Libros en red. Otra oportunidad para el escritor diletante

Categoría (El libro digital, General, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 20-12-2011

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Libros en Red es una empresa editorial radicada en Estados Unidos (LibrosEnRed Corp), cuya sede operativa está en Buenos Aires (Argentina). Lleva once años en el mercado y se ocupa de publicar libros tanto en versión digital como en papel, previo pago de una cantidad no irrelevante. La corrección del texto, el editing y el informe de obra son servicios complementarios que se facturan aparte.

La editorial te ofrece cinco opciones (existe una sexta llamada “locación de obra” dirigida a profesionales) para publicar tu libro, cada una tiene su coste y su regalía. La regalía es el importe que cobra el autor por la venta de cada ejemplar, calculado en porcentaje sobre el precio de venta, una vez descontados todos los costos.

  • Edición electrónica. Permite editar tu libro sólo en versión digital, en cualquiera de los formatos susceptibles de ser leídos en los dispositivos de lectura existentes en el mercado. Regalías del 40%. Distribución en todo el mundo a través de Internet. Costo: 295 US$.
  • Edición Profesional. Permite editar tu libro en versión digital y en versión papel (impresión bajo demanda). Regalías del 40%. Distribución en todo el mundo a través de Internet y catálogos de libros. Dos ejemplares en papel gratuitos. Costo: 495 US$. Incluye la tramitación del ISBN.
  • Edición Absoluta. Permite editar tu libro en versión digital y en versión papel (impresión bajo demanda). Regalías del 50%. Distribución en todo el mundo a través de Internet y catálogos de libros. Veinte ejemplares en papel gratuitos. Campaña de lanzamiento del libro que incluye diseño y exposición de banner, y publicación de reseña en nuestro boletín mensual. Costo: 995 US$. Incluye la tramitación del ISBN.
  • Edición Premium. Permite editar tu libro en versión digital y en versión papel (impresión bajo demanda). Regalías del 50%. Distribución en todo el mundo a través de Internet y catálogos de libros. 40 ejemplares en papel gratuitos. Campaña de lanzamiento del libro que incluye diseño y exposición de banner, publicación de reseña en nuestro boletín mensual y la edición de un fragmento de tu obra como material promocional. Promoción más activa que en la opción anterior. Costo: 1395 US$. Incluye la tramitación del ISBN.
  • Audiolibro. Permite editar tu libro en versión audio, a partir de un texto o de una grabación, hecha por locutores profesionales. Precio a convenir en función de la extensión de la obra.

Las opciones con versión impresa incluyen la maquetación y el diseño de la portada, con lo cual el libro pasa a formar parte de su librería y se incorpora al catálogo de portales tan relevantes como Amazon.com y Barnesandnoble.com. Cada vez que Libros en Red recibe un pedido, imprime un ejemplar del libro, lo encuaderna y lo envía al domicilio del comprador, con lo cual no hay existencias en almacén: el libro se fabrica bajo pedido. Este procedimiento evita la inversión inicial en la imprenta, pero tiene un gran inconveniente: producir un libro unitario tiene un coste muy alto de fabricación, con lo cual hay que venderlo a un precio elevado. El resultado es que, si no eres un genio, no vas a vender muchos.

 

El nuevo Kindle de Amazon

Categoría (El libro digital, General) por Manu de Ordoñana el 15-12-2011

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Si Amazon aterrizó en España el pasado 15 de septiembre con su tienda de objetos físicos, a finales de noviembre lo ha hecho con la de los virtuales. Al mismo tiempo, ha puesto en el mercado el nuevo Kindle, un moderno dispositivo de lectura inalámbrico, con wifi integrado y pantalla de tinta electrónica de 6 pulgadas, a un precio realmente competitivo: 99 € + 2,99 € de gastos de transporte, al que hay que añadir el de algún que otro accesorio. ¡Un bonito regalo de Navidad!

Es un artefacto que ha sido diseñado específicamente para la lectura de texto. La pantalla emplea tinta de verdad, de manera que la imagen parece una página tradicional que se puede leer en cualquier parte, sin reflejos, incluso a plena luz del día. Es cómodo y fácil de transportar, fino como una revista y más ligero que un libro de tapa blanda: pesa 170 gramos y cabe en cualquier bolsillo. Puede albergar hasta 1.400 libros, la descarga se realiza directamente al dispositivo sin necesidad de pasar por tu PC y el tiempo de descarga de un libro no llega al minuto. Es fácil de usar desde el primer día, no tienes que instalar ningún software ni sincronizarlo. Además incluye un diccionario que te permite buscar la definición del término que no conoces sin interrumpir la lectura.

