Cómo iniciar una historia. Primera parte

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 10-09-2023

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Todo buen escritor a la hora de ponerse a escribir una novela, un relato… anhela enganchar al lector desde las primeras líneas. Por este motivo tienes que cuidar mucho qué datos das y cómo los das nada más comenzar. A continuación, te mostramos varios ejemplos de inicios que corresponden a novelas bien distintas.

Ejemplo 1: Eduardo Mendoza, El año del diluvio

En los años cincuenta de nuestro siglo vivía en la localidad de San Ubaldo de Bassora (provincia de Barcelona) un hombre muy rico llamado Augusto Aixelá de Collbató. Era el último descendiente de una antigua estirpe de terratenientes, cuya laboriosidad, sensatez y tesón habían hecho posible que un apellido noble y una fortuna considerable llegasen hasta él, para extinguirse previsiblemente a su muerte, ya que en las fechas en que se inicia este relato y aunque su edad corría pareja con el siglo, permanecía soltero. El grueso de su fortuna provenía de una finca de casi 300 hectáreas, situada a caballo entre los términos municipales de San Ubaldo (más tarde asimilado al de la ciudad de Bassora) y de Santa Gertrudis de Collbató, de donde provenía una de las ramas del tronco familiar…»

Algunas narraciones te presentan a los personajes y te sitúan en la época y en el espacio donde van a suceder los hechos; es decir, te dan todos los ingredientes para que tú te sumerjas con más facilidad en la historia. De esta manera, inicia Eduardo Mendoza su novela El año del diluvio, mediante un comienzo tradicional en el que entrega al lector toda la información sobre el protagonista de la historia: su estirpe, su fortuna, su estado civil, sus posesiones… Es un tipo de inicio que recuerda a aquellos primeros relatos de la literatura oral en los que se presentaban todos los elementos y luego los personajes comenzaban a actuar. Read the rest of this entry »

Tiempo narrativo. Segunda parte

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 10-07-2023

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Aquí tenemos dos ejemplos más para ahondar en el tema del tiempo, un elemento fundamental dentro del entramado narrativo y que no debe ser elegido al azar porque está directamente relacionado con el punto de vista y la estructura de nuestra historia.

Ejemplo 1

La necesidad era tan grande que al abrir la puerta ni siquiera me sorprendieron los cinco grados bajo cero que aquella noche se habían instalado en el callejón trasero del pub. Mi cuerpo había estado meneándose a ritmo frenético de “ska”, lo que más molaba en esa temporada. Los últimos botes que di no le sentaron demasiado bien a mi vejiga. Estaba a punto de rebosar su capacidad de aguante, cuando me envió un serio aviso humedeciendo mi entrepierna. No era cuestión de perder el tiempo en la cola que, a todas horas, se formaba frente a los servicios, y donde siempre te encontrabas al mismo grupo de tías pijas cuchicheando sobre los últimos ligues o sobre el último grito en moda.
Me instalé detrás de aquellos grandes cubos de basura que acumulaban, sobre todo, cientos de botellas vacías de cerveza y licores de toda clase y color. Con las bragas bajo mis rodillas, aquel chorro amarillo y humeante salía como una cascada desbordada. ¡Qué liberación!, pensé suspirando hondamente. Pero de pronto, un extraño ruido me sobresaltó. Alguien caminaba con paso lento y torpe hacia mí. En el silencio del oscuro callejón podía, incluso, oír su respiración. Un escalofrío largo y seco recorrió todo mi cuerpo, y los cinco bajo cero me parecieron, ahora, veinte bajo cero. En cuestión de décimas de segundo, el sobresalto dio paso al miedo y éste al terror, cuando por el estrecho hueco que se abría entre los cubos de basura, atisbé, plantados como rocas, dos enormes pies embutidos en dos gruesas y grandes botas. Read the rest of this entry »

Tiempo narrativo. Primera parte

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 10-06-2023

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El tiempo narrativo es uno de los aspectos más importante del relato. Empezamos por diferenciar el tiempo externo —momento o época histórica en la que transcurre la acción— y el tiempo interno, que hace referencia a la duración de los hechos que suceden en la historia desde que empiezan hasta que terminan. Este último es el que más nos interesa porque según se dispongan esos hechos el orden de la narración se verá alterado, lo que traerá como consecuencia una serie de cambios que vamos a ir viendo en ejemplos.

