Literatura erótica. Primera parte
Un relato erótico lo es no por lo que dice o cuenta o explica, sino por lo que insinúa, es decir, por lo que calla y cómo lo calla.
Un relato erótico lo es no por lo que dice o cuenta o explica, sino por lo que insinúa, es decir, por lo que calla y cómo lo calla.
Pocas veces los escritores se refieren a la escasa satisfacción que reciben los autores primerizos tras el formidable esfuerzo que realizan para culminar su obra.
El papel que tuvo Concepción Arenal en la emancipación de la mujer en España es incuestionable. Todavía hoy, el conflicto sigue abierto. La lucha contra la discriminación, la violencia y la desigualdad continúa. Y no acabará hasta que lo imposible deje de parecerlo.
En su primer viaje al extranjero (1867), Galdós descubrió las nuevas tendencias literarias que estaban de moda en la capital francesa. Su adhesión a la nueva corriente le empujó a difundir los méritos de la literatura realista, con el artículo «Observaciones sobre la novela contemporánea en España».
50 consejos para ser es un compendio de recetas claras y concisas, dirigido a los escritores principiantes.
Consejos de Raymond Chandler para escribir una novela policiaca.
Pesar de su falta de estudios, Luisa Carnés (Madrid, 1905-México 1964) comenzó a destacar como escritora con tan solo 18 años y luego como periodista en defensa de los derechos de la mujer y de la legalidad republicana. Durante la Guerra Civil, tuvo que exiliarse a México donde vivó hasta el final de sus días, fiel a su compromiso político en defensa de las clases sociales más desfavorecidas.
En su ensayo “Filosofía de la composición”, Allan Poe propone una alambicada teoría acerca del método de escritura que es preciso utilizar para lograr esa cualidad que Poe denomina “unidad de efecto”, requerida a toda composición literaria.
En el cuento policiaco, la lucha fundamental es de inteligencias. La del delincuente, para realizar impunemente su delito, contra la del detective, que lucha por establecer el equilibrio y la justicia rotos.
El conde de Buffon pronunció un discurso en 1753, con motivo de su elección como miembro de la Academia Francesa. Protesta por el estilo ampuloso que prevalecía en Francia, especialmente en los textos científicos y preconiza lo que hay que hacer para emocionar y arrastrar a la multitud: influir en el alma e impresionar el corazón hablando al espíritu.