Dispone de puerto USB 2.0 (conector micro-B), lo que supone una ventaja adicional para descargar textos de otras fuentes, con lo cual deja de ser un bazar hermético para que cada uno se busque la vida. Por el contrario, parece que no reconoce el formato de lectura ePub, ya que sólo acepta los siguientes formatos compatibles: Kindle (AZW), TXT, PDF, MOBI sin protección y PRC en su formato original, además de  HTML, DOC, DOCX, JPEG, GIF, PNG, BMP por conversión. Admite ocho tamaños de letra y tres estilos de fuente diferentes. Permite añadir notas con el teclado virtual que lleva incorporado, subrayar, recortar pasajes clave y marcar las páginas que te han gustado.

Pero lo más importante de todo es que ofrece una librería de casi un millón de e-books, de los cuales 1600 son gratis, entre ellos muchos de los clásicos. Si quieres hojear el libro y leer algún fragmento antes de comprarlo, lo puedes descargar de forma gratuita y decidir a continuación. Los libros que compres se almacenan automáticamente en tu biblioteca Amazon y puedes recuperarlos de forma gratuita en cualquier momento.

Nada que oponer pues a este nuevo dispositivo que reúne todos los requisitos técnicos que estábamos esperando. La única pega que puede encontrar Amazon es el precio de las descargas. En España, el precio de un libro es fijo y lo establece la editorial, a diferencia de EE.UU. y Reino Unido en que el precio es libre. El descuento máximo que permite la ley es del 5% para los dos formatos (papel y digital) lo que, de momento, impedirá a Amazon realizar esas campañas de promoción agresiva que caracterizan al gigante norteamericano. A eso habría que añadirle el problema del IVA: el libro en papel paga el 4% y la descarga electrónica, el 18%. Eso es la teoría, porque, en la práctica, seguro que Amazon se las arreglará para saltarse la norma, como ya ocurrió en Francia, donde la compañía fue acusada de tirar los precios de los libros digitales, desafiando la ley del precio fijo que también rige en el país galo.

El reglamento de la ley Sinde aguarda el retorno de Ulises

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 06-12-2011

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El Gobierno del PSOE ha renunciado a desarrollar la llamada “Ley Sinde” que pretende regular en España la propiedad intelectual mediante el cierre de páginas web que vulneren los derechos de autor en los sectores de música, películas, videojuegos y libros, en los cuales la piratería ha alcanzado tasas tan exorbitantes que han encendido todas las alarmas.

Tras varios intentos fallidos a lo largo de 2010, la ley fue finalmente aprobada por el Gobierno en enero de 2011, con el acuerdo del PP y de CiU ─tras incluir una enmienda al texto original que reforzaba el papel de los jueces─ y ratificada en el mes de febrero del mismo año, primero por el Senado y finalmente por el Congreso, entrando en vigor el 6 de marzo con su publicación en el BOE, a falta tan sólo de la redacción de un reglamento para definir la composición de la Comisión encargada de recibir las quejas y solicitar al Juzgado el cierre de las páginas web bajo sospecha.

Pero el tal reglamento se ha hecho esperar. Tras recibir en noviembre el dictamen favorable del Consejo de Estado, el 2 de diciembre se celebró el penúltimo Consejo de Ministros del presente Gobierno y, aunque se anunció que la aprobación del reglamento estaba incluida en el orden del día, no hubo acuerdo. Varios ministros alegaron la inconveniencia de desarrollar una norma tan impopular en los estertores de su mandato, tras el varapalo recibido por el PSOE en las últimas elecciones del 20-N, además de plantear objeciones técnicas y filosóficas a su contenido.