Ejemplo 1

“Era de mañana cuando este mi tercero amo topé, y llevó(me] trás sí gran parte de la ciudad. Pasábamos por las plazas do se vendía pan y otras provisiones. Yo pensaba, y aun deseaba, que allí me quería cargar de lo que se vendía porque ésta era propria hora cuando se suele proveer de lo necesario; mas muy a tendido paso pasaba por estas cosas.
«Por ventura no lo vee aquí a su contento —decía yo— y querrá que lo compremos en otro cabo.» Read the rest of this entry »

Narrador interno. Monólogo

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-05-2023

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“Uno se ve en el espejo y se tutea incluso con confianza, el espejo no tiene marco, ni comienza ni acaba, o sí, sí tiene un marco primoroso dorado con paciencia y panes de oro pero la luna no es de buena calidad y la imagen que devuelve enseña las facciones amargas y desencajadas, pálidas y como de haber dormido mal, a lo mejor lo que sucede es que devuelve la atónita faz de un muerto todavía enmascarada con la careta del miedo a la muerte, es probable que tú estés muerto y no lo sepas, los muertos también ignoran que lo están, ignoran absolutamente todo. Se hace examen de conciencia y nada se aclara, no, tú no eres Napoleón Bonaparte, tampoco el rey Cirilo de Inglaterra al que asesinaron sus cortesanos metiéndole plomo derretido por el trasero igual que a un mono maricón, tú eres un piernas, un pobre hombre con la sesera llena de ideas gregarias, de ideas redentoras y que no conducen a lado alguno, para ser héroe hay que ser más humilde y sobre todo no saberlo, aquí todo se mueve a escala menor, en tu cabeza y fuera de tu cabeza, aquí todo es más doméstico y cotidiano, los héroes son muy domésticos y cotidianos hasta que un día sin que nadie pueda explicárselo, pasan a la historia y hartan a las familias, sí, a las familias, ¿te acuerdas de la gripe del 18, que diezmó las familias?, el recuerdo de la gripe del 18 (de la pérdida de Cuba de la semana trágica de Barcelona, de la huelga del 17, del desastre de Anual, de la dictadura de Primo de Rivera, del vuelo del Plus Ultra, del 14 de abril, de la revolución de Asturias) es el refugio de los presuntuosos hombres sin historia, tan fieros y ruines como los presuntuosos hombres con historia, tú te encaras con el problema y claro es no lo resuelves. El cuerpo de Inmaculada Múgica huele a rancio, el verdadero nombre de Inmaculada Múgica es Magdalena, no tiene apellido, tú crees que te despierta el olor, te duelen las piernas, el pecho y la cabeza pero también estás a gusto, vagamente a gusto, acariciándote el sexo con la mano, la alcoba huele a agrio, a seroformo y a café frío, los olores son todos buenos y malos al tiempo, les pasa como a los sonidos, en la taza de café agoniza una mosca, al principio aletea con violencia y…” 

San Camilo 36. Camilo José Cela Read the rest of this entry »

Narrador interno. Segunda persona

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-04-2023

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Estos dos fragmentos que siguen tienen en común la utilización de un narrador que interpela a un tú. Carlos fuentes, en Aura, y Adelaida García Morales, en El Sur, se sirven de ese tú para crear un diálogo en el que solo habla el yo.

