Microrrelatos. Helena

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 10-12-2024

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Helena
Salió del huevo con cuerpo de mujer y gracia de ave.
Por cada uno de sus poros cantaban la vida y la hermosura sus triunfos y sus goces.
En el fondo de sus ojos claros, esperaba una montaña de guerreros muertos
Alba Omil

En este microrrelato tenemos como protagonista a un personaje clásico, la griega Helena de Troya. Alba Omil se vale de ella y de su conocida historia para crear el marco del relato echando mano de un recurso muy utilizado en microficción: el intertexto, entendido como la referencia a otros textos, en este caso también leyendas muy conocidas, referidas a un personaje, a un hecho, etc. Con todo esto un lector activo logra tejer una red de significados que sabrá relacionar incluso con una mínima cantidad de información. Y esto Omil lo hace mediante una escritura sintética y un tanto hermética, a través de la que nos ofrece su versión sobre quién es Helena.

Lo más destacable es que Omil genera esta minificción a partir de “la imagen”. Tres imágenes en este caso, que aluden a hechos muy conocidos: el nacimiento de Helena ―Zeus, el más grande de los dioses, bajo la apariencia de un cisne, llegó volando hasta Leda, esposa del rey de Esparta, entró furtivamente en su lecho y la sedujo ―; su belleza ―embriagadora y hechizante, resaltada miles de veces en la literatura― y, por último, su mala decisión de huir a Troya con Paris ―príncipe troyano totalmente rendido a su belleza―, porque esa traición a su marido Menelao, con el que estaba infelizmente casada, fue el desencadenante de la Guerra de Troya.

El texto se compone de tres oraciones cada una de las cuales nos ofrece una de esas imágenes que hemos mencionado, pero es la última la que marca la diferencia y la que da al cuento el sentido y el punch: la transparencia de sus ojos claros actúa a modo de espejo que refleja un terrible futuro. De esta manera tenemos a una figura de mujer cuyo origen, mitad diosa mitad humana, la marca ya como una persona que va a vivir una vida de todo menos aburrida.  Parece decirnos que en ella se une lo extraordinario y lo ordinario, lo bueno y lo malo; y por eso la esencia de su extremada belleza esconde en su mirada la destrucción y el sufrimiento de miles de hombres. En una palabra: la guerra.

Como afirma Francisca Noguerol en el prólogo de Por favor sea breve, con este cuento Alba Omil consigue dar así el salto de la imagen a la palabra.

 

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