El nuevo Gobierno del PP hereda esta patata caliente, cuyo proyecto encierra enormes dificultades legislativas, provoca un fuerte rechazo social y es esperado como agua de mayo por los empresarios del sector que, al borde del colapso, han visto caer sus ventas de forma continuada durante los últimos años. Así las cosas, es poco probable que el reglamento se apruebe antes de la primavera que viene. Asuntos bastante más importantes aguardan la llegada del nuevo ejecutivo. Que el oráculo ilumine sus mentes…

Por otro lado, me sorprende que no haya trascendido el texto del reglamento. Algunos aspectos de la norma ya fueron cuestionados por el Consejo general del Poder Judicial (CGPJ), como el procedimiento establecido para cerrar páginas de enlaces a material sujeto a derechos de autor. La doctrina que defiende el alto tribunal es que se puede perseguir judicialmente a quienes causan daño patrimonial a terceros, sólo cuando actúan con ánimo de lucro. Advierte además que los enlazadores no estarían vulnerando derechos de propiedad intelectual cuando reproducen, comunican o dan acceso a un sitio que permite la descarga gratuita de contenidos. Con esto, el CGPJ está diciendo claramente que no se puede perseguir a los propietarios de páginas web que sólo ofrecen enlaces, aunque es cierto que su informe es preceptivo pero no vinculante. Veremos lo que pasa.

 

La verdad es que el asunto es bastante grave. En el post del 27.11.11, veíamos que la tasa de piratería en el mercado del libro está casi en el 50% y con tendencia creciente. La irrupción de nuevos dispositivos de lectura a precios asequibles (en torno a los cien euros), no va a mejorar la situación, sino todo lo contrario. Si el precio de los e-books no se reduce por debajo de los 3 €, la mayoría de los usuarios dispondrán de un dispositivo de lectura y seguirán buscando la descarga gratuita en Internet. No sólo caerán las editoriales, las librerías, las empresas de distribución, sino que desaparecerán los buenos escritores, aquellos autores comprometidos con la verdadera democracia, capaces de enfrentarse con su palabra al Estado megalómano para, con sus relatos mágicos (como por ejemplo), mantener vivos los valores de justicia y libertad, hoy tan desprestigiados entre la clase dirigente. Quizá sea la literatura la única que nos pueda salvar de esa ola totalitaria que se otea en el horizonte, porque de pensadores e intelectuales poco cabe esperar.

El e-reader a precio accesible

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 02-12-2011

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Casa del Libro acaba de lanzar al mercado un ereader que promete. Se llama Tagus, tiene unas dimensiones de 154 x 125 x 10,9 mm, pesa 244 gramos y su precio es de 119 euros en un pack de lanzamiento que incluye el diccionario de la RAE integrado y un ebook, «El imperio eres tú«, de Javier Moro, ganador del premio Planeta 2011. El artefacto tiene una capacidad de memoria de 6 Gb y permite almacenar más de 1000 títulos.

Con esta iniciativa, Casa del Libro sigue los pasos que ya dieron la Fnac y El Corte Inglés. Lo realmente interesante es el precio: ya estamos llegando a poder adquirir un ereader por un precio cercano a los 100 €. Éste era un objetivo que muchos ya pronosticaron hace un par de años y que está cerca de ser alcanzado. Claro que Amazon anuncia ya su nuevo Kindle, cuyo modelo básico sólo para leer ebooks viene a costar un importe parecido (el precio base sin ningún accesorio es de 99 €), también de 6 pulgadas, pero más ligero, pesa sólo 170 gramos.

Casa del Libro es una cadena de librerías que pertenece al Grupo Planeta. Terminó el año 2010, con 27 librerías: 9 en Madrid, 5 en Barcelona, 2 en Bilbao y 1 en Vigo, La Coruña, Gijón, Vitoria, Valladolid, Zaragoza, Valencia, Castellón, Alicante, Málaga y Sevilla. Se vale dos modelos de establecimientos (tiendas de más de 600 metros cuadrados en el centro de las ciudades y librerías más reducidas en centros comerciales) y dispone de un portal para la venta de libros por Internet, tanto en formato papel como digital.

Casa del Libro pertenece al grupo Planeta, un conglomerado de empresas multimedia con sede en Barcelona (España) que opera en los sectores editorial, audiovisual y de comunicación de España, Portugal y América. Es la primera editorial en España e Hispanoamérica, la segunda en Francia y la séptima a nivel mundial, con más de cien sellos editoriales que abarcan todos los géneros literarios y un catálogo de más de 15.000 autores. Además. es accionista de referencia de los diarios La Razón y ADN, y del Grupo Antena 3, que incluye los canales de televisión Antena 3, Neox, Nova y Nitro, así como las emisoras de radio Onda Cero, Europa FM y Onda Melodía, amén de otros negocios en Latinoamérica.