Este narrador que se expresa en segunda persona va un poquito más allá que otros narradores porque parece buscar la complicidad del lector con la intención de hacerle vivir la vida del protagonista de la historia —sobre todo en el primer ejemplo—. Si optamos por este tipo de focalización, tenemos que asegurarnos de describir bien las escenas para que el lector se visualice dentro de ellas y además pensar bien en las reacciones que pueda tener para adaptarlas a sus emociones y pensamientos. Especialmente importante es la ambientación; un elemento de la narración muy exigente para el escritor. Read the rest of this entry »

Narrador interno: protagonista

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-03-2023

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Ejemplo 1

“Entré en la comisaría todavía con las rodillas de gelatina. Tropecé con el paragüero, con el cenicero y con el policía de guardia. Acostumbrado como estaba a las entradas en escena un tanto desairadas, me catalogó rápidamente:
—Señora, ¿ha perdido usted las gafas o la han atracado? Se lo pregunto porque, en el primer caso, debe ir a “objetos perdidos” y, en el segundo, al despachito de enfrente.
Me costó articular la respuesta:
 —Me han atracado, y vengo a poner la correspondiente denuncia.
Sus facciones se suavizaron. Yo era más víctima que una persona que sólo hubiese perdido las gafas. Me acompañó a un cuartito, donde un funcionario, con aspecto aburrido, ordenaba papeles.
—Comisario Martínez, aquí la señora para denunciar un atraco. —Martínez me señaló, con un ademán, un silloncito frente a su mesa y me animó a comenzar:
—Tranquila, señora, cuente las cosas lo más ordenadamente posible y no se apresure. Yo tomaré nota.
Suspiré profundamente y arranqué:
—Pues verá usted, iba yo a la compra como todas las mañanas. Al lado del supermercado hay un callejón casi desierto, que suelo tomar para acortar distancia. Allí, tras un gran cubo de basura, estaba el atracador. Era un chico joven, delgado, muy moreno y con pelo muy largo.
—¿Color de ojos? —preguntó Martínez.
—Negros, creo. Bueno, a lo mejor azules. O verdes.
—Déjelo, señora. ¿Altura aproximada?
—Era muy alto —dije yo— y, al ser tan delgado, parecía más largo todavía. ¿O era bajito…?
—Ha dicho joven. ¿De qué edad diría usted?
—Unos dieciocho a veinte años, o… treinta. Más de cincuenta no, desde luego.
—¿Puede describir su cara con más detalle?
Respiré un poco más calmada, y me concentré en una especie de retrato-robot: ojos oscuros, pómulos salientes, pelo largo y liso, nariz afilada, boca ancha y de labios finos… No estaba muy segura. Empecé a desdecirme.”
“Un atraco”, Tere Maset (alumna del Taller de Escritura Read the rest of this entry »

Narrador externo observador

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-02-2023

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Ejemplo 1:

        “El ascensor de un gran edificio dedicado a locales de negocios sube y baja toda la mañana. Hay un muchacho que lo maneja hábilmente y detiene la caja en los diversos pisos, según los deseos de los viajeros. A primera hora, ha entrado en el ascensor un caballero de elevada estatura. Viene de la calle con paso precipitado. Lleva una gran cartera de cuero, aparentemente llena de importantes documentos.
        Hay todavía poca gente en el ascensor. Éste va deteniéndose frente a diversos pisos y varias personas entran o salen de la caja.
        Mientras estos señores entran o salen, el importante caballero permanece impasible e inmóvil con su sombrero colocado.
       Al llegar a lo más alto del edificio, en el interior de la cabina, se encuentran únicamente el ascensorista y el caballero.
       ─¡Último piso!- anuncia el muchacho.
       Pero el caballero, con un signo condescendiente de su cabeza, le indica su propósito de permanecer en el interior del ascensor.
       El ascensorista acciona la palanca de mano y comienza el silencioso descenso.”

