es lo que más valor tiene para una presa, y eso es lo que encontró Milena en Greta. Encontró una amiga que tenía todo lo que no pudo darle ninguno de los hombres. Amistad, comprensión y mucho más que esto ya que ellas tenían un proyecto en común que consistía en que Milena escribiera un libro sobre los totalitarismos; había muchas prisioneras que estaban con ellas en el campo sobre las que Milena tomaba notas. Tenía mucha información que venía no solo de las mujeres sino también de los hombres; como su marido que le habló de su experiencia en la URSS, y vivencias como la de Greta que estuvo en un campo estalinista así que pudo hasta hacer comparaciones. Tenía escritos capítulos enteros, incluso cuadernos; los escribía por las noches cuando podía, porque escribir cualquier cosa, incluso tener papel y lápiz, estaba prohibidísimo. Hubiera sido un libro muy interesante basado en la experiencia empírica, pero desgraciadamente no se conservó.

En el campo de concentración se comportaba como una mujer muy valiente: salía todas las mañanas como si fuera a dar un paseo por una avenida. Hay dos momentos muy interesantes en este capítulo. El primero lo extraemos de un diálogo entre Greta y Milena que nos muestra su espíritu: …pero eres libre por eso te admiran, eres una mujer libre entre esclavas. Yo solo me comporto con naturalidad. El comportamiento libre desarma. En esto recuerda un poco al comportamiento de Bartleby, el escribiente.

Y el segundo viene cuando Greta es castigada en un búnker y, ante la falta de noticias durante días, semanas e incluso meses, Milena no aguanta más y pasa a la acción: Nadie sabía si seguía viva, pero yo tenía que averiguarlo. Saber que Greta estaba sufriendo era peor que si hubiera sufrido yo misma. Me preparé lentamente, reuní los datos, luego pedí una audiencia con Randolph y una noche salí a la guerra.

Antes de terminar me gustaría hablar de Praga como personaje. Da la impresión de que es uno más de la historia, porque está en la cabeza y en el corazón de los personajes principales. También está en el título y además como si fuera el apellido de Milena.

Sí, la verdad es que Milena tuvo problemas con la identidad. A mí me gusta escribir sobre ese tema, es recurrente en mis obras. Y Praga también sale en mis novelas; muchas veces distintos entrevistadores me lo han dicho. Es como si Praga fuera una protagonista más. El hecho de decir Soy Milena de Praga tiene la función de reafirmar su identidad, pero también la de sentirse realmente de algún sitio cada vez que lo repite. Es una pregunta que quizás, alguna vez, cada lector tiene que contestar para sí mismo.

Y así hemos llegado al final cerrado de esta estupenda novela que tiene como máxima la economía de lenguaje en la narración, y está escrita con riqueza de detalles y con emoción contenida como la que nos lleva al capítulo: Y después.

Y la niebla se va disipando y con ella Milena… Y solo quedan las lápidas.

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