Desde el Tagus, tendrás acceso a la librería virtual de Casa del Libro,  la mayor biblioteca de libros en castellano del mundo con más de 60.000 títulos, que te ofrece la posibilidad de almacenarlos en la nube por tiempo indefinido. Podrás también resaltar textos, incorporar notas personales, compartir tu lectura con otros lectores, consultar el DRAE y leer tu ebook en otros dispositivos compatibles.

Una de las críticas que más ha recibido Casa del Libro ha sido por el alto precio de sus libros digitales. Parece que ha corregido en parte su estrategia y ahora se pueden encontrar títulos notables en torno a los cinco euros, aunque los grandes éxitos siguen siendo caros. Veamos 3 ejemplos:

  • La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón: 9,99 €.
  • Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson: 8,99 €.
  • El puente de los asesinos de Arturo Pérez Reverte: 11,90 €.

Por el contrario, Casa del Libro te ofrece la descarga gratuita de un montón de obras desprotegidas, es decir, escritas por autores que han fallecido hace más de 70 años, entre ellas, todos los clásicos españoles y la mayoría de los europeos. Por ejemplo, si inicias la búsqueda con la palabra clave “Leon Tolstoi”, te podrás descargar toda la obra escrita por el autor de “Anna Karenina” en castellano, mientras que si lo haces con la de “Dostoyevsky”, sólo encontrarás un título en castellano, “El jugador”, el resto de su obra sólo en versión inglesa.

Piratería digital

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 27-11-2011

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IDC acaba de hacer público su informe sobre el fenómeno de la piratería online de contenidos digitales (música, videojuegos, películas y libros) generada en España por consumidores de edades comprendidas entre 16 y 55 años, referido a la piratería de pago en el primer semestre de 2011, sin incluir en el cálculo aquellos contenidos que, por ser gratuitos para el consumidor, no son susceptibles de ser pirateados.

Piratería de contenidos digitales (millones de euros) 

Concepto

Música

Videojuego

Películas

Libros

Total

Negocio legal

49

179

495

815

1.538

Valor de lo pirateado

2.746

288

1.401

793

5.229

Consumo total

2.796

467

1.897

1.608

6.768

Tasa de piratería %

98,2

61,7

73,9

49,3

77,3

 Nota.- El negocio legal base del análisis se refiere a la piratería realizada por consumidores de edades comprendidas entre 16 y 55 años. En el caso de películas, se excluyen del cálculo la TV en abierto y el streaming online gratuito. Y en el caso de los libros, no se han tenido en cuenta las descargas de libros de texto, ni las realizadas por instituciones y bibliotecas.

Éstas son las principales conclusiones: 

  • La industria de contenidos digitales en España generó un volumen de negocio legal de 1.538,1 millones de euros en el primer semestre de 2011, con un descenso del 0,5% respecto al primer semestre de 2010.
  • La tasa de piratería fue, en media ponderada, del 77,3% en el primer semestre de 2011, con un crecimiento del 0,4% a la obtenida en el mismo periodo del año anterior.
  • El valor total de los contenidos pirateados asciende a 5.229,4 millones de euros; es decir, casi cuatro veces el valor del consumo legal.
  • Por segmentos, el valor de lo pirateado en música fue de 2.746,4 millones de euros; en películas 1.401,6 millones; videojuegos 288,2 millones de euros, y en el sector del libro fue de 793,2 millones.

No nos debe sorprender la tasa de piratería que existe en la música, por encima del 98%. La mayoría de los establecimientos discográficos que florecieron en las últimas décadas del pasado siglo han desaparecido y la industria musical española está en vías de extinción: su facturación cayó un 20% en 2010 y acumula un descenso del 80% desde el año 2001.

