El manejo del tiempo es uno de los factores más importantes tanto en el género literario como en el cinematográfico. Pedo además del tiempo, importa también la forma en que se cuentan los hechos, es decir, el orden de la narración.
La organización del tiempo es fundamental para construir un cuento o una novela. El tiempo de la historia es aquél en el que suceden los acontecimientos relatados. El tiempo del discurso es aquél en el que la voz narradora nos refiere los sucesos.
La literatura son dos artes que caminan juntas, aunque tengan un lenguaje diferente. Mientras que la literatura se sirve de la palabra para expresarse, el cine combina la palabra, la imagen y la música
Palabras independientes son las que pueden usarse aisladas en el discurso, poseer más de un significado y construir familias de palabras, mientras que las dependientes tienen la función específica de permitir vincular a las independientes entre sí.
Acertar en la elección de las palabras a la hora de crear una frase con sentido es vital si queremos conseguir que un texto llegue al lector.
Si a la metáfora le añadimos un poco de humor sutil que saca sonrisas, el impacto tendrá todavía mayor repercusión.
La metáfora es una figura retórica que presenta la realidad por medio de un relato diferente que posea una cierta semejanza. Puede expresarse en una oración (aforis-mo) o en todo el relato.
Si el escritor es capaz de insertar en su relato una metáfora acertada, entendible y original, tendrá al lector feliz para continuar inmerso en su texto.
A la hora de caracterizar a un personaje en una novela, cobra mucha importancia cómo lo vamos a identificar. Si usamos un nombre común, un nombre inventado, un apodo o un diminutivo
Los personajes constituyen el elemento básico de un relato. Por eso, es importante la forma en que aparecen en escena. Hay distintas maneras de presentarlos según el tipo de narrador y según la relación que el personaje tenga con la trama y con los otros personajes.