 Apólogos, Luis Martín Santos Read the rest of this entry »

Narrador externo: omnisciente

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 06-01-2023

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Ejemplo 1

A una señora silenciosa, que suele sentarse al fondo, conforme se sube a los billares, se le murió un hijo, aún no hace un mes. El joven, se llamaba Paco, y estaba preparándose para correos. Al principio dijeron que le había dado un paralís, pero después se vio que no, que lo que le dio fue la meningitis. Duró poco y además perdió el sentido en seguida. Se sabía ya todos los pueblos de León, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva y parte de Valencia (Castellón, y la mitad, sobre poco más o menos, de Alicante); fue una pena grande que se muriese. Paco había andado siempre medio malo desde una mojadura que se dio un invierno, siendo niño. Su madre se había quedado sola, porque su otro hijo, el mayor, andaba por el mundo, no se sabía bien dónde. Por las tardes se iba al café de doña Rosa, se sentaba al pie de la escalera y allí se estaba las horas muertas, cogiendo calor. Desde la muerte del hijo, doña Rosa estaba muy cariñosa con ella. Hay personas a quienes les gusta estar atentas con los que van de luto. Aprovechan para dar consejos o pedir resignación o presencia de ánimo y lo pasan muy bien. Doña Rosa, para consolar a la madre de Paco, le suele decir que, para haberse quedado tonto, más valió que Dios se lo llevara. La madre la miraba con una sonrisa de conformidad y le decía que claro que, bien mirado, tenía razón. La madre de Paco se llama Isabel, doña Isabel Montes, viuda de Sanz. Es una señora aún de cierto buen ver, que lleva una capita algo raída. Tiene aire de ser de buena familia. En el café suelen respetar su silencio y sólo muy de tarde en tarde alguna persona conocida, generalmente una mujer, de vuelta de los lavabos, se apoya en su mesa para preguntarle: ¿qué?, ¿ya se va levantando ese espíritu? Doña Isabel sonríe y no contesta casi nunca; cuando está algo más animada, levanta la cabeza, mira para la amiga y dice: ¡guapetona está usted, Fulanita! Lo más frecuente, sin embargo, es que no diga nunca nada: un gesto con la mano, al despedirse, y en paz. Doña Isabel sabe que ella es de otra clase, de otra manera de ser distinta, por lo menos. Read the rest of this entry »

La literatura como juego

Categoría (General, Taller literario) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 05-12-2022

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Empieza por divertirte tú. Crea libremente, olvida la rigidez y la seriedad. Deshazte de los tópicos. Ponte retos a la hora de escribir, innova en el aspecto lingüístico. En esta ocasión, queremos potenciar tu carácter creativo de forma oulipiana.

Quizá te suene este vocablo. Se trata de un movimiento que surgió en los años sesenta del siglo pasado, pero que perdura y se mantiene muy vivo. Oulipo, ese es su nombre: “Ouvroir de littérature potentielle” o lo que es lo mismo: taller de literatura potencial, llena de posibilidades infinitas, hasta tal punto de que algunas de las fórmulas impuestas son combinatorias matemáticas.

Todo surgió a partir de la relación de un matemático, François Le Lionnais, y un escritor con formación científica, Raymond Queneau. Este ya venía escribiendo curiosidades, ahí tienes su libro Ejercicios de estilo. Libro que puede ayudarte mucho puesto que encontrarás en él una simple anécdota escrita de muchas maneras diferentes, ni más ni menos que noventa y nueve. Read the rest of this entry »

En torno a la novela. Tercera parte

Categoría (General, Taller literario) por Ana Merino y Ane Mayoz el 05-11-2022

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Seguro que más de una vez te has preguntado cuál es la diferencia entre el tema de una novela, la intriga y su trama. Ahora, vas a saberlo. Y no solo para que hables con conocimiento de causa cuando menciones la trama de la novela que acabas de terminar, sino también para que lo tengas en cuenta a la hora de escribir tu historia.

De una forma breve los podríamos definir así: El tema es lo que se cuenta. La intriga, los momentos que engloba la historia, y la trama, la forma en la que se articulan los elementos. La trama impone la estructura: muchos capítulos breves, un bloque entero sin división en capítulos, un bloque fragmentado en otros bloques de diferente extensión… Pero, como quizá todavía tengas algunas dudas, nos extenderemos en cada apartado.

El tema

Se define como la materia prima de la novela o del relato. Se desarrolla en motivos temáticos que son las situaciones elementales básicas, momentos mínimos de la narración que se unifican en torno al eje temático. Read the rest of this entry »

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