Lo que sí llama la atención es el alto porcentaje de piratería que existe en los libros, con una tasa del 49,3 % y tendencia creciente, ya que, en el mismo periodo del año 2010, fue del 43’5%. Esta tasa se ha disparado desde que aparecieron los e-readers y, sobre todo, las tabletas como el iPad de Apple. Y pronto estará en el mercado la nueva tableta de Amazon al asequible precio de 180 €. El otro día, un conocido me aseguró que él se baja gratis a su kindle cualquier ebook que encuentra en la red. Esto sí que ha sido una sorpresa para mí…

Librerías especializadas

Categoría (El libro digital, General, Marketing para vender libros) por Manu de Ordoñana el 18-11-2011

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Una de las estrategias que las librerías tienen a su disposición para sobrevivir es la especialización, con el fin de acercarse más al lector, conocer sus aficiones, recomendarle aquellas obras que se acomodan a su gusto y ayudarle a tomar la decisión de compra, sea en la propia tienda (comprometiéndose a conseguir el libro elegido si lo quiere en papel), sea en la red (si lo quiere en formato digital), un rol que parece antagónico con el concepto clásico, pero que ya algunos libreros han asumido: enseñar al cliente a descargar un ebook.

Bajo este concepto de especialización, me llamó la atención una noticia que leí hace unos días en la web de Comunicación Cultural. Presentaba la iniciativa tomada por Andrew Kessler de abrir una librería en el centro de Nueva York para vender exclusivamente su último libro, con las estanterías ocupadas por la misma obra, 3.000 ejemplares iguales de la novela “Martian Summer”, sin ningún otro título que pudiera contaminar el criterio del visitante de tal superespecializada librería. El autor pensó que, al ser un escritor desconocido, le sería muy difícil darse a conocer y que la única forma de hacerlo sería la de montar su propia tienda.

Martian Summer Andrew Kessler

Ya sé que esta experiencia no deja de ser una anécdota curiosa y excéntrica, pero merece la pena su alusión a fin de reflexionar sobre ese concepto de especialización. No estoy diciendo que, si quieres vender la última novela que has escrito, tienes que montar una librería de autor en la Gran Vía. Lo que pretendo es despertar la conciencia de los libreros para que se adapten a los nuevos tiempos. Que piensen en otras formas de enfocar su negocio, en seleccionar un número determinado de autores consagrados, para llenar con sus obras las estanterías y, al mismo tiempo, ofrecer un servicio de asistencia al cliente para que aprenda a descargar en su dispositivo electrónico la obra seleccionada. Incluso podría poner a su disposición un portal propio ─en un dominio compartido con otros miembros del gremio─ para realizar allí mismo la descarga, previo pago de un modesto canon.

Se me ocurre que un modelo tal de librería ocuparía un espacio reducido, o al menos, no tan extenso como en la actualidad. Esto que, a primera vista, parece un despropósito, se podría convertir en una oportunidad, ya que la zona liberada serviría para desarrollar actividades complementarias, como la venta de dispositivos de lectura. En definitiva, ¿no es eso lo que ha hecho Fnac?

Y no sólo eso; habría incluso que avanzar más y constituir áreas con pantallas para acceder a la descarga de e-books, bajo la tutela de empleados adiestrados en el manejo de los diferentes formatos de lectura y su adaptación a los distintos tipos de e-readers que existen en el mercado. Las librerías que fomentan la lectura digital ─como la colombiana “librería de la U”─saben que el aprendizaje es uno de los mayores problemas que frena el ascenso de la demanda de libros electrónicos. El que sea capaz de enseñar el uso de las nuevas tecnologías, ése será el primero en conseguir el éxito. Al final, se trata de añadir valor al establecimiento, de atraer a otro tipo de clientela; en definitiva, de mejorar la rentabilidad del negocio.

Otra solución es transformar el e-book en un producto tangible que el público pueda ver, tocar y comprar en la librería. Se trata de una tarjeta que se expone en la estantería con la imagen de la cubierta del libro en una cara y, en la otra, un código de descarga. El cliente compra la tarjeta en la librería y luego descarga el libro en su casa introduciendo el código en la web de Enthrill, la empresa canadiense que ha desarrollado el invento.

El futuro de las librerías (2)

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 08-11-2011

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Decíamos ayer que el futuro de las librerías es incierto, al menos tal y como hoy está estructurado el negocio. Si entras en una librería de tipo medio, te encontrarás siempre con miles de libros expuestos en estanterías monumentales a la espera de que un lector incauto se digne fijarse en alguno, lo extraiga de la hilera y lo hojee. Pero este acto no es definitivo, no se traduce en una compra: la mayoría de las veces lo devuelve a su lugar primigenio con un gesto reprobatorio para justificar su albedrío, si presume que un empleado lo está observando con el rabillo del ojo.

Probablemente, la rotación de existencias en una librería tradicional sea de las más bajas que existen en el ámbito empresarial y eso tiene un coste financiero que no siempre se valora. No digo que todo ese gasto sea por cuenta del librero, quizá se reparta entre toda la cadena: editor, distribuidor y punto de venta. Pero eso no evita que a uno eso le parezca un procedimiento irracional. La única forma que existe para financiar ese sobrecoste es subir el precio para incrementar el margen. Eso es lo que se ha hecho, ése ha sido el error. Al final, el libro no deja de ser un producto de consumo y no un artículo de lujo.

En un escenario de superproducción ─cada vez se editan más títulos y se venden menos libros─, junto a una contracción de la demanda, el librero ha de incidir en su función de valorar, filtrar y aconsejar a sus clientes, algo que muy pocos hacen. Y no sólo eso. Debería de asumir también la labor de enseñarles a descargar un e-book, a comprarlo en Internet y a verlo en cualquiera de los dispositivos de lectura, es decir, incorporar el libro digital a su tienda como un complemento al libro impreso, en un afán de cambiar los hábitos de lectura ─y de aprendizaje: quizá eso sea lo más importante─, lo que probablemente para algunos será una herejía. Por eso, hablamos de una nueva definición.

Una librería que se limite a mantener el modelo actual tiene ese futuro incierto del que hablábamos al principio. Tendría que especializarse, reducir el número de volúmenes expuestos, limitarse a mantener existencias de los más vendidos y, al mismo tiempo, garantizar la disponibilidad de cualquier título en un plazo máximo de 24 horas, para lo cual tendría que contar con el soporte de un distribuidor local con reparto expreso, a la manera en que funcionan las centrales farmacéuticas.

Se trataría de que el librero creara una red social en la que él expusiera sus opiniones sobre las últimas novedades, recomendara los títulos más sugestivos en cada género y tuviera una comunicación interactiva con sus abonados ─lo cual le permitiría conocer sus aficiones─, un núcleo de clientes cautivos que convendrían en utilizar ese canal para adquirir el libro cuyo contenido les ha atraído y de hacer el pedido, cualquiera que fuere el formato, para recogerlo en la tienda si es físico ─con ese plazo de 24 horas, si no lo tiene en stock─, o para descargarlo de la red si es digital, en ambos casos, a través de su sitio en Internet.

¿Sabías que el 36,6% de las librerías tienen web propia (aunque supongo que muy pocas estarán concebidas como redes sociales)? ¿Sabías que el 20% de los que compraron un libro en 2010 consultaron en Internet antes de hacerlo? Pues este porcentaje es todavía pequeño, ya que el ROPO (Research Online Purchase Offline) supone un 60% de las ventas de productos de gran consumo, es decir, un 60% de la gente elige antes el producto en la red y lo compra luego en su establecimiento favorito, frente a un 20% que lo hace directamente online (tienda virtual) y otro 20%, exclusivamente offline (tienda física). ¿Se llegará con el libro a esos porcentajes?

El futuro de las librerías (1)

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 03-11-2011

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Predecir el futuro es un ejercicio arriesgado. ¿Podrá el libro digital imponerse al libro impreso, como auguran los entendidos y avala la evolución de ventas en cada uno de los sectores? La respuesta es ambigua ─al menos a corto plazo─, los dos tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Lo que sí parece evidente es que, durante mucho tiempo, los dos formatos tendrán que convivir, repartirse el mercado y adaptarse a las peticiones del cliente. El resultado final dependerá de cómo cada uno se adecúe a las exigencias de la demanda.

Claro que muchas veces las estadísticas son engañosas: las ventas de libros en papel empezaron a decrecer bastante antes de que irrumpiera el libro electrónico:

  • Primero, porque la educación que recibe la juventud no está orientada a las humanidades, se limita a fomentar el conocimiento teórico y producir profesionales bien preparados para atender las necesidades del mercado de trabajo (lo cual es loable, es el papel que la sociedad moderna asigna a la universidad).
  • Segundo, porque la plebe es incapaz de librarse de esos programas basura que, de manera casi generalizada, nos depara la televisión, reduciendo el tiempo de lectura de los ciudadan@s y recortando sus facultades para disfrutar de un relato con cierto contenido intelectual.
  • Tercero, porque el precio que había que pagar por un libro ha sido, hasta hace poco, tan elevado que, en numerosas ocasiones, retraía al público de tan noble propósito, como es comprar un libro.

Fijaos que estoy hablando en pretérito y no en presente: me da la impresión de que las librerías han bajado los precios. No sé si esto es una apreciación objetiva o más bien una dilección. Si es verdad, vamos por el buen camino, los libreros se han dado cuenta del peligro que les acecha y han optado por escuchar la voz del comprador.

Esta actitud debería de ir acompañada de un nuevo ordenamiento en toda la industria editorial ─editores, promotores, distribuidores y puntos de venta─, para achatar la pirámide y hacer que el libro llegue directamente desde el escritor al lector ─desde el productor al consumidor, ¿os suena?─, eliminando la cadena intermedia que no aporta valor, de manera que el precio final sea proporcionado. En esta transformación, se me ocurre que la figura del “agente literario” debe jugar un rol determinante y convertirse en el protagonista único interpuesto entre el autor y la librería.

Los escritores ─no me refiero aquí a los consagrados, sino a los diletantes, los de “a granel”, con mérito suficiente para crear una obra digna capaz de despertar el interés de un público exigente que huye del “best seller”─ tendrán que acostumbrarse a cofinanciar la publicación de su obra ─esto le obligará a limitar su extensión a no más de 300 páginas, mejor 200─ y dejar el resto en mano del agente, que será el que contacte con las librerías, el que administre la parte comercial, sin renunciar por supuesto al formato digital con el que, como hemos dicho al principio, tendrá que convivir durante unos cuantos años.

Aun así, el futuro de las librerías es incierto. La metamorfosis tendría que ser más profunda, la concepción actual del negocio no parece razonable, habría que plantear otro modelo de organización más apropiado, abierto a las nuevas tecnologías, más en consonancia con el tiempo en que vivimos.                

El libro del futuro

Categoría (El libro digital, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 29-10-2011

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Por lo que leo en algunos sitios de la web especializados en artilugios de lectura electrónica, los expertos coinciden en señalar que los contenidos de los libros del futuro van a ser multifuncionales, es decir, van a ser capaces de ofrecer no sólo texto para ser leído, sino también imágenes fijas o cinéticas con texto agregado y música avenida al escenario del relato, a través de un juego sincronizado de palabras, movimiento y sonido ─la incorporación del olor es cuestión de tiempo─ capaz de brindar un nuevo panorama de ocio integrado estimulador de todos los sentidos.

Asi, cuando el autor nos presente a un personaje, el lector posará el dedo en el lugar en que está escrito su nombre y, automáticamente, aparecerá su imagen en la pantalla, incluso con un pie para describir sus rasgos, evitándose así un largo párrafo que muchos escritores prodigan y que la mayoría de los lectores pasamos por encima.

El recurso tiene enorme valor para muchas situaciones. Imaginaos que el autor quiere relatar una escena de cama ─aquí sí que es aplicable eso de que una imagen vale más que mil palabras─. Pues bien, cuando el dispositivo descubra que tus ojos están llegando a una determinada línea, la pantalla cambiará de formato y ofrecerá una grabación hecha en video, acompañada de una música de fondo, como si estuvieras en el cine viendo una película. Aun es más. Al parecer, existen artefactos que sabrán interpretar tu estado de ánimo para dar mayor o menor intensidad erótica a la escena.

Estos sistemas de visión artificial son capaces de escrutar tu rostro, detectar qué nivel de atención prestas a cada párrafo y deducir cual es el decorado que más te priva, para modificar el vocabulario, conducir la trama y llegar al desenlace que más adapta a tu talante, y también al talante de los demás lectores, con lo cual tendrán que albergar múltiples finales alternativos, como se hace en los videojuegos. Y esto no es ciencia ficción, ya existen experiencias de este tipo que incorporan texto adaptativo. Os sugiero que leáis el artículo que escribió Kevin Kelly en la revista Wired por él fundada: “Cómo serán los libros en el futuro”.

Me resulta difícil asimilar esta nueva concepción de lo que Kelly llama “hiperliteratura”. A mí me parece que el lector de hoy no quiere participar en ese juego de adaptaciones, no está interesado en decidir la trama, prefiere que el autor asuma esa responsabilidad y resuelva el conflicto con un argumento apropiado y una conclusión plausible.

Por otra parte, no creo yo que este formato pueda servir para proponer una obra seria, reflexiva, que te haga pensar, que te ayude a adquirir cultura, eso tan etéreo, tan difícil de definir, ese poso que te queda en el fondo cuando te olvidas de todo lo que has leído. Puede que sea útil para esa literatura trepidante que hoy se lleva, con personajes al límite, intrigas continuas, alta tensión y desenlace inesperado. Sí, es posible que sirva para eso.

El problema es que si este tipo de literatura ─o como quiera que se llame─ se impone, el ciudadano está abocado a perder poco a poco esos valores culturales que ayudan a consolidar una sociedad democrática y plural, a convertirse en ese ente no pensante y bien nutrido que tanto anhela la partitocracia de última generación. Sí, no lo dudes, nos quieren hacer idiotas… y lo peor es que lo están consiguiendo.

La biblioteca pública y el e-book

Categoría (El libro digital, General) por Manu de Ordoñana el 24-10-2011

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Aunque los resultados son todavía parcos, es evidente que el hábito de lectura en dispositivos electrónicos crecerá de forma progresiva en los próximos años. La pregunta que toca responder ahora es: ¿Cuál ha de ser el papel de las bibliotecas públicas en el préstamo de libros? ¿Deberá de mantener el préstamo exclusivo de libros impresos o deberá extender su ámbito al e-book? Porque se oyen algunas  voces de personas vinculadas al mundo de la cultura que rezongan por tal iniciativa.

Desde hace más de un año, la red de Bibliotecas de Donostia-San Sebastián, la ciudad donde yo vivo, ofrece a los socios el préstamo de libros electrónicos, para lo cual adquirieron 33 e-readers con 594 obras en español, 69 en euskera y 50 en inglés, libros todos de dominio público, es decir, libres de derechos de autor. Los usuarios pueden disfrutar del artilugio durante 21 días. El éxito ha sido rotundo y siempre hay lista de espera.

La biblioteca pública tiene que ser uno de los instrumentos más útiles para la difusión de la cultura. Los gobiernos han de garantizar a todos los ciudadanos el acceso al conocimiento a través de una gama de servicios que abarquen todas las ramas del saber, para lo cual la biblioteca es el espacio de aprendizaje idóneo y el lugar de encuentro más apropiado para el intercambio de ideas, sin limitaciones, con total libertad de expresión. Por eso, las bibliotecas públicas deben replantearse su papel, admitir los nuevos recursos que aporta la tecnología, animar al público a cambiar su comportamiento, alentar el uso de las redes sociales para hacer cautivos a los lectores, si no quieren ser fagocitadas por entidades tan potentes como Google o Amazon, que están al acecho y saben bien lo que quieren.

El préstamo bibliotecario digital es, como dice Peter Brantley (autor de un artículo en inglés sobre el préstamo de ebooks), un asunto B2C ─”Business to Consumer”, expresión inglesa que se podría traducir por “del negocio al consumidor”─ un negocio que corresponde a sus legítimos beneficiarios: editores, bibliotecas y lectores.

Mientras tanto, os recomiendo que leáis el interesante informe elaborado por Pura Fernández y José Antonio Millán titulado “Experiencia con préstamo de e-books en bibliotecas”, de entre cuyas conclusiones hemos seleccionado las más relevantes:

  • Los usuarios, incluso los adolescentes, creen en la coexistencia de papel y e-book, pero echan de menos las cualidades sensoriales, espaciales y de intervención del papel..
  • Aprecian los aspectos prácticos del e-book: ligereza, capacidad, etc. que lo convierten en un aliado de la vida urbana, sobre todo en el transporte público, pero se le reprocha ser lento y de manejo poco intuitivo, además de tener frecuentes paradas.
  • Los lectores ven al e-book como algo frágil y delicado, sólo idóneo para lectura ligera: novelas, biografías, etc.
  • Encuentran numerosos problemas con las descargas, el DRM, los formatos disponibles, y en general con la mecánica de obtención de las obras.
  • Perciben también problemas con la calidad de los textos: erratas, faltas de ortografía y puntuación, así como mala respuesta al zoom.
  • Los usuarios de las bibliotecas ven con buenos ojos que se les presten dispositivos: creen que así se acabarían las listas de espera con los libros más populares.
  • Hay usuarios que ven esta experiencia en el camino de “una biblioteca digital con perspectiva